Octavo Capítulo

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Estar en Hughroom era como estar en un sueño, parecía que las personas del alrededor no existían, mamá y papá por ejemplo, no sabía nada de ellos; la señal de Hughroom era difícil de obtener, nunca  logré que saliera ninguna llamada.

Es cierto, las cosas no pueden aparecer y desaparecer, llegué a la conclusión que esa ventana nunca apareció ni tampoco las demás puertas, sin embargo sabía que tampoco estaba loca, aquella chica quería decirme algo que debía descifrar y no sabía si precisamente me gustaría.

Probablemente desde que entré a Hughroom era la primera vez que le veía a Sascha en la mañana, ambos no habíamos comentado nada de lo que había pasado ayer, él seguía siendo igual de indiferente y cortante como siempre, literalmente como si nada hubiese pasado. Toda la noche me había atormentado preguntándome el porqué me había besado, ¿le gustaba? No, probablemente era la única salida para que me callara de una buena vez y así él no tendría que darme más explicaciones, pero ¿y la foto? Su foto, ¿qué hacía Sascha entre esos expedientes? Realmente no lo sé pero por lo poco que habíamos hablado hoy, me quedé pensando en la loca idea que me había propuesto, abandonar el curso antes de terminarlo y regresar a casa, asegurando que todo sería normal y como antes, mi respuesta había sido sí.

Greyson y yo estábamos parados al fondo del pasillo de An, había decidido no contarle nada de que me iría por si se le hacía difícil de digerir. Observábamos con detenimiento desde lejos la puerta de An que tenía cintas amarillas por todas partes, había algo que no entendía, Greyson dijo que el cuarto de An se había quemado, de ser así ¿por qué no se hizo tanto revuelo al respecto? No habían sacado a los estudiantes del colegio, simplemente nos habían prohibido salir de nuestra habitación, como si quisieran tapar todo este asunto y dejarlo en el olvido.

—Entremos— le dije caminando decidida hacia su cuarto.

—¿Qué? ¡Alex! ¡Hazme caso!— me gritó y después corrió emparejándose a mi lado. Llegué a la puerta de An y traté de abrir pero estaba cerrada con llave. <<Mierda>>

—Gracias a Dios que no te he dado la llave— soltó Greyson y después se tapó la boca con las manos, le eché una mirada asesina.

—¿Tú tienes la llave, cierto?— pregunté y él negó con la cabeza, maldito mentiroso— Greyson...

—¡Vale, vale! Yo la tengo, pero no te la daré, cuando la directora salió de este cuarto me la encargó, no me iba a negar.

—¡Dame la llave!— le grité y el brincó.

—¡Bien, bien, tranquila!— me la entregó—Si pasa algo, esta vez sí te echaré toda la culpa a ti— insistió mientras abría la puerta.

—De acuerdo, yo entro, tú quédate— cerré la puerta detrás de mí después de decir esto. El cuarto estaba desordenado, tanto la cama de su compañera, que en realidad nunca recuerdo haberla visto, como la de An no tenían rastro de haberse quemado. Busqué en los cajones, entre su ropa, hasta debajo de la cama y nada, absolutamente nada. Me senté un momento en la cama de An, mierda, en serio la extrañaba, extrañaba a esa chica que sabía contonearse y no le temía a nada. Observé lo desacomodada que estaba su almohada, sonreí recordando la primera vez que cambió de lugar la comida con Greyson; pasé la mano por debajo de la almohada y me encontré con algo, era un sobre; inmediatamente lo abrí y me encontré con una tarjeta que traía escrito en letra cursiva: "En el lago hay vida"

¿Qué? ¿En el lago hay vida? Otra vez, ¿Qué?

—¡Sólo estaba pasando por acá!— gritó Greyson desde el otro lado de la puerta, dando señal de que alguien había llegado, con el cual o la cual hablaba, pero yo no le escuchaba—¡Jajajaja sí, que buen chiste! ¿Qué si estoy gritando? ¡No!
¡Sí claro! ¡Nos vemos!— unos segundos después gritó mi nombre y salí corriendo de la habitación.

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