Los árboles se erguían a mi alrededor, sus copas frondosas oscurecieron mi estancia en el bosque, parecía como si en unos minutos hubiera vuelto a anochecer. La luz del amanecer se había esfumado repentinamente. El bosque parecía no tener fin, no diferenciaba un árbol de otro, cada paso que daba era una decisión insegura, miré mi mano que aun sostenía la de Sascha quien parecía caminar por mí.
El tiempo comenzó también a ser impredecible, habíamos caminado por minutos o quizá horas, sin dirigirnos la palabra. Me dolían los pies, necesitaba sentarme un rato.
—Sascha...—susurré para pedirle un descanso.
—Espera— se giró hacia mí agachándose un poco y cruzando su brazo frente mi pecho obligándome a parar.
—¿Qué?... — me di cuenta de que tartamudeé al no entender lo que ocurría.
—¡Shh! Escucha—se llevó el índice a los labios.
No podía diferenciar algo fuera del viento moviendo las hojas de los árboles y alguno que otro insecto revoloteando cerca de nosotros hasta que...
<<Mierda>>
Una ráfaga de viento proveniente del camino que habíamos dejado atrás me hizo entrecerrar los ojos, trayendo consigo una espesa neblina, seguida de un sonido incomprensible al instante, me hizo recordar una psicofonía, aquellas grabaciones espectrales con voces distorsionadas de almas condenadas a quedarse en el mundo de los vivos. Estas voces sonaron algo así, como si vinieran de lo más profundo de la garganta, resonando entre los árboles, rebotando entre las ramas.
Miré de nuevo el sendero hasta donde mis ojos pudieran alcanzar, el ambiente creado sin previo aviso me hizo un poco difícil distinguir la imagen que se formaba al fondo, sentí un escalofrío que me recorrió la espalda, sería imposible describir la escena presentada ante mis ojos. Sascha entrecerró los ojos intentando diferenciar la silueta de algo que en un principio me pareció humano. Nos encontrábamos parados a unos 15 metros de distancia, sin movernos, sin decir nada, de pronto nuestro extraño acompañante comenzó a caminar hacia nosotros. Caminar, si es que así puedo llamarlo.
El aire sopló de una manera estremecedora cuando detrás de aquella silueta comenzaban a asomarse figuras semejantes, no podía diferenciar sus rostros. Se acercaban cada vez más rápido.
—Corre — dijo Sascha tratando de no llamar la atención. Mis piernas no respondían —¡Corre! — elevó un poco la voz sacándome de mi estado de shock.
Lo miré boquiabierta y con los ojos totalmente abiertos, soltó mi mano.
—¡Que corras! — después de decirme eso sentí que mis piernas comenzaron a funcionar, en cuestión de segundos comencé a retroceder viendo a Sascha y al camino de donde la escena indescriptible se aproximaba. Me di la media vuelta y comencé a correr para donde lo irregular del terreno me permitiera.
Fue hasta que mi pecho no podía más que decidí parar, los susurros se habían esfumado, todo estaba en silencio, volteé sin reconocer el camino. Me había perdido, No había rastro de Sascha, no supe si corrió conmigo o se quedó, tan sólo había corrido como el me lo pidió.
—¡Sascha!— grité tan fuerte pude, sin embargo no obtuve respuesta. Comencé a dar pasos largos en busca de él. El pánico comenzó a inundarme, no tenía idea de donde estaba, no me sentía protegida, ya no más—¡Sascha!
Me sentía perdida, cansada y con sed, empezaba a dudar de mis sentidos, de mi vista, de mi oído, de mi olfato, este último por un olor inconfundible a humo que en poco tiempo se filtró de entre los árboles. Alcé la mirada al cielo, podía diferenciarse una espesa nube negra. Comencé a correr en la dirección, tratando de que mi estabilidad no me abandonara, era lo único que tenía. A cada paso los árboles comenzaban a escasear, hasta que el espacio entre troncos fue considerable pude diferenciar la estructura que se consumía en llamas, cubrí mi boca inmediatamente. Era Hughroom.
¿Había regresado al mismo lugar? No tenía sentido. Todo lo que recorrí fue en la misma dirección, ¿es que había estado dando vueltas? No lo creo. Pasé el lago y no lo volví a ver.
Miré hacia todas direcciones intentando adivinar lo que había pasado pero no encontré explicación alguna. Mientras a lo alto, donde se encontraba el piso noveno, no podía verse más que humo y ceniza en el aire.
Los gritos desgarradores se escuchaban a varios metros de distancia de donde me encontraba boquiabierta y confundida. El olor a carne quemada inundaba los alrededores de la casona. Comencé a caminar hacia Hughroom con la poca fuerza que podía sentir en mis músculos, cuando pude ver a una chica descalza usando una bata saliendo de una ventana, sosteniéndose de una cuerda. Sentí un vuelco en el estómago, ella claramente salía del piso noveno. La chica se había esforzado por bajar unos cuantos metros cuando de una ventana salió una llamarada, el estruendo provocó que ella soltara la cuerda y cayera, mientras a mí me hizo caer al suelo poniendo mis brazos protegiéndome la cara.
La estructura comenzó a desmantelarse, volteé a verla, ella tenía la cara y ropa negra por las cenizas, trató de levantarse pero volvió a caer de rodillas , se tocó el estómago y comenzó a vomitar.
Me temblaban las piernas pero me levanté y me tambaleé hasta llegar a su lado.
—¿Estás bien?¿Qué ha pasado?— pregunté gritando, pues el sonido del fuego opacaba mi voz . Ella no respondió.
—¡Sussane!— escuché desde arriba, ella levantó el rostro. Efectivamente era ella.
Ahogué un grito. En ese momento todo me vino a la cabeza, las fotografías, las notas del periódico, cada visión, todo esto trataba de decirme algo. Tenía frente a mi de la manera más real a Sussane Walker Lee.
Ella comenzó a levantarse, sacándome de mis pensamientos, llevaba una sonrisa de logro y triunfo en el rostro, una sonrisa satisfecha de que todo había terminado.
La cuerda comenzaba a moverse entre las cenizas, pude ver difícilmente la sombra de alguien maniobrando para intentar salir por la misma ventana. Trataba de bajar.
Los sonidos de sirenas comenzaron a escucharse a lo lejos.
Algo ocurría en el último piso del manicomio. Otra figura apareció de entre las sombras. Parecían estar forcejeando.
—¡No!¡Déjalo!¡Ya todo ha terminado!¡Déjanos marchar!— gritó la chica con lágrimas en los ojos.
De pronto, del camino que llevaba a la carretera llegaron patrullas, ambulancias y bomberos. Pero el tiempo corrió por su cuenta y un sonido me ensordeció por un instante. Una explosión reventó los vidrios de todo el edificio, haciendo que algunos materiales salieran disparados hacia todas direcciones. La onda nos hizo a todos los presentes caer de espaldas.
Ahora no escuchaba nada, las figuras a mi alrededor no eran nítidas. Lo único que pude diferenciar era a Sussane llorando descontroladamente y gritando algo que no llegaba a mis oídos. Segundos después dos sujetos con uniformes de paramédicos la tomaron por los brazos y se la llevaron contra su voluntad. Ella forcejeaba y gritaba, sentí una extrema tristeza y compasión, quería ayudarla, quería defenderla, no tenía fuerzas. Cerré los ojos.
<<Alex>>
Colab: BaldeMes
¡Esperamos les haya gustado el capítulo! No se imaginan todo lo que viene, les encantará.
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SASCHA
Fanfiction-Nadie se va de Hughroom Alex, al final siempre hay una razón que retiene a las personas aquí, no te irás, no intentes huir. -¿Qué te hace pensar que algo me va a retener aquí, en este horrible lugar? -Eso no lo se. -Ten por seguro...