GREYSON
Después de que Jerry muriera, nadie sintió la necesidad de abandonar Hughroom. Estábamos unidos e increíblemente éramos más felices que en nuestra propia casa. Fue como si hubiéramos aceptado nuestra nueva realidad y estuviéramos conformes de permanecer en ella. Después de todo, estar loco no era del todo malo.
La verdad es que, dentro o fuera de este hospital psiquiátrico, siempre fuimos un número más, de ciudadano, de paciente ¿Cuál es la diferencia? Un trámite más dentro de millones de habitantes del planeta, un diagnóstico más dentro de Hughroom. Como todo en esta sociedad, nuevas personas llegaron a Hughroom y pronto el lugar físico de Jerry fue ocupado, sin embargo en mi corazón y memoria jamás podrá ser reemplazado.
Aunque los días pasaran, la promesa que le había hecho a Sussane seguía en pie, protegerla de que en el camino algún guardia quisiera pasarse de listo con ella. No había pasado mucho tiempo desde que acompañé como todas las tardes delante de su puerta, la 92.
Mi nuevo compañero de cuarto llegó una noche como cualquiera dentro de la rutina establecida, con el también rutinario empujón que los guardias te dan la primera vez que te meten a un cuarto.
–¿No había un piso más arriba? Carajo ¡Cuántos escalones! – noté su ironía. Lo ayudé a levantarse.
– ¡Bienvenido!– dije para continuar con la ironía.
–Me siento halagado, soy Greyson– dijo sonriendo.
–Sascha – apretamos las manos.
–¿Sascha? Eso no es un nombre – dijo riéndose un poco.
–Aquí soy Sascha hermano, el que estuvo antes allá afuera ya no existe – contesté de la misma forma.
Greyson me cayó bien de entrada por una simple razón, me recordaba un poco a cuando yo llegué. Rebelde, maldiciendo a los guardias cada que podía y haciendo chistes graciosos del físico de la directora y el Boogeyman. Nos quedábamos despiertos hablando y bromeando la gran parte de la noche. Me convencí de que era mi mejor amigo y que me ayudaría a superar la pérdida de Jerry. Pero no fue así. Cada madrugada sin excepción, después de que nuestras pláticas terminaran, no podía dejar de pensar en que, el día que Greyson llegó, las jornadas de vigilancia se terminaron. Debí tomarlo como un indicio de que algo no saldría bien.
Greyson se había acoplado muy rápido a la vida aquí, al presentárselo a los demás cayó bastante bien y la armonía se presentó durante un tiempo. Los primeros días pensamos que la tormenta que nos había acompañado desde el principio de nuestros días había terminado, aún cuando las jornadas de vigilancia se habían esfumado al probar que realmente estábamos locos (en realidad sedados); ingenuamente creímos que tanto los enfermeros, como el doctor Evans y la directora se habían dado cuenta que podíamos convivir y que la mayoría no se encontraba dentro de la institución por las razones que parecían. Tarde me di cuenta que no era eso.
Una tarde al bajar a la sala de estar algo estaba diferente, muchos de los pacientes se aglomeraban en una esquina del cuarto, algo había irrumpido considerablemente la fugaz armonía y rutina que nos traía un poco de paz.
–¡A un lado! ¿Qué ha pasado?– dije abriendo paso entre mis compañeros.
<<Bumby>>
–¡Vuelvan todos a lo que estaban! Nada ha pasado– dije tratando de mantener la calma mientras miraba la mirada perdida de mi amigo –Llévate a Sussane – le dije a Greyson, éste asintió.
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SASCHA
Fiksi Penggemar-Nadie se va de Hughroom Alex, al final siempre hay una razón que retiene a las personas aquí, no te irás, no intentes huir. -¿Qué te hace pensar que algo me va a retener aquí, en este horrible lugar? -Eso no lo se. -Ten por seguro...