Catorceavo Capítulo

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Sascha estaba sentando mirándome un tanto molesto a los ojos, sabía que a él no le agradaba para nada estar con otra gente, lo que me dio un tanto de ternura. Greta, parada al lado de la puerta lo analizaba de pies a cabeza, David se sentó en mi cama mientras volteaba a ver cada rincón de la habitación y yo miraba a todos de vez en cuando. El silencio permaneció unos cuantos minutos.

—Entonces Sascha ¿de dónde eres?— preguntó David sonriéndole para romper el silencio. Sascha no lo volteó a ver y David me miró confuso, negué con la cabeza y alcé los hombros.

—¡Vamos Alex que ya es tarde!— dijo Greta muy firme y la miré un poco desconfiada. La manera en que usaba esa sudadera negra era bastante característica. El episodio que tuve hace unos momentos del lago me hizo dudar de ella, me horrorizaba la idea de que también me estuviera mintiendo, por otro lado no sabía si fiarme de una visión, todo en Hughroom parecía confuso, comenzaba a dudar de mi estabilidad mental.

Asentí en respuesta, miré a Sascha que me conrrespondía fríamente.

—De acuerdo— dijo Greta.

David se levantó de mi cama y me estiró la mano para que me levantara.

—Alex— la voz de Sascha se escuchó a mis espaldas —Quédate— pidió. Volteé y negué con la cabeza, debía averiguar las cosas ahora, las dudas me estaban volviendo loca.

—Andando— enfatizó Greta mirando de abajo hacia arriba a Sascha por última vez antes de darse la vuelta.

—Entonces iré con ustedes— dijo Sascha levantándose de su cama de golpe, todos le miramos al mismo tiempo, él nunca diría algo como eso, todo lo contrario, siempre se empeñaba en que dejara de investigar.

—No creo que sea buena idea— dijo Greta pero Sascha le interrumpió.

—No te preocupes, no estaba preguntando— después de decir esto tomó su chaqueta. Greta lo fulminó con la mirada y me miró molesta.

—¿Cómo te puede gustar?— me dijo Greta y sacó de su mochila una linterna para cada uno.

David se dirigió a la puerta para abrirla pero retrocedió tres pasos al encontrarse con el negro y oscuro pasillo. Greta se puso por delante, prendió su linterna y comenzó a caminar, David le siguió los pasos. Antes de salir del cuarto un pánico me invadió, tenía demasiado miedo de volver a salir y caminar por el pasillo.

—Alex— la voz de Sascha me hizo reaccionar provocando que le mirara—Ahora estoy yo contigo, nada malo te pasará— asentí en respuesta y regresé la vista al pasillo. Tragué saliva, empecé a tomar coraje, viendo a Greta y David alejarse; sentí que él entrelazaba mis dedos con los suyos, me quedé perpleja pero traté de que no lo notara. Sentir su mano sosteniendo la mía me hacía sentir segura y querida, no podía echarme para atrás, no ahora.

Comenzamos a caminar por el pasillo, todo el tiempo él se puso por delante evitando que yo tropezara. Tratamos de hacer el menor ruido posible lo cual era un poco difícil por el ambiente tan vacío de Hughroom que se sentía. Ya era tarde, el tiempo corrió en silencio en la habitación.

Bajando los pisos Greta me pidió con señas que me pasara para adelante para guiarla al sótano donde estaban todos los archiveros. Mientras yo gritaba a mis adentros, comenzaba a dudar si tal lugar existía. Me tranquilicé cuando vi la puerta escondida debajo de las escaleras, miré a Sascha.

Greta decidida puso su mano en el extraño picaporte que apenas se veía, abrió la puerta y con la linterna alumbró el interior. David se veía angustiado.

—Vamos— dijo Greta casi en un murmullo y comenzó a bajar las escaleras.

Sascha seguía sosteniendo mi mano, lo que me dio coraje para poder volver a bajar las escaleras. Esta vez el camino se me hizo más largo que nunca, Sascha soltó mi mano para poder continuar sin tropezar, las luces de las linternas no eran suficientes para alumbrar, el polvo evitaba que la luz se propagara.

SASCHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora