Vigésimo Tercer Capítulo

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No me había vuelto a parar de la cama, me había limitado a abrazar mis piernas hundiendo la barbilla en mis rodillas temblorosas, arrullándome, como una niña asustada, mi respiración no se había normalizado. Habían pasado un par de horas desde el incidente y hacía apenas unos minutos había estallado nuevamente en llanto, me sentía desesperada. Mis pestañas aún estaban mojadas de lágrimas y mis ojos hinchados posaban mi vista se en un punto fijo, enfocando a la nada. De reojo podía ver a Sascha recorriendo la habitación de un lado a otro, dando pasos largos y fuertes, bufando, de vez en cuando se detenía para tallarse los ojos o pasarse los dedos desesperadamente por el cabello.

Me dolía la cabeza, tardé un poco en comprender que quizá haya sido a la falta de alimento estos últimos días; no había comido nada desde ayer por la tarde y honestamente no fue una buena comida. Pronto comencé a preocuparme que esto fuera una causa más de delirios y desmayos.

Los recuerdos nuevamente recorrieron mi memoria, me traicionaban, alejaban cualquier momento de paz que pudiera tener. De pronto cada foto apareció en mi cabeza, el momento tan especial que tuve con Sascha se había ido a la mierda, esto hizo que los ojos se me cristalizaran nuevamente; la escena me había hecho soltar un sollozo acallado por el ardor en mis ojos al momento de remojarse para comenzar a llorar. Él lo escuchó y  no tardó en reaccionar.

—Alex, tranquila— sentí como se sentaba a mi lado, tiernamente me rodeó con sus brazos largos y protectores.

—No — negué con la cabeza, me sentía cansada—No puedo... ¡Esto se ha salido de control!— dije levantando la cabeza para verlo a los ojos —¡Alguien nos ha estado observando y nos ha tomado fotos Sascha! ¿Cómo se supone que debo reaccionar a eso?—traté de limpiar las lágrimas que nuevamente caían desesperadas por mis mejillas.

Me miró unos segundos, pude sentir cierta tristeza y dolor en sus ojos, rodeó mi cabeza con su mano, me acercó a su pecho y me besó la frente. Me alejé un poco para no manchar su camisa blanca de lágrimas y mocos, me limpié con un pañuelo y lo miré nuevamente. Noté que el silencio lo aprovechó para poner un poco en orden sus ideas, cosa que yo no había logrado en un par de horas; sus facciones cambiaron, frunció el ceño y se paró de golpe de la cama.

—¿Sascha?— pregunté observando cada uno de sus movimientos, tomó sus tenis, se los puso y se dirigió decidido a la puerta—¡Sascha!— grité intentando levantarme. No me miró—¿A dónde vas?

—Esto ha llegado demasiado lejos,voy a encontrar al responsable, Alex — giró el cuerpo para mirarme y suspiró —Te lo prometo. Va a pagar por esto— se volteó dispuesto a irse y tomó su chaqueta negra.

—Iré contigo— dije aclarando mi voz. Paró.

—No, no irás a ningún sitio, te quedarás aquí— dijo y negué con la cabeza.

Me volteé en busca de mis converse y unos pantalones que no tuvieran lodo. Él se llevó las manos a la cara y se masajeó los ojos expresando molestia.

—Alex, te he dicho que no.

—Y te he escuchado— contesté a la vez que terminaba de amarrar las agujetas, intentando controlar los temblores de mis dedos—Vayamos— dije ignorando cualquier orden que me hubiera podido dar. Se quedó callado unos segundos.

Cerró los ojos disgustado y tomó aire.

—Alex....— se disponía a expresar algún otro argumento cuando nuevamente fue interrumpido súbitamente por gritos desesperados provenientes del otro lado de la puerta, los cuales recorrían el siniestro pasillo.

Sentí un vuelco en el estómago y mis pulsaciones comenzaron a aumentar la velocidad, Sascha dio un brinco volteó la cabeza velozmente hasta fijar sus ojos del otro lado de la habitación como si pudiera ver directamente a el ser que emitía tal sonido. El no saber lo que ocurría del otro lado era desesperante, pero por otro lado no estaba segura de querer hacerlo, no sabía qué esperar, no sabía qué podría aparecer cuando no hubiera ningún obstáculo que nos impidiera la vista. Podía escuchar mi corazón latiendo rápidamente sin entender a primera instancia que los gritos articulaban una palabra. Intenté con dificultad normalizar mi ritmo cardiaco, para así poder distinguir lo que ocurría. Respiré ondo y escuché.

—¡Dios!¡Dios!¡Dios!¡Dios!

Sascha caminó decidido hacia la puerta, al tocar el picaporte me miró, volteó los ojos fastidiado. Estaba molesto y no lo culpo, el susto que nos acabábamos de meter era una falsa alarma, al distinguir la palabra pronunciada también reconocí la voz del emisor, David. Sascha abrió la puerta de golpe, estaba furioso. El azotón de la misma sonó estruendosamente, haciendo que las paredes temblaran. David se saltó del susto.

—¡Espíritu Santo ven y llena los corazones de tus fieles!— gritó alzando los brazos como si fuéramos policías que estaban a punto de arrestarlo, dicha acción le hizo soltar un montón de papeles que llevaba en las manos,

Mi cuerpo se relajó inmediatamente al ver que era él, no sólo nosotros nos habíamos llevado un buen susto, estoy segura que él también al ver las condiciones del pasillo, manchado de carboncillo. Se quedó un momento estático, hasta que pudo diferenciar nuestras figuras y reconocernos, bajó los brazos.

—¿Qué carajos...?— dijo Sascha molesto y sin poder terminar la frase.

—Perdón— dijo a la vez que se arrodillaba para recoger las hojas que había regado por el pasillo, estaba temblando.

Esquivé de lado a Sascha para cruzar el pasillo y llegar hasta David, comencé a tomar los papeles, hojas tamaño carta que se habían empolvado al instante. No pude evitar echar un vistazo a su contenido, intentaba ser discreta, pero no pude al toparme con una carta escrita evidentemente por él.

<<Queridos papá y mamá: ha pasado tiempo sin saber de ustedes, honestamente he perdido la noción del tiempo, es como si el tiempo aquí dentro corriera más lento que afuera, pero pronto los veré. Cuento los días para volver a casa y verlos, los extraño mucho y...>>>

—¿Alex?— estiró la mano— ¿Podrías darme eso?

—Lo..lo... lo siento yo...

—No hay problema, pero son mis cosas.

Se la di inmediatamente y continué apilando los papeles sin atreverme a leer de nuevo. Había un folder que asomaba un dibujo bastante interesante, era casi real.

—Perdón— dije —No pude evitar ver esto, es una obra de arte.

—Lo sé, fue un regalo. Míralo, no hay problema.

Así lo hice, era un retrato en blanco y negro, un dibujo de David sonriendo, muy real, muy bien hecho, en la esquina inferior derecha de la hoja estaba la firma del autor.

"Con cariño. Greta"

¡Vaya artista que era!, miré los trazos unos instantes más, me acerqué y entrecerré los ojos para poder diferenciar la técnica con la que se había realizado,  no era pluma, ni acuarela, era....

<<Carboncillo>>

COLAB: BaldeMes

Muy buenas noches chicas, esperamos les guste el capítulo.

Próximamente todo se sabrá y tal vez sea el final de esta novela, no les adelantamos más ;)

SASCHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora