Vigésimo Séptimo Capítulo

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Le miré fijamente a los labios para después recorrer con la mirada su perfecto y esculpido cuerpo, mi resistencia se volvía difícil, el deseo me consumía. Quería besarlo, tocarlo, tenerlo entre mis brazos, él lo sabía, aquella sonrisa satisfecha que esbozó me hizo morderme el labio impacientemente. Traté de levantarme para alcanzar su boca, el tiempo para realizar la acción se me hizo escaso, apenas logré incorporarme un poco sobre la cama cuando él se agachó atrapandome y me besó, apoyando sus manos sobre los bordes de la cama, provocando que mi espalda volviera a recargarse lentamente sobre el colchón.

Nuestros labios volvieron a buscarse, pude sentir el peso de su cuerpo contra el mío y sus piernas a los costados de las mías. Empezó de manera inocente y dulce, pero muy pronto sus besos se tornaron desesperados por poseer los míos, su lengua recorrió mi boca, no haría nada para impedírselo, cada vez que lo tenía así, tan cerca, sentía que nada era suficiente.

La velocidad de nuestro placer disminuyó por un instante, aproveché para disfrutar su cercanía, su aliento, su respiración que intentaba calmarse para caer nuevamente en la agitación, su nariz golpeando contra la mía y sus largas pestañas haciéndome cosquillas sobre las mejillas. Se alejó estirando sus brazos, me sonrió y le correspondí.

—¿Ya? — pregunté sonriendo por lo cual él levantó una ceja.

—¿Qué más esperas Alex? — preguntó aún con esa sonrisa traviesa, como si no comprendiera. No pude evitar reír.

<<Claro, por eso te has quitado la camiseta>>

Levanté la mano para tocar su pecho, bajé hasta sus abdominales, acariciándolo lentamente hasta llegar al cierre de sus pantalones, levanté la vista y me encontré con una mirada divertida, sin embargo retiré la mano fingiendo mi rendición. Al notarlo no tardó ni un segundo en llevar sus manos hasta las mías, recorriéndo con sus dedos apenas perceptiblemente la piel de mis brazos, al llegar a ellas y impidiéndome un tanto la movilidad, las subió por encima de mi cabeza, recargándose duramente sobre la cama y volviendo a besarme. Esta vez no hizo nada para esconder su impaciencia, aquella sensación de sentirme deseada por él me volvió completamente loca.

En un impulso traté de levantar las manos para tocarlo, sin embargo me lo impidió, apretando más fuertemente mis dedos a los suyos, mis antebrazos volvieron a encontrar la poca suavidad del colchón.

Se acomodó bajando un poco, aún sosteniendo mis manos, comenzó a besar mi cuello, apretó suavemente sus labios contra éste para después subir hasta mi oreja, logrando que perdiera el poco control que aún me quedaba.

Desesperada y con una fuerza que no sabía que poseía, me zafé de sus manos, me incorporé ligeramente sobre la cama hasta llegar a él, hincado sobre la misma. Bajé hasta su cremallera, mientras él seguía incitándome con su boca en mi oído. Con un poco más de éxito comparada con la otra vez, logré bajarla y así deshacerme rápidamente sus pantalones.

Se separó de mí unos instantes, terminó de quitarse la prenda para ahora hacerlo con mi playera. Rápidamente la subió hasta mi cuello para deslizarla por mis brazos hasta quitármela completamente. Aprovechó para volver a sujetar mis brazos y volver a unir sus labios con los míos en una armonía, acariciando mi espalda hasta llegar al broche del sostén, le ayudé con los tirantes, deslizándolos lentamente sobre mis hombros y brazos hasta que mi pecho quedó vulnerable ante él. Sascha mordió mi labio y se alejó despidiéndose de mi boca; poco a poco comenzó a bajar, provocando que sus manos recorrieran cada centímetro de mi cuerpo a manera de caricias, provocando un fuerte y excitante escalofrío por todo mi ser.

Sus manos bajaron hasta los costados de mis caderas, a la altura de su cara, despacio comenzó a bajar el resorte de mis pantalones juntos con las bragas que tenía debajo, tomó mis piernas desnudas y las colocó sobre sus hombros. Besó mis muslos lentamente, la unión de mi pierna derecha, provocándome y haciéndome sentir impaciente porque llegara hasta mi sexo. No pude evitar expresar mi desesperación con pequeños movimientos. Llevé mis manos hasta su cabeza, metiendo mis dedos entre su cabello, tirando de éste cuando no resistí más la agitación que provocó de repente en mi interior. Después de estarme provocando con sus besos llegó por fin a lo que me hacía estar tan ansiosa. Jugó con su lengua, presionando fuertemente de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba y en círculos, manteniendo a cada segundo el contacto visual, viéndome reaccionar ante el estímulo; mis gestos se transformaban a cada movimiento, mis caderas se movían incontrolablemente a su compás. Sascha estaba tomando cada parte de mí con cada parte de él. El ritmo estimulante hizo que de pronto arqueara la espalda, contrayéndome, hundiéndome nuevamente ante aquella explosión placentera que comenzaba en mi entrepierna, expandiéndose a cada parte de mi cuerpo. Él lo supo. Subió hasta quedar frente a mí, su mirada perdida por el placer se posó en la mía.

—Me encantas, Alex— mucitó de manera sensual.

—Tómame Sascha, por favor— rogué, sin miedo o pena, lo deseaba.

Sin decir más se acercó a mi boca de nuevo, me besó moviendo su lengua despacio contra la mía, la lentitud con la que efectuaba cada movimiento provocó que emitiera un pequeño gemido.

Me incorporé ligeramente sobre la cama, obligándonos a quedar hincados uno frente al otro. Lo rodeé por el cuello para continuar con el beso y después lo hice caer hacia atrás. Me mordí el labio inferior con deleite. Comencé a acercarme de manera juguetona, gateando sensualmente hasta él, recorriendo su cuerpo con una mirada lujuriosa y él al mío. Sascha acostado completamente en la cama esperaba mi siguiente movimiento. Me senté lentamente sobre su cuerpo desnudo, a manera que mis piernas se encontraban reposando sobre el colchón, él me tomó impacientemente por las caderas, y en un movimiento desesperado pero lento por fin nuestros cuerpos se unieron, esta vez él parecía vulnerable, bajo el poder de mi decisión y ritmo; mis movimientos rápidos y fuertes le hicieron cambiar de pronto de expresión. Aquello me resultaba placentero, saber que esta vez era yo quien tenía cierto poder sobre él, que esta vez era él quien no podía contenerse ante mí.  Él se agarra a mis caderas ralentizando mi ritmo. Me incliné y lo besé.

—¿Qué es esto que provocas en mí, Alex?— preguntó con dificultad cuando me alejé unos centímetros de sus labios para deleitar cómo mi cuerpo comenzaba a satisfacerse cada vez más entre cada movimiento, perdiendo mis límites que consideraba infranqueables.

—Exactamente lo mismo que tú en mí Sascha— dije sin resistir más la tentación y empujando una vez más mi cuerpo con brusquedad contra el suyo.

Sascha se levantó rápidamente y con una fuerza impaciente me hizo a un lado para inmediatamente acomodarme de otra manera, quedando esta vez él detrás de mí, haciéndome mirar a la pared y recargándome en la misma. Me tomó nuevamente por las caderas y comenzó a moverse de atrás hacia adelante, nuestros sexos se unían y se separaban con rapidez y dureza. El placer nuevamente se acrecentaba y nuestro lenguaje se limitó a gemidos descontrolados. De pronto sucumbimos ante el estímulo, provocando que toda la tensión creada desde el primer dia en que llegué aquí me liberara por unos momentos. Unos segundos después me dejé caer al lado suyo.

Cerré unos momentos los ojos, exhausta, pero rápidamente los abrí cuando sentí que Sascha se acomodaba sobre el colchón, recargándose sobre un codo y confrontando mi cara, me tomó lentamente de la barbilla, levantó mi cara y depositó un tierno beso en mis labios para después comenzar a acariciarla, sus ojos se movían con fascinación sobre todo mi rostro. No dijo absolutamente nada. Recorrió mi nariz, mis párpados, mis cejas, mi boca muy delicadamente con el dedo pulgar, de repente sus ojos comenzaron a inundarse provocando una gran necesidad en mí.

—¿Sascha qué está pasando?— pregunté un tanto alarmada. Él tan solo negó con la cabeza, como si no pudiera resistir la idea de algo.

—Vamos a salir los dos de aquí— contesté, levantando la mano para acariciar su mejilla, en cuanto él sintió mi tacto, recargó su cabeza sobre mi palma y las lágrimas contenidas por fin salieron, no dijo nada, tan sólo cerró los ojos unos segundos para evitar que éstas continuaran escapando.

Su rostro y ser me conmovió, por lo cual lo miré con amor en respuesta, una lágrima recorrió mi mejilla haciendo segunda a las suyas. Abrió los ojos llorosos y me sonrió, sin poder evitarlo otra lágrima salió involuntariamente.

—Te amo— susurró acariciando mi rostro —No sabía qué era querer así a alguien, y siento que estoy siendo muy egoìsta contigo— paró de golpe, sabía que quería decir más, pero Sascha no se distinguía especialmente por expresar lo que sentía — Sólo...nunca lo olvides Alex— lo miré, no pude pronunciar nada ante sus palabras. Lo tomé por el cuello y lo besé. Lo besé hundiendo todas sus penas y preocupaciones.

<<¿Qué pasaba por su mente?>>






Colab: BaldeMes

¡Por fin aquí el capítulo! Esperamos que la espera haya valido la pena.

¡Las queremos, muchas gracias por seguir aquí!

SASCHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora