Trigésimo Séptimo Capítulo

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La puerta estaba ligeramente abierta, no supe en ese entonces qué podía aterrarme más, una puerta cerrada que impide la visión al extraño visitante del otro lado, o una puerta abierta que no debería estarlo. Mis ojos se humedecieron debido al nerviosismo y estrés de aquella ligera línea negra asomada entre la puerta y su marco. Sin querer mi respiración se agitó y con la mano temblorosa intenté tomar el picaporte.

Ya. Tenía el frío metal palpando mi mano, sin embargo el tiempo pasó conmigo petrificada, como si me hubiera atorado de repente. Cerré los ojos, respiré y le di un ligero empujón a la puerta, la cual reaccionó con aquel rechinido característico de los lugares abandonados.

-¿Greyson?- dije tímidamente.

El piso de la habitación proyectó mi alargada sombra. El lugar estaba vacío. Vacío, sucio y descuidado. No parecía haber albergado a alguien en mucho tiempo; las camas destendidas, mugrientas y la sensación a polvo era molesta. Inmediatamente la idea de que algo malo le había pasado a Greyson cruzó por mi cabeza, no quería que alguien más saliera lastimado. Pareciera que cada lugar o habitación que pisaba, se convertía en una jaula, de la cual no sería posible escapar.

-¿Greyson?- repetí con más fuerza.

Busqué desesperadamente el apagador de la luz, una vez en mis dedos intenté prenderla sin éxito alguno. Guiándome entonces con la poca luz que provenía de la puerta medio abierta y la que se colaba por la ventana llena de mog; miré nuevamente la habitación, intentando entender algo. Me acerqué al pequeño buró entre las dos camas, donde al igual que en otras habitaciones, sostenía una lámpara de mesa estilo inglés; sobre ella había un bloc de notas a rayas, descuidado, ya que sus hojas se habían vuelto amarillentas a causa del tiempo, algunas arrugadas a causa de la humedad, sin embargo, sentía que había visto antes éste papel. Hojeé el cuaderno rápidamente y dentro de las hojas parecía que sólo una tenía algo anotado, busqué entonces una por una hasta encontrar aquella tinta negra.

"¿Lista para nunca irte?"

Miré detenidamente el papel, hasta que dentro de mi memoria encontré el recuerdo que buscaba, definitivamente podía distinguir la caligrafía de aquella nota, la letra del sujeto responsable de cada uno de los cuerpos.

-¿Alex?- escuché a mis espaldas. El sonido de la puerta cerrarse trajo consigo la aterradora oscuridad que caracterizaba a Hughroom.

-¿Buscas algo aquí?- repitió la voz masculina a mis espaldas provocando que la sangre se me helara en ese momento.

Me quedé inmóvil, como si mi cuerpo estuviese experimentando una parálisis del sueño despierta. Mis manos a penas comenzaron a reaccionar, provocando que mis dedos comenzaran a arrugar las notas que tenía entre ellos, sentía como el sudor frío se me acumulaba en la frente.

-¿Alex? ¿No has escuchado?- preguntó.

Sentía que mi cerebro no conectaba mis ideas y recuerdos, como si por un momento hubiese olvidado cómo era la voz de Sascha, de Greyson, de David, o de cualquiera de mis conocidos. Simplemente no podía procesar nada de lo que estaba pasando, la sensación de peligro me inundaba.

La sangre me hervía de terror, sentía que iba a desmayarme, no podía ver el rostro de quien me acompañaba en aquella habitación. Sus pasos en la alfombra sonaron lentamente hasta tener su presencia detrás de mí, podía sentir su respiración en el cuello.

-¿Quién eres?- pude al fin articular nerviosamente mientras una lágrima me recorría la mejilla y obligaba a mi cuerpo a reaccionar.

-Tú sabes quién soy Alex.

-¿Mataste a Anna?- pregunté tartamudeando de terror. Una pequeña risa resopló en mi cuello.

-Hice lo necesario para salvar Hughroom, para salvarte a ti, siempre te lo dije. Tuve que sacar a unas cuantas personas que estaban metiéndose donde no les interesaba y sí, para llamar un poco tu atención. Todo el tiempo estuve siguiendo tus pasos. ¿Sabías que eres la mujer más hermosa?- dijo interrumpiéndose a sí mismo.

Lentamente, sentí sus dedos fríos acariciando mi cuello, haciendo mi cabello a un lado y depositando pequeños besos en mi hombro, mi cuerpo seguía sin poder reaccionar. Sentí ambas manos deslizándose desde mi abdomen hasta llegar a mis senos.

Me di la vuelta de golpe para defenderme, rápidamente me tomó de las muñecas y me empujó a la cama que se encontraba ahora detrás mío. Mi vista no era capaz de definir las facciones de quien me estaba forzando.

-Alex, Alex, Alex- me susurró tranquilamente, acorralándome, pegando mis manos al colchón y subiendo su cuerpo sobre el mío- ¿Por qué tenías que seguir metiendo tu tonta cabeza en donde no debías? hubiera sido más fácil haberte dejado llevar por lo que este lugar te tenía preparado, pero no. ¿Sabes? Eres muy predecible ¡Qué fácil fue saber que saldrías de aquella habitación a pesar de todas las advertencias! Porque eres tan tonta que de no ser por estar siempre acompañada ya estarías muerta, siempre tengo que estarte cuidando.

-¡Déjame!- grité lo más fuerte que puede, mientras trataba de quitarme a aquella persona de encima.

Sus manos se empezaron a deslizar por todo mi cuerpo, sin ningún rastro de delicadeza o de amor.

-No tienes que hacer esto, todos vamos a salir- dije.

-¿Es tan fácil para ti? ¿Verdad?

-No...-a penas comencé a contestar cuando sentí un fuerte golpe en la cara, impidiéndome terminar la frase. Posteriormente, aquellas manos me sujetaron fuertemente los senos, provocando dolor en cada esquina de mi pecho.

-Te deseé cada momento desde que te vi, Sussane- dijo con la voz agitada, rompiendome la playera con ambas manos para después posar su boca por donde sus manos ya me habían recorrido.

-¡Sascha!- grité lo más fuerte que pude, rompiendo en lágrimas -¡Ayuda! No hagas esto por favor.

-Tranquila Alex, no haremos nada que no hayas hecho antes- me susurró. Claramente mis oídos escucharon la voz de Sascha, sin embargo, su voz no coincidía con sus acciones. Era imposible.

-¡Sé que no eres Sascha, déjame en paz!- grité, sintiendo que mi garganta reventaría.

Aquello continuó sin hacer caso a mis plegarias, bajándome el pantalón en un rápido y desesperado movimiento.

-Por fin sentirás lo que es un hombre de verdad Alex- dijo. Segundos después escuche su cremallera bajarse.

-¡No!- grité.

Cerré los ojos tan fuerte pude, prediciendo su próximo movimiento. Me rendí.

-Por favor, no- susurré.

Su fuerza masculina obviamente superó a la mía. Comencé a dejar ir mi alma y cuerpo al momento, me mantuve inmóvil mientras rasgaba mis pantaletas. Los sonidos de su agitada respiración se escuchaban lejanos al igual que el golpeteo detrás de la puerta.

Entonces una figura negra se mostró por el hueco de la puerta ya abierta, alumbrando pobremente la habitación. La figura a contraluz sostenía un hacha. Definitivamente era mi fin y estaba dispuesta a aceptarlo, pues prefería mil veces morir a ser violada. Todo parecía estar pasando en cámara lenta.

-¡Hijo de puta!

El sonido del hacha cayendo me hizo reaccionar, aquella persona que acababa de irrumpir se lanzó contra mi atacante, quitándomelo de encima, tomándolo por el torso y lanzándolo contra la pared.

Mi cuerpo reaccionó, corriendo hacía el enchufe de la luz, dispuesta a revelar las caras que estaban dentro de la oscuridad. Presioné el apagador y esta vez sí funcionó.

<<Sascha>>

<<Greyson>>

<<¿Quién había hecho qué?>>



Colab: BaldeMes

CHICAS, POR FIN PUDIMOS ACTUALIZAR. EL MOTIVO DE MI AUSENCIA ESTA VEZ FUE PORQUE ESTABA TERMINANDO LA PREPA (ESTOY MUY FELIZ POR ESO). POR LO QUE ME TENDRÁN MÁS SEGUIDO POR AQUÍ. EL CICLO DE LA PREPA SE TERMINÓ, AL IGUAL QUE EL DE SASCHA QUE TERMINARÁ PRONTO. ESPERO PODER SUBIR TODOS LOS CAPÍTULOS ANTES DE IRME A LA UNIVERSIDAD.

BALDEMES Y YO HEMOS ESCRITO ESTO CON TODO NUESTRO CARIÑO Y TAMBIÉN LOS PRÓXIMOS CAPÍTULOS, POR LO CUAL ACTUALIZAREMOS MÁS SEGUIDO.

UNA DISCULPA DE NUEVO, ESPERO NO HAYAN PERDIDO EL HILO DE LA HISTORIA, NOS DOLERÍA MUCHO.

SASCHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora