33. Amistad.

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Me paso el día hablando con el chico de ojos claros. Me gusta esta amistad.
Últimamente nuestras conversaciones han sido breves. Temo forzar nuestra relación.
Hoy es un día diferente. Todo parece mucho menos tenso.

La fiesta de cumpleaños es genial. Adoro estar con mis amigos. Salto, bailo, canto...
Es simplemente genial.
Aun así, nos vamos pronto y volvemos al pueblo. A la discoteca.
Todos decían que hoy se pondría bien, que habría mucha gente.

Miro al rededor y lo único que veo es gente que carece de interés para mi persona. No significan absolutamente nada para mí.
No hay nadie que merezca la pena. ¿Echo de menos a mi caballero oscuro?

A la mañana siguiente me sorprendo. Hay un mensaje del chico de ojos claros.
Anoche me fui pronto de su pueblo, y le habría gustado verme en su fiesta.
Una sensación cálida me envuelve. Es ternura.

Me entusiasma volver a nuestra antigua amistad. Él era una persona increíble.
¿Era? Oh, por Dios, es. Su mente siempre será un acertijo. Siempre será especial.

Hoy toca tarde de chicas, pero mi mente se encuentra en otra parte.
En mi cabeza se pasean unos ojos oscuros constantemente.
Por alguna razón que desconozco no dejo de mirar mi teléfono móvil. Esperando un mensaje suyo.

¿Por qué espero un mensaje suyo? No lo entiendo.
Nunca hablamos, al menos no demasiado. Antes sí.
Recuerdo aquellos días. Recuerdo aquel verano. Hablábamos a todas horas, todo el día.
Exactamente igual que con el chico de ojos claros.

Durante un momento, logro ver lo único que los hace similares. Yo.
Siempre he sido yo.
Es curioso ver como dos personas totalmente opuestas mantienen una relación tan estrecha con la misma persona.

Vuelvo a pensar en las casualidades, en el destino.
¿Todo pasa por algo o simplemente tiene que pasar?
He alcanzado la felicidad tanto en la luz más brillante como en la oscuridad más tenebrosa.

Hay una parte de mí que desea oscuridad y otra que suplica luz.

Eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora