-Eras... lo que llevaba años buscando. Una apariencia dulce que escondiera mucho más que dulzura.. es difícil, ya estaríamos hablando de mí, y de lo que yo considero perfección. Simplemente me convencí a mi misma de que no eras lo que necesitaba, porque definitivamente eras lo que buscaba.
Respondo como siempre, directa y sincera.
-Pero yo no te enseñe todo... ni lo voy a hacer, porque eso ya es un muro. No soy capaz.
Pero... conociste gran parte.Dice.
Ahí está. El misterio. Sus secretos. Sus muros.
Su mente laberíntica y caótica.-Eso era lo que más me gustaba, tus muros.
Me gusta lo difícil.
-¿Por qué?
Pregunta sorprendido.
-Mis análisis. Siempre lo sé todo sobre todo el mundo. Todo el mundo es casi idéntico.
Tú mente era distinta, y tú no querías dejarme entrar. Por dios, es normal que eso me atrajera más.
Aún así nunca intenté entrar. Porque sé que tu no querías que lo hiciera.- Los muros existen por alguna razón. No me gusta que intenten conocerme, a mi se me conoce de otra manera.
Pero igualmente nadie se ha quedado a mi lado lo suficiente como para conocerme un poco más de lo que siempre he permitido.Lo sabía. Sabía que aún podía mostrarme más.
Quiero que me deje entrar. Quiero conocer más.-Algunos nos vamos por nuestro bien y volvemos cuando nos recuperamos. Me gustaba pasar los días hablando contigo, tanto de cosas absurdas como de cosas más personales... me fue difícil irme, pero sabía que iba a volver. Y es la primera vez que vuelvo. Cuando me voy siempre es para siempre...
He vuelto. He vuelto porque estoy preparada.
He vuelto porque extraño esa mente brillante y diferente. Extraño sus diferencias.
Echo de menos sus muros y su infinidad de misterios.Echo de menos sus ojos claros. Esos ojos con un destello único. Esos ojos especiales.
Esos ojos cambiantes, capaces de pasar de un tono cristalino a uno oscuro.
Lo echo de menos a él.