El sonido del despertador casi me provoca un ataque cardíaco.
Definitivamente es el peor lunes del mundo.
Tengo un dolor de cabeza que atenta con destruirme a cada segundo que transcurre.
Las clases son simplemente eternas.
En casa pasa algo peculiar. Hay un mensaje del chico de ojos cafés paseándose en mi pantalla.
Oh no.
De repente recuerdo nuestra noche de pasión. O al menos, parte de ella.
¿En qué estaba pensando? ¿Y si ofendo a mi caballero oscuro?
No estaba pensando. Soy estúpida.
Necesito desconectar, huir de esta situación.
Mi mundo gira al rededor del chico de ojos oscuros de nuevo... y él no puede ayudarme con este mal.
Sólo se me ocurre una persona capaz de ayudarme.
Siento esa mirada penetrante y cálida en mi mente. Es un recuerdo dulce.
El chico de ojos claros.
Ahora sí, ahora podré hablar con él. Ya no me duele, ya no siento nada por él. Y ahora... me hace falta.
"No te odio, idiota." Escribo rápidamente y dudosa.
No se por qué me pongo nerviosa. Tal vez tema que no responda.
"¿No decías que no volverías a iniciar una conversación conmigo en toda tu vida?" Puedo notar el sarcasmo.
Comienzo a reír. Oh por Dios, ¿Dije eso? Soy incapaz de recordarlo.
Me siento patética durante un instante fugaz.
"No recordaba esa parte de la conversación."
Hablar con él hace que deje de pensar en la amenaza que presenta el chico de ojos cafés.
En el posible rechazo del chico de ojos oscuros.
Hablar con él hace que lo malo desaparezca.
No recordaba lo bien que me hacía sentir.
Todo es... fluido, natural, normal, como si nunca me hubiera ido.
Yo necesitaba tiempo, y... he vuelto.
Quiero recuperar nuestra amistad.
Quiero devolverle la mirada de nuevo.
Hablamos durante toda la tarde.
Pero... no es el único.
El chico de ojos oscuros hace preguntas. Quiere saber qué pasó con el chico de ojos cafés.
Y a mi... me aterra responder.
¿Siento algo por mi caballero oscuro?
