Durante mi conversación con el chico con los ojos más desconcertantes que he visto en mi vida, un amigo suyo ha estado presente. En silencio.
Sólo lo conozco de vista.
Es un chico delgado, también. Bastante moreno. Siempre hay una sonrisa enorme en su rostro que le alcanza a los ojos, una sonrisa plena, sincera.
Decido presentarme y mantenemos una conversación breve.
-He escuchado cosas muy buenas sobre ti. Tienes buenas críticas.
Le sonrío.
-¿Qué te han dicho de mí?
Pregunta curioso y con esa sonrisa que lo caracteriza que hace que sus ojos casi desaparezcan.
-Todo el mundo dice que eres una persona increíble. Que eres muy bueno.
Sus ojos siguen sobre mí y su sonrisa parece incrementarse.
De repente, el chico de ojos claros se mete en nuestra conversación.
-¿Y de mí? -Pregunta alzando una ceja -¿Qué dice la gente sobre mí?
Lo observo y sonrío mientras respondo a su pregunta.
-Dicen que eres un imbécil.
-¿Quién dice eso?
-Todos.
-¿Chicas?
-Sí, ambas críticas son femeninas.
Digo con una sonrisa maliciosa en mis labios.
El alcohol... el alcohol me sube de repente a la cabeza. Hay una niebla espesa en mi mente.
Aparezco en la discoteca, estoy en la discoteca. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Me siento confusa, y eufórica.
Creo que es lo único que me mueve en este estado, la euforia.
Bailo. Bailo muchísimo.
Voy de un lado a otro dando bandazos intentando enfocar el suelo que no deja de moverse de forma brusca bajo mis tacones.
¿Qué hora es? Mañana hay clases. Necesito mirar la hora en mi teléfono móvil. Está en mi abrigo.
Busco mi abrigo entre un enorme montón de ropa. Es el trabajo más complicado del universo. Me siento más torpe e inútil que nunca.
Durante mi ardua tarea encuentro unos ojos cafés aproximándose.
Conozco esa mirada. Conozco a éste chico.
Es amigo de mi caballero oscuro, eso me recuerda algo... ¿Y mi chico de ojos oscuros?
