Capítulo 30

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Andrea

Tomé sus manos y miré sus ojos algo asustada, nunca había hecho esto y ella lo sabía, vi su mirada burlona mientras me ayudaba a estabilizarme.

- Si te soltaras un poco sería de gran ayuda. - Yo fruncí el ceño.

- Si me soltara un poco estaría con la cara sobre el hielo.

- Debiste decirme que nunca habías patinado antes de llegar a este punto. - Vi una sonrisa burlona creciendo en su cara.

- No pensé que sería tan difícil.

- ¿Problemas? - Miré a Gregor que tenía de la mano a Dianne.

- Ella definitivamente no sabe patinar sobre hielo. - Kristen llegó riendo mientras daba unos giros presumiendo.

- Cuando me dijiste que queríamos que ambas patinaramos no pensé que invitarías a estos bichos raros.

- Ser mi prima también te hace un bicho raro.

- Oh, ¿Te molesta mi presencia cuñis? - Yo rodee los ojos.

- Seguramente quería hacer un escape al hotel. - Yo me ruboricé ante las palabras de Kristen y ella rió.

- Claro que no, no bromees con eso. - Gregor frunció el ceño.

- ¿Por qué? - Todos miramos a Casey y reímos levemente. - Venga, díganme.

- Da igual. - Me alcé para besar su mejilla provocando que cayera al hielo. - Auch.

- ¿Te enseñamos a patinar? - Unos niños pasaron riéndose.

- Los mataré.

- Alcanzanos. - Me sacaron la lengua antes de alejarse.

- Andy, son niños. - Casey me ayudó a levantarme. - Ven, ya lo esta manejando.

Estuvo al menos 30 minutos enseñandome, al menos podía sostenerme en pie y moverme un poco, por supuesto no iba a poder hacer giros o acrobacias pero al menos podía patinar junto a mi novia quien sólo me observaba asegurándose de que no cayera.

- ¿Hablas en serio? - Mi atención se desvió a Kristen quien estaba frente a una chica. - Sólo no te metas. - Nos acercamos junto a los demás a ver que pasaba.

- Tú no me puedes decir que hacer.

- Claro que puedo y me obedecerás. - Era Tori, ¿Esta chica no se cansaba?

- Oh, vete al diablo. - Cuando Tori iba a empujar a Kristen sentí como Casey soltaba mi mano y agarraba a Tori.

- Tú no eres así. - Observé a mi novia que parecía triste mirando a Tori. - Lo siento.

- Casey... - Observé como lágrimas se formaban en los ojos de mi novia. - Sueltame, por favor. - Casey obedeció y Tori se alejó levemente antes de mirarme. - Lamento lo que dije e hice.

- Perra. - Miré a Kristen quien rodaba sus ojos.

- Me disculpo menos contigo, maldita zorra. - Yo tuve que girarme para reírme en silencio.

- Alejate, tengo alergia a la basura humana.

- ¿Cómo puedes tenerte alergia a ti misma?

- ¿Por qué se odian? - Dianne preguntó y pude observar como Gregor trataba de aguantarse la risa.

- ¡Porque me robó mi primer beso! - Ambas chillaron y yo las miré asombrada, esto era mejor que las novelas mexicanas que veía mi abuela. ¿Habrá un puesto de palomitas de maíz?

- ¿Cómo?

- Esta tonta cuando ibamos en la primaria corría sin mirar al frente... - Tori gruñó.

- Y tú te metiste en mi camino para que parara, siempre tan mandona...

- Chocamos y la peor pesadilla de mi vida pasó.

- Ella me besó. - Kristen fingió como si quisiera vomitar.

- Tú chocaste conmigo. - Tori se acercó a ella.

- Es algo tan estúpido. - Todos me miraron. - Ustedes dos se gustan pero no quieren admitirlo.

- Claro que no. - Ambas se alejaron mirandome mal.

- Son personas incompatibles. - Gregor rió.

- ¿Y qué?, no es que tú y mi prima se parezcan mucho. Con Casey no compartimos muchos gustos.

- Creo que el clima esta afectando tu pequeño cerebro, me voy. - Tori se fué y Kristen me miró.

- Deberías pensar ir con un psiquiatra. - Ella se alejó algo pensativa.

- ¿Cómo personas que se odian pueden gustarse? - Casey me miró confundida.

- Quizás se odian porque se gustan. - Dianne habló y yo asentí.

- Nosotras nunca fallamos en estas cosas. - Alcé mi mano para chocar los cincos con mi prima pero ella me ignoró. - Bueno, - Bajé mi mano. - casi nunca.

- De todas formas ellas se darán cuenta por si solas. - Dianne se encogió de hombros.

- Creo que es hora de volver a casa, se hace tarde y debemos ir a la oficina postal. - Casey asintió ante las palabras de Gregor.

- ¿A la oficina postal? - Casey me miró y sonrió levemente.

- Debo ir por los regalos que me ha dado la universidad.

- ¿Regalos?

- Si, al menos eso me han dicho. Papá dice que lo hacen para asegurarse de que iré.

- Oh, ya.

No patinamos mucho más antes de ir al auto de Gregor, sentí la mirada preocupada de Dianne pero decidí ignorarlo.

Estaba muy feliz por lo que ha logrado Casey, pero tenía miedo. Miedo de perderle. Son dos años separadas, se me haría difícil viajar a Japón incluso si le pido dinero a papá. Le amaba pero, ¿Ella lo haría como lo hago yo?

Cuando me dejaron en mi casa, me encontré con mi madre cocinando, ella me sonrió al verme y yo besé su mejilla.

- ¿Cómo te sientes hoy?

- Como si tuviera 20 años. - Yo sonreí levemente, ella nunca me decía la verdad respecto a cómo se podía llegar a sentir. - He encontrado un lugar en el centro perfecto para la florería, con mis ahorros hasta podré comprarlo. - Yo sonreí.

- Veo que seguiste el consejo.

- Claro, tu novia es muy lista y tiene razón.

- Lo sé.

- Me agrada, me hubiese gustado llegar al día de su boda.

- Hay un posibilidad de que lo hagas. - Ella sólo sonrió y ambas sabíamos que eso no era verdad. - Déjame seguir cocinando y ve a descansar un poco, te ves cansada. - Ella besó mi frente y se mantuvo ahí un tiempo.

- Lamento todo lo que hice y todo lo que estas pasando. - Yo suspiré.

- Uno no elije a sus padres ni lo que puede pasar. Te perdono mamá, ahora ve a dormir un poco. - Ella sonrió y vi como lágrimas salían de sus ojos.

- Te quiero.

- Y yo a ti.

Sólo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora