Capítulo 42

12.8K 946 31
                                    

Andrea

"Andrea, soy Casey. Necesito hablar contigo, prometo que no es acerca de tu salud y de meterme en tus decisiones. Por favor, necesito hablar contigo. ¿Podemos vernos, por favor?:(, te lo agradecería, ¿Siiiiiii?:("

"Ven a mi casa"

Miré el lugar y me apresuré a ir a mi cocina por una bolsa de basura, me puse a botar toda la basura que debería haber botado alguna vez. Ni siquiera recordaba haber pedido un pizza vegetariana, lo más probable de que ni siquiera era vegetariana.

Dios estoy hecha un desastre.

Esta por terminar de limpiar cuando el timbre de la casa sonó, maldición. Tiré las bolsas a mi patio trasero, mierda olvide cerrarlas. Da igual. Arreglé un poco mi cabello antes de abrir la puerta, sonreí levemente al verle pero su cara de preocupación me hizo borrar la sonrisa.

- Hey, ¿Puedo pasar? - Asentí y ella se fue directo al sofá, ¿Qué le pasará?

- ¿Estás bien? - Ella dió un fuerte suspiro.

- ¿Qué fue lo que paso esa noche?

Un recuerdo llegó a mi cabeza e hice una mueca, no me sentía cómoda hablando de esto pero ella seguía siendo Casey.

- Bien. Esa noche...

- Venga, ven con un poco más de animo. ¡Es una fiesta!

- Tom, eres policía no sabía que podías ir a fiestas.

- Claro que puedo en mi tiempo libre. - Sonrió. - Es sólo el cumpleaños de Stanley, es lo menos que puedes hacer por el chico al cual le botaste el almuerzo en su ropa en tu primer día.

- Ni siquiera hablo con él, ni sabía que seguía en Dallas.

- Ahora es hippie, no fumes nada, no quiero problemas.

- Hey, que yo no hago esas cosas. - Él sonrió como si estuviese orgulloso. - Por favor, sólo no me dejes sola.

- No lo haré.

No habíamos estado ni una hora cuando lo perdí de vista en la gran casa, para ser hippie tiene demasiado dinero. De seguro es un camello. Oh no, es Sean.

- Vengo en paz. ¿Una bebida? - Le quité el vaso rojo y empecé a beber del líquido dulce mientras buscaba con la mirada a Tom, quiero irme a ver a Cass. - ¿Cómo van las cosas con tu novia?

- No es algo que te importe.

- Venga, seamos amigos.

- Sólo no quiero hablar de eso. - Suspiré.

- Problemas en el paraíso. - Me encogí de hombros.

- No es algo tan grave.

- Creo que lo es, considerando de que estas en una fiesta trantando de despejarte.

- ¿Estas estudiando psicología o algo?

- Oh, no. - Él rió pero empezaba a ver borroso, ¿Qué estaba pasando? - Andrea, ¿Estás bien?

- Tengo que buscar a Tom. - Murmuré cuando el mundo me empezó a dar vueltas.

- Déjame ayudarte.

- A la mañana siguiente lo tenía a mi lado durmiendo, entré en pánico y me fui lo más rápido que pude, cuando llegue a casa traté de recordar algo pero no podía.

- ¿Y se lo dijiste a alguien? - Negué. - ¿Por qué no?

- Es vergonzoso, además no tenía pruebas concretas y es Sean Marshall, su padre es amigo del gobernador. Sólo le darían un castigo y quedaría en el olvido. - Bajé la mirada. - ¿Sólo querías eso?

- No lo sé, sinceramente vine a averiguar que sentía por ti pero lo único que siento es odio. - Hice una mueca. - Odio a Sean. - Eso me aliviaba. - Nos tomamos un tiempo con Susan para averiguar que estoy sintiendo, pero no puedo decifrarlo. - Ella tapó su cara con sus manos evidentemente frustrada.

- Yo puedo ayudarte. - Ella alzó la mirada para mirarme.

- ¿En serio? - Asentí. - Te lo agradecería un montón. - Me levanté del lugar en el que estaba para sentarme a su lado. - ¿Cómo lo...

No la había dejado terminar porque la besé, Dios no me importaba si me alejaba porque definitivamente volver a sentir sus labios me hizo sentir genial. Sorprendentemente ella me siguió el beso pero me detuve al sentir sus lágrimas sobre mis labios.

- Cass, ¿Qué pasa?

- Debo irme. - Ella se levantó rápidamente.

- Casey. - Ella caminaba rápidamente a la entrada. - Casey, ¿Qué has sentido?

Pude notar como ella se tenso pero siguió caminando y salió de mi casa, pero esta vez no la dejaría ir.

- ¡Casey te estoy hablando, dime algo! - Grité y ella se volteó.

- ¡¿Por qué lo tenías que hacer?! - Bajé la mirada, ella nunca me había gritado y por primera vez ella me hizo sentir pequeña. - Nos vemos.

- Casey. - Ella se volteó - Aún te amo.

Pero no recibí respuesta alguna y ella se fué en su auto. Demonios, ya no tengo nada que hacer en maldito lugar.

Sólo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora