Casey
Abrí mis ojos y rápidamente me senté para escribir acerca del sueño, algún día tenía que encontrar a esta chica. No sé qué tan normal es soñar una vida alternativa, pero me daba igual.
- ¡Déjame en paz! – Escuche el grito de mi hermano, de seguro mi padre ha entrado a despertarle.
- ¡¿Puedes levantarte ya?! – Rodé mis ojos.
Prendí mi equipo de música y "New Americana" de Halsey empezó a sonar en mi habitación, tomé unos pantalones rasgados que estaban en el suelo junto a una camisa cualquiera, cuando encontré mi beanie de la suerte sonreí, cuando me arreglaba el cabello entre la música pude escuchar los fuertes golpes en mi puerta.
- ¡Si no te apuras te dejare! – Ahí estaba mi amoroso hermano siendo un idiota como siempre, sabía que no me iba a dejar porque o si no papá le castigaría, de nuevo.
Bajé y como cada mañana me detuve en la foto de mi madre que estaba al bajar las escaleras, sonreí levemente al ver como papá le había dejado una margarita, seguí mi camino hacia la cocina donde mi padre me había dejado un plato con cereales a mí y mi hermano, el cual comía como un cerdo.
- Deberías ordenar tu cuarto. – Yo asentí, ambos sabíamos que eso no iba a pasar. – Debo irme a la oficina. – Él revolvió el cabello de mi hermano y besó mi cabeza.
- ¿Ya has terminado? – Asentí, apenas había comido pero de todas formas él no lo notaria.
Subí a su auto y me puse los auriculares, no me interesaba hablar con Gregor y prefería intentar recordar a "Andrea", cuando llegamos al instituto él me sacudió y yo rodé mis ojos para bajar, cada uno tenía una vida aparte y yo me fui con mis amigos.
- Hey. – Sean me sonrió y yo choque los cinco con él. – Tienes una cara del espanto.
- Tú la tienes todos los días y no te digo nada. – Todos rieron menos Sean.
- Venga, no te enojes. – Susan le empujó en juego.
- Sean es peor que una niñita. – Tori se apoyó sobre mi hombro. – Es peor que Cass cuando anda en sus días.
- ¡Yo sabía que era eso! – Tom arreglo sus lentes y yo rodé los ojos.
- Si Tom, todos lo sabíamos. – Dianne rio. Yo saque un cigarrillo y lo prendí.
- Ni siquiera sé porque soy amiga de ustedes. Podríamos ser un buen elenco para Skins, Dianne es la risueña puta, Tori es la que trata de ligar conmigo desde que nos conocimos pero se conforma con Sean, Sean y Susan son los hermanos opuestos, Sean es el deportista y Susan la depresiva, Tom es el imbécil, Kristen es la que aparece de vez en cuando sus padres no están sobre ella y yo soy la chica cool. – Ellos rieron pero yo no lo decía en broma, creo que rieron para evitar el dolor.
- Lo que digas, Effy. – Rodé mis ojos botando lo poco que quedaba del cigarrillo. – Y mi novia no trata de ligar contigo, claro que fuiste una etapa para ella, ¿No, Tori? – Sean miró a Tori que solo me observaba. Eso me indico que era hora de salir de ahí.
- Ven Dianne, echemos un polvo. – Dianne tomo mi mano y fuimos hacia los baños, claro que los chicos se lo iba a creer pero ambas sabíamos que eso no se iba a repetir.
- Deberías dejar de usarme de excusa cada vez que puedes. – Ella se miró al espejo.
- No quiero más líos con esos dos. – Me encogí de hombros viendo mis uñas.
- ¿En serio crees que soy una puta? – Ni siquiera le miré.
- A veces, pero eres agradable y mi amiga, me da igual con cuantos te acuestes para mí siempre serás una puta. – Cuando la miré tenía una pequeña sonrisa. - ¿Qué?
- Me gusta que seas honesta, me pone. – Ella se acercó a mí y yo rodé mis ojos.
- Ves, ahí está mi punto. – Le aleje de mí. – Tengo que ir a mi clase, tal vez algún día. – Ella se encogió de hombros volviendo al espejo.
Camine hacia mi casillero y saque el libro de Historia, quizás la idea de "rebelde" que tenía acerca de mi consistía en también enfocarme en la escuela, ¿Bien?
Caminaba hacia el salón cuando choque con una chica, fruncí el ceño cuando mi trasero toco el frio suelo de este mugroso instituto.
- ¡Hey, ten más... - Me calle al ver a la chica que sobaba su trasero con dolor, era ella. – Andrea... - Murmuré ella me miro confundida.
- Creo que te has confundido, me llamo Kendall. – Ella hizo una mueca mientras se levantaba. - ¿Piensas quedarte en el suelo?
- Deberías tener más cuidado. – Gruñí levantándome, ella se encogió de hombros.
- No pediré disculpas si planeas escucharlas.
- En mis sueños eras mucho más amable. – Murmuré.
- ¿Qué dijiste?
- Nada que te interese. – Iba a seguir mi camino pero ella me detuvo.
- ¿Sabes cuál es el salón 109? – Yo asentí. - ¿Me dirás dónde está?
- Voy para allá, ¿Eres nueva?
- Sí, he venido de Portland.
- Oh. – Seguí caminando.
- ¿Fumas? – Asentí. – Ese es un mal habito.
- Como lo es meterte en la vida de los demás. – Me encogí de hombros siguiendo mi camino.
- ¿Cómo te llamas?
- ¿Por qué debería decirte mi nombre? – Alce una ceja.
- Yo te he dicho el mío.
- Casey.
- Un gusto.
- Me gustaría decir lo mismo. – Suspiré.
- Hey, no seas tan ruda algún día serás mi novia. – Yo alce una ceja.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Mis sueños me lo han dicho. – Me detuve a mirarle. – ¿Qué?
- Nada. Estás loca.
- Mi madre dice que soy especial, ¿Quieres que te lea las cartas? – Vi como sacaba cartas del tarot. – Soy muy asertiva con esto.
- Vuelvo a decirlo estás loca.
Y si con mis amigos podíamos ser parte de Skins esta chica completaba mi idea. Cuando entramos al salón al menos la mantuve lejos pero cuando fui a la cafetería ella me había seguido.
- Hey, ¿Quién es ella? – Tom la miró junto a los demás que se sentaban a nuestro alrededor.
- Soy Kendall.
- Es nueva.
- ¿Quieren que les lea las cartas?
- Claro. – Tori le sonrió. ¿Por qué le seguían el juego?
- Según las cartas el amor está más cerca de lo que crees y llegará sorpresivamente.
- Chicos no creerán a quien vi este sábado. – Kristen llego con la respiración agitada, yo miré a Kendall, no creo que pueda pasar lo que pasaba en mi sueño, Kristen era alguien a quien le molestaba la atención del mismo sexo.
- Debes estar hablando de mí. – Sean paso su brazo por el hombro de Tori.
- Me agrada esta chica. – Dianne le observó.
- ¿Por qué me ignoran? – Kristen frunció el ceño.
- Seré la novia de Casey. – Yo abrí mis ojos mientras mis amigos me escupían sus refrescos en la cara.
- Iugh. – Gruñí.
- ¿Cómo harás eso? – Dianne rio.
- Ya lo verán, mis sueños me lo dicen.
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Sólo tú
Novela JuvenilCasey nació con el síndrome de Asperger, creció bajo el manto de su madre y clases en casa. Nunca pudo socializar mucho y definitivamente Andrea lo notó. A diferencia de Casey, Andrea ha tenido una vida normal a pesar de los conflictos con sus padr...