37. LA MADRE DE ANDREW

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— ¿Estás nerviosa, Erika? — Inquirió Angelique con una hermosa sonrisa blanca que daba un perfecto contraste con sus labios rojos escarlata.

— ¿Qué? No. —Respondí con una sonrisa nerviosa mientras me maldecía mentalmente.

Conoceré a la madre de Andrew.

Esto pone mis nervios de punta. No me presenté adecuadamente con Anna, debo dar una buena impresión con la Señora Rickford.

—Tranquila cariño, no es como si fuera una prueba. —Mencionó acomodando su falda de tubo negra. —Está bien si piensa si vas a la casa de una amiga. —Sonrió de nuevo y acarició amigablemente mi espalda para reconfortarme.

— ¿Cuánto tiempo más tendré que cargar esto? —Espetó Andrew algo enojado mientras arrastraba dos maletas y cargaba otras cuatro.

De las cuales solo una era mía. Anna le obligó a llevar todas sus maletas contando la mía.

—No soy tu sirviente ¿Sabes? —Mencionó retirando las gafas oscuras que ocultaban sus perfectos ojos avellana.

—Yo llevaré la mía. —Me ofrecí tomando una de las maletas que él arrastraba. Creo que en cualquier momento se caerá con tanto peso. No es normal que una sola persona cargue seis maletas.

—Tampoco soy tu sirviente. —Refunfuño después de tener mi maleta entre mis manos. Escuché otro estruendo y de nuevo el rostro rojo de Andrew. No necesité ver la escena completa para entenderlo.

Anna le ha dado otra bofetada a Andrew.

Y eso me causa gracia.

Demasiada. Pero no reiré, no es adecuado.

¿Cierto?

—Para de hacer eso. —Chilló la mujer castaña mientras aleteó su cabello. —Por favor, muestra tus facultades masculinas. El hombre es quien debería cargar las maletas de su novia. —Ordena. A pesar de haber utilizado en la frase Por favor, esta sonó más a una orden que a una simple indicación o favor. —Por otra parte ¿Qué haces tú aquí? No recuerdo haberte invitado a venir con nosotras. —Reprendió mordazmente mientras puso sus brazos en jarra.

—Solo lo hago porque si las dejo solas lo más posible es que tenga que viajar de Cardiff hasta acá por alguna estupidez que hayan hecho ambas. —Resopló algo irritado.

—Entonces ¿Serás como un niñero? —Comentó su hermana soltando una pequeña risa haciendo que Andrew frunciera el ceño. —No importa, nosotras ya somos muy buenas amigas. —dijo mientras me abrazó por sorpresa haciendo que soltara una débil sonrisa.

¿Amigas?

—Si vienes porque te sientes solo, puedes decirlo honestamente. —Comentó Anna con una perfecta sonrisa mordaz. Empiezo a adorar a esta mujer. Nunca nadie ha enfrentado a Andrew de esta manera, me agrada la manera de cómo logra manipularlo.

— ¿Eh? —Andrew suelta un bufido. — ¿Acaso eres estúpida? —Su hermana pareció ignorarlo porque aleteó su cabello y contestó una llamada de su celular.

—Andrew. —Murmuré captando su atención. — ¿Qué clase de persona es tu madre? —Inquirí mientras tocaba nerviosamente mis manos.

Esa pregunta vino atormentándome todo el camino.

— ¿Qué cómo es? —Repitió mi pregunta tomándose un segundo para analizarla. —Es una mujer normal. Tiene ojos, nariz y boca. —Respondió con una sonrisa ladeada en su rostro.

— ¿Enserio? Mi madre es igual. Ahora que lo pienso, Angelique y yo también somos iguales. —Comenté en tono irónico. — ¡Todas las mujeres tienen ojos, nariz y boca! Sé más concreto. —comenté un poco exaltada.

MI NOVIO ES UNA MENTIRA *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora