Capítulo 11: ¿Dónde está el internet cuando lo necesitas?

6.2K 300 54
                                    

¿Enamorado? Nooo, no iba a dejar que eso me pasara, no es como que quisiera amarrarme a una sola persona... ¿Vivir rindiéndole cuentas a alguien? No gracias, eso no estaba en mis planes.

De todos modos tenia a Ester... y eso estaba bien. Sin preocupaciones... relax...

-...Entonces terminaremos en una reverencia. Tavo, ¿Estás escuchándome?–Pregunto Amanda cruzándose de brazos–

-Aja, si claro, por supuesto, obviamente, eso era lo que estaba pensando...

Pero es que Amanda es tan hermosa, y me hace querer intentarlo...

-Ahh que bueno, y te quieres llamar Filomeno, ¿Verdad? –Dijo mirándome fijamente–

Ella es tan amable... sus ojos son tan preciosos...

-Sí, exactamente.

-¡Tavo! No estas poniendo cuidado a lo que digo–Dijo Mandi frunciendo el ceño–

Joder, debía concentrarme...

-Mandi, lo siento, es que... solo pensaba en algo.

Solo pensaba en ti...

-Bueno, te contaba mi coreografía y te preguntaba, si ya sabes que bailaran Santi y tú –Dijo ahogando una risilla–

Mierda, no había pensado en que bailaríamos Santonto y yo...

-Bueenoo, la verdad es que no tengo ni la más mínima idea–Dije frunciendo el ceño–

-Tranquilo, Dylan y yo conseguimos una coreografía en internet, seguro Santi y tú consiguen una también–Dijo dándome una sonrisa esperanzadora–

Le sonreí de vuelta, y por un momento me quede mirando a sus hermosos ojos.

-Entonces... ¿Ahora si vas a decirme por qué te cae mal Santi? –Dijo de repente. Se cruzó de brazos y sonrió de lado–

Eso me tomo por sorpresa completamente.

-Porque...–Dije pensando en una excusa–

Tenía que decírselo, tenía que decirle que a Santonto le gustaba ella...

-Mandi lo que pasa es...

-Amanda ¿podemos hablar? –Dijo Santonto, saliendo de no sé dónde–

El estúpido que arruina momentos desde tiempos remotos...

Amanda

Mandi; ese diminutivo que hacía que mi corazón se llenara de ternura dentro de mi pecho...

No sé cómo era que tavo había logrado que ese apodo volviese a escucharse bien, yo ni siquiera le había dicho a Santiago que mi madre solía llamarme así, pero al escucharlo de sus labios, fue como si fuera parte de su vocabulario, y... simplemente me sentía a gusto con él llamándome así.

De hecho, me sentía a gusto con él estando cerca de mí, riendo junto a mí, hablando conmigo. Definitivamente me sentía a gusto con Gustavo. Y no me sentía así desde...

Daniel...

Rápidamente aleje ese nombre de mi memoria. No debía pensar en Daniel, no, nunca más. Debía distraerme, así que una idea llego a mi cabeza.

-Entonces... ¿Ahora si vas a decirme por qué te cae mal Santi? –Solté de repente–

Esto pareció tomarlo por sorpresa, sin embargo estaba calmado, como si nada.

¿Y si me enamoro de una Cristiana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora