Capítulo 47: Se trata de ti.

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Gustavo

Había algo de lo que yo me estaba perdiendo.

Amanda había estado actuando antinatural, y eso lo entendía en parte, porque muy fácilmente podría ser producto de la grandísima estupidez que yo le había hecho. Sin embargo, cuando se fue a hablar en privado con su papá, o la forma en la que ella no había armado un escándalo al descubrir que Ester estaba embarazada, y que era de mí, era algo que no comprendía en lo absoluto. Era como si ella estuviese fingiendo que entre nosotros no pasaba nada, y eso me quemaba el pecho. ¿Qué quería yo de todas formas? ¿Qué se mostrase dolida? No lo sé. Quizás al menos asi sentiría que yo le importe un poco...

Estoy siendo muy patético e infantil en este momento...

Levanté mi mirada al escuchar la voz de Amanda dirigirse a mí.

-¿Podemos hablar? —sonaba casual—

Mi mente olvido cumplir sus funciones naturales y me quedé solo observándola. ¿Ella estaba hablándome a mí? Supongo que se cansó de esperar una respuesta asi que me tomó del brazo con brusquedad y me dirigió a la cocina y yo la deje hacerlo, sin poner resistencia.

-Me limitaré a decirte solo lo esencial. De una vez te advierto que estás en la obligación de hacer lo que te diré—Me dio una mala mirada— es lo menos que puedes hacer.

Asentí. No me molestaba que ella me hablase, no me molestaba en lo más mínimo. Me estaba muriendo por que lo hiciera, aunque fuera para ponerse mandona, o para odiarme. No importaba que estuviera usando el tono más despectivo posible, yo solo quería escucharla, y que me escuchara. Solo quería explicarle.

-Lo siento, yo...

-No quiero tus explicaciones. No quiero tener nada que ver contigo en absoluto. —Me cortó en seco— Desgraciadamente estoy ligada a ti de alguna u otra forma... —me hablaba con un tono hostil— Asi que tienes que hacerte cargo de Ester y del bebé.

-Lo sé y lo hare, pero...

-Yo soy la que está hablando aquí—volvió a cortarme— Ahorita que salgamos a la sala principal Ester va a anunciar que está embarazada de ti. Yo voy a hacer como que tú y yo nunca tuvimos nada—bajo un poco su tono de voz—ojala hubiese sido asi... y tu harás como que no ha pasado nada. Será fácil para ti, mentir te sale tan natural...

Mi corazón se helo.

-Amanda, yo...

-No voy a permitir que separes a mi familia—Miro justo a mis ojos, con dureza— estás en la obligación de cumplir con tu responsabilidad. El "nosotros" nunca existió. Si es que sientes algo de aprecio por mí, harás lo que te digo.

Y salió de la cocina, dejándome sin aire.

Amanda

Ardía, cada palabra que le dije, me ardía en el pecho. No sabía cómo hablarle sin llorar, pero a duras penas pude hacerlo. Mis niveles de autocontrol rozaban un punto crítico, yo no podía seguir aguantando por mucho tiempo. Aparté con dificultad las lágrimas de mis ojos y entre a la sala con mi mejor cara.

-Ahí estás—Ester me llamó— ¿Qué estabas haciendo con Gustavo?

-Le estaba pidiendo ayuda con unas cosas muy pesadas, ya sabes soy una debilucha. —mentí—

Me sentía mal por mentirle a Ester, se suponía que debía siempre decirle la verdad, pero era por una buena causa, o al menos eso me repetía cada vez que le mentía. Nunca me gustó mentir, pero para mí mala suerte era buena en ello, sin embargo era algo que nunca utilizaba.

¿Y si me enamoro de una Cristiana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora