Amanda
Nunca me había sentido tan feliz de que lloviera.
La pequeña llovizna, se había transformado en una verdadera lluvia, el día estaba verdaderamente hermoso afuera. El olor a tierra mojada inundaba mi nariz y eso me encantaba.
Me acerque a la ventana para contemplar el hermoso paisaje afuera.
La tierra se veía fresca y hermosa, los arboles estaban más verdes de lo normal y a pesar de la llovizna, aun había un poco de sol, pero no demasiado.
Conclusión: Era un día perfecto.
Voltee a mirar a Tavo, ya que no había hablado nada. Él solo observaba a la ventana, parecía sorprendido.
Lo mire sin decir nada, esperando que el rompiera el silencio.
-Está lloviendo–Dijo él aun mirando a la ventana–
Sonreí al ver su cara.
-¿Qué? –Pregunto mirándome al fin–
-Nada–Dije tratando de esconder una sonrisilla tonta que se había asomado en mis labios–
-¿Qué es? –Dijo–
Yo solo negué con la cabeza.
-Ah... ¿Qué es tan chistoso? –Pregunto impaciente–
-Tu cara–Dije sonriendo–
-Ja, ja con que muy chistosita ¿No? –Dijo con un aire de malicia en su voz–
-Es que miraste hacia la ventana como si estuvieses presenciando un apocalipsis zombie o algo–Dije con un poco de risa–
Él se empezó a acercar a mí de forma intimidante, yo solo retrocedí por instinto, hasta que mi espalda choco con la ventana.
-¿Sabes lo que les pasa a las chicas lindas que se burlan de mí? –Dijo con voz juguetona–
-¿Les compras una nutella? –Dije bromeando–
Él solo sonrió y negó con su cabeza.
-No... les pasa esto–Dijo acercándose más a mí–
Y comenzó a hacerme cosquillas...
-¡No! Tavo ¡Cosquillas no! –Dije tratando de alejarme–
-¿A dónde vas? –Dijo rodeando mi cintura con un brazo y atrayéndome hacia él–
-¡Dejame ir! ¡No me hagas más cosquillas! jajajajaj–Dije entre risas–
-No no no, aquí te vas a quedar–Dijo con una sonrisa burlona–
-No... se vale... yo... jajajaj–Dije sin aire, por tanto reír–
A duras penas me voltee quedando de frente con él. Nuestras miradas se conectaron y el dejo de hacerme cosquillas por un momento.
-Tienes que dejarme ir–Dije sonriendo–
-Nunca. Nunca voy a dejarte ir–Dijo con seriedad–
¿Se suponía que esto era parte del juego? ¿Él se refería a que nunca iba a dejar de hacerme cosquillas?
Yo sentía que había algo más... la seriedad en su voz, me hizo sentir como que esto no era un juego, sino que él estaba diciéndomelo a mí.
-Entonces... ¿vas a hacerme cosquillas por siempre? –Dije burlona–
-Solo por ver esa linda sonrisa, lo haría–Dijo sonriéndome con sinceridad–
¡Ay no! ahora venían esas raras ganas que tenia de que él me besara... ahora que las cosquillas habían cesado, él y yo estábamos demasiado cerca para mi autocontrol. Así que le dedique una sonrisa y me aleje un poco.
-Ohm... tengo hambre, ¿Qué tal si vamos por esa pizza? –Dije tratando de cambiar de tema–
-Ehh... no, no puedo. Pediré que traigan una para comer acá. Por ahora, tengo que salir, nos vemos luego–Dijo despidiéndose de mí con un beso en la mejilla y saliendo rápidamente–
Vaya... ¡que elegante de su parte! Me dejo acá sola.
-¡Que considerado eres Gustavo! –Dije a nadie en particular–
-Yo soy más agradable... ¿No te parece? –Dijo Santiago entrando sorpresivamente–
-¿Qué haces aquí? –Pregunte sorprendida–
-¿Qué? ¿Ahora no puedo visitar a la chica más hermosa del campamento? –Dijo coquetamente–
Yo solo lo mire.
-¿Por qué no podemos ser como antes? –Pregunte con cansancio–
-¿A qué te refieres? –Respondió él–
-Ya sabes... ser mejores amigos, AMIGOS, sin que me coquetees o me traigas flores...–Dije con timidez–
-¿Estas dejándome en la friendzone? –Dijo con un deje de tristeza en su voz–
-Yo... no sé. ¿Por qué sigues intentándolo? ¿Por qué no podemos ser como antes?–Dije–
-Porque ya es tarde, porque ya sabes lo que siento por ti. Porque me encantas, y porque nunca volveré a verte como un amiga. –Dijo–
La sinceridad en su voz hizo que se erizaran los vellos de mi piel. Yo no sabía cómo decirle que no sentía lo mismo, me sentía atrapada de alguna forma, porque el sentía tanto por mí, y yo no podía corresponder a eso.
Pero... ¿Por qué?
La respuesta vino a mi mente de forma automática.
Yo no podía y no quería corresponder a Santiago por una razón, y esa razón era que a mí me gustaba alguien, y ese alguien era...
Gustavo.
Definitivamente me había enamorado de él. Me había enamorado de su risa, de sus bromas, de sus cambios de humor repentinos...
Yo me había enamorado de tavo, y eso me asustaba.
Me asustaba volver a sufrir.
Me asustaba que él no sintiera lo mismo.
Pero lo que más me asustaba era abrir mi corazón y que él me hiciera daño.
-Ehhh Amanda...–Dijo Santiago devolviéndome a la realidad–
-¿Si? –Dije desconcentrada–
-Te pregunte si querías ir a comer al centro comercial–Dijo mirándome fijamente–
-Okay, ya que Gustavo no está podemos ir como viejos amigos ¿no? –Dije con emoción fingida–
-Si, como sea–Dijo con desgano–
Gustavo
Había salido tan de repente, que posiblemente Amanda estuviera molesta en este momento, pero tenía poco tiempo.
Salí tan apresuradamente, que olvide un paraguas, o un sweater, o algo con lo que bloquear esta lluvia; no me malentiendan, me gustaba la lluvia, pero abría mucho tiempo para mojarme luego.
Llegue a la moto, y arranque apresuradamente, después de todo, la lluvia había llegado antes de lo esperado, y necesitaba arreglar algunas cosas para ese día de lluvia con Amanda.
Y ya todo estaba en mi mente...
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¿Y si me enamoro de una Cristiana?
Fiksi RemajaGustavo es un chico manipulador, lindo y rico que siempre obtiene lo que quiere, bueno... casi siempre. Lleva una vida desenfrenada de lujos, vicios y placeres. Sin embargo estas vacaciones no serán lo que él planeaba... ¿Y si llegase a enamorarse d...