Gustavo
-Así que tú, wow lo sabes.
¿En serio Gustavo? ¿No encontraste algo más inteligente que decir?
-Sip.
-¿Y... que significa eso para nosotros ahora? —Me tape la mitad de la cara, ya que estaba un poco roja— ¿Es bueno o malo?
Mierda de las mierdas. Me sonrojo, hago preguntas directas y me caigo por las escaleras... ¡súper para empezar el día! Parecer un idiota ante Amanda sí que estaba siendo un completo éxito.
-Ah—Ella bajo la cabeza con rapidez— Yo... tú... esto... nosotros—Ella comenzó a mirarse las manos, y no subía su mirada hacia mí—
-Yo... lo siento, soy un idiota, en serio. No debí hacer una pregunta así...
Ella subió un poco la mirada hacia mí, y me observó por un momento.
-No, no me mires, es vergonzoso—Dije volteando hacia otro lugar—
-Oh, yo, oh. L-lo s-siento—Ella lanzó un resoplido— Será mejor que hablemos de esto luego ¿sí? Me tengo que ir.
Ella comenzó a caminar hacia la salida, y mágicamente me las arregle para ir tras ella y no caerme. Yo... solo necesitaba un momento más.
-Espera...
-¿Si? —Ella no se volteó—
-No te vayas—Mordí el interior de mi mejilla— por favor.
Ella se quedó inmóvil por un momento, yo tenía miedo de que no estuviese respirando. Su mirada estaba fija en el piso.
-Y-yo—Su voz era casi inaudible— y-yo.
-Quedate—Di un paso al frente—Quedate porque tengo miedo.
Ella se volteó, quedando frente a mí.
-¿Miedo? —Su voz era un susurro—
-Sí, miedo. —Avancé un poco más—Miedo de que si cruzas esa puerta, no vuelvas jamás. Miedo de que si no me arreglo ahora mismo contigo, nunca pueda hacerlo. Y sí, tengo absolutamente miedo de que esto sea un sueño.
-Ah—Ella soltó una risita— estoy tan nerviosa en este momento. —Su mirada volvió al piso— Pensé que era la única que creía que esto era un sueño.
-Qué tal si... vamos a algún lado.
Ella asintió.
-Voy por mi chaqueta, espera un segundo.
-Oh si oh si oh si oh si oh si oh si oh si—Susurré mientras subía por las escaleras— ¡Malditamente que sí!
Tome mi chaqueta de cuero, y sin dar explicación alguna a Javier o Marcos baje las escaleras (sin resbalarme, milagrosamente) Ahora... ¿A dónde la llevaría? ¿Qué haría? ¿Qué le diría? Yo, nunca había tenido una verdadera cita, ahora que lo pienso.
Mis dedos hormigueaban de nuevo, yo nunca había sentido esto, jamás.
Una vez estuve frente a ella, estaba básicamente sin habla, y sin movimiento.
-Y... ¿Qué quieres hacer? —Fue lo único que se me ocurrió decir—
Ella se encogió de hombros.
-Hay una pequeña cafetería cerca del colegio donde estudio, no es la gran cosa, pero te la pasas bien. Y sirven unos pastelillos deliciosos—Me rasqué la nuca con nerviosismo— ¿Quieres ir? Se llama Drinks —Reímos juntos— muy original, lo sé.
ESTÁS LEYENDO
¿Y si me enamoro de una Cristiana?
JugendliteraturGustavo es un chico manipulador, lindo y rico que siempre obtiene lo que quiere, bueno... casi siempre. Lleva una vida desenfrenada de lujos, vicios y placeres. Sin embargo estas vacaciones no serán lo que él planeaba... ¿Y si llegase a enamorarse d...