Amanda
Ya había pasado una semana desde que me aleje de Gustavo, y todavía dolía, dolía como el infierno.
¿Será posible que sea verdad? ¿Nunca me amo? ¿Solo jugo con mis sentimientos? ¿Tan poco le importé?
Miles de preguntas resonando en mi cabeza, la mayoría con respuestas desagradables que mi corazón se negaba a aceptar. ¿Pero de que me servía mi corazón ahora? Lo único que hacia mi corazón era convertirme en una niñita tonta y vulnerable.
Me sentía tan patética, tan ingenua, tan idiota; terminé en lo mismo de siempre, cayendo en el mismo charco una y otra vez. Se supone que no debía enamorarme ¡Pero claro! Debía seguir a mis estúpidos buenos sentimientos.
Yo estaba totalmente cansada de ser una niña buena. De todas formas, ¿de qué me servía todo esto? Siempre terminaba igual, en desamor.
Sacudí la cabeza con fastidio, y me reprendí mentalmente por seguir pensando en él. Puse mi mente en blanco y me concentre en mi situación actual:
Me encontraba sentada en mi habitación, luego de todo lo que pasó, papá decidió traerme a casa. Aún me quedaba un mes de vacaciones y tenía mi laptop frente a mí, la encendí y comencé a entrar en sitios en internet al azar; la verdad no estaba prestando nada de atención a lo que veía. Así que decidí entrar en wattpad, leer siempre me distraía, teclee mi nombre de usuario y empecé a leer una actualización de una novela que me gustaba mucho.
Al principio todo estaba bien, pero luego de cinco minutos de leer estaba hecha un mar de lágrimas. La protagonista de la historia estaba molesta con su novio, y él le decía cosas muy desagradables, pero al parecer solo lo hacía porque quería alejarla para "protegerla" porque él estaba siendo perseguido por unos secuestradores y quería mantenerla lejos de eso.
Puto asco—Dije mentalmente—
Era momento de llamar a Rut, yo lo sabía. Probablemente estaría durmiendo en este momento, pero yo necesitaba a mi mejor amiga, ahora.
Justo cuando iba a marcar el número de Rut, mi móvil comenzó a sonar en mi mano.
Puto asco—repetí de nuevo—
Súper casualmente, era la persona que menos tenía ganas de ver en este momento....
Santiago Pullman.
En un arrebato de ira conteste el teléfono sin pensármelo dos veces.
-¿Qué diantres quieres? —Ira desbordaba de mi voz—
-Yo... uhm... solo...
-Habla de una buena vez—Le corté—
-Sólo quiero hablar contigo.
-Pues yo no—Y colgué inmediatamente la llamada—
Me proponía a llamar a Rut y tener una tarde normalmente deprimente con mi mejor amiga, pero como siempre, mi vida tenía que enredarse de alguna u otra manera. Y cuando iba a presionar la tecla para llamar... tocaron a la puerta de mi habitación.
-¡Puto asco! —Grite en voz alta—
-¡Amanda! ¡Ese vocabulario! —Escuche gritar a mi papá desde el piso de abajo—
Y cuando abrí la puerta, ahí estaba: Santiago Pullman. Llevaba un helado enorme en las manos, y películas de ciencia ficción sobre el pote de helado.
Levante una ceja, exigiendo una explicación.
-¿Qué dices Amanda? ¿Cómo en los viejos tiempos?
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¿Y si me enamoro de una Cristiana?
Novela JuvenilGustavo es un chico manipulador, lindo y rico que siempre obtiene lo que quiere, bueno... casi siempre. Lleva una vida desenfrenada de lujos, vicios y placeres. Sin embargo estas vacaciones no serán lo que él planeaba... ¿Y si llegase a enamorarse d...