Capítulo 41: Vengo a rendirme.

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Amanda

Me desperté sintiendo algo suave hacer cosquillas en mi nariz. Hice un movimiento extraño con la nariz (supongo) ya que cause la risa de la persona que estaba en la habitación.

Un momento, no había nadie más en la habitación... al menos que alguien hubiese entrado.

Abrí mis ojos de golpe y me senté violentamente, para encontrarme con Santiago frente a mí. Él era la persona que menos espere encontrar. Sentí alivio, al ver que ningún ladrón o algo por el estilo había entrado a mi casa y me relaje.

-Oh, solo eres tú—Dije dirigiéndome a él—

-¿Esperabas a alguien más?

-Oh, no—Sonreí— pero me has dado un susto de muerte. ¿Papá te ha dejado entrar?

-Así es iba camino al trabajo y me ha dejado la llave. Estaba haciéndote cosquillas con tu cabello, en la nariz—Él me dio una pequeña sonrisa— Ya sabes, yo y mi obsesión con las cosquillas.

-Sí, ya veo—Le devolví la sonrisa—

Luego todo quedó sumido en un silencio incómodo. La verdad, Santiago y yo ya no hablábamos mucho. Había pasado casi un mes desde que lo había visto la última vez, y supongo que él ya sabía que tavo y yo llevábamos casi un mes saliendo.

La última vez nos habíamos reconciliado, y él me había dicho y explicado muchas cosas, como que él en realidad no había llamado para que papá me separase de tavo, sino que él solo llamo porque estaba preocupado, de hecho le dijo a papá que yo había desaparecido, pero nisiquiera menciono a tavo, fueron los del campamento que le dijeron a papá que nos vieron juntos... y bueno, se crearon las conclusiones incorrectas. Todo eso lo dijo frente a papá y papá dijo que esa era la verdad.

Me gustaría decir que luego de eso todo había vuelto a la normalidad, y que Santi y yo volvíamos a ser amigos, pero la verdad no fue así. Escasamente habíamos hablado luego de eso, y pues supongo que ya no era lo mismo para mí.

-Vengo a hablar contigo—Sus palabras me sacaron de mis pensamientos—

-Ah, bien. Dame un segundo para cepillarme y hablamos ¿vale?

-Ok

Fui al baño, me cepille peine mi cabello y me hice una cola de caballo.

-Ok—Dije sentándome en la cama— ¿De qué quieres hablar?

-Vengo a rendirme.

-Vengo a rendirme

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-¿Qué?

-Lo que has escuchado, vengo a rendirme contigo. Sé que nunca podrás amarme de la forma que quiero.

-Yo...

-No tienes que decir nada—Él me dio una sonrisa alentadora— últimamente he estado orando mucho, y he pedido muchos consejos a un buen amigo de la iglesia, realmente nos hemos vuelto muy cercanos. Y entendí que si Dios no me permitió estar junto a ti, es porque tiene a otra persona para mí.

¿Y si me enamoro de una Cristiana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora