Amanda
No podía creer lo que había oído...
¿Tango? ¿Era eso posible?
Supe que estaba en lo correcto cuando todo el auditorio comenzó a reír, y por consiguiente... yo empecé a hacerlo. Era una mala amiga, lo sé... pero... la risa... ¡era tan contagiosa! Inclusive lo que más me causaba risa era el género.
Una imagen comenzó a formarse en mi cabeza: Gustavo con un vestido rojo brillante, y Santiago bailando con él.
Seguí riendo con MUCHA más fuerza. Yo nunca fui de las personas que se ríen y su risa es tan estruendosa que retumba por todo el lugar; más bien yo me reía en silencio, dos hoyuelos aparecían en mis mejillas, me ponía roja y no podía respirar, pero mi risa era inaudible.
Ya no podía respirar, estaba jadeando pesadamente, porque de tanto reír no llegaba el suficiente aire a mis pulmones, las lágrimas caían por mis mejillas, y sentía que iba a morir de la risa –literalmente–.
Me di la vuelta al sentir una mano tocando mi hombro, vi el familiar rostro enojado de Santiago, y a su lado, un no muy amigable Gustavo. En vez de parar de reír (como una persona normal hubiese echo) me imagine esta vez a Santiago con un vestido rojo con lentejuelas y a Gustavo bailando con él y... –Tontamente– Me eche a reír de nuevo.
A penas le daba tiempo a mis pulmones de llenarse de un 15% de aire, para luego seguir riendo. Mas lagrimas cubrían mi rostro. Era en serio que sentía que iba a morir de la risa.
Podía imaginarme la noticia: "Chica muere por exceso de risa en un campamento"
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Ya la risa se estaba esfumando. Sentía que podía respirar de nuevo, y parecía que si iba a sobrevivir después de todo.
-¿Ya has parado de burlarte de mí? ¿O tengo que esperar diez minutos más? –Dijo Santiago, claramente irritado–
Oh, oh...
-Santi... yo...
-Dejame. ¿Sabes qué? ¡Te pasas! –Dijo caminando a la salida–
-¡Santi! ¡Espera! –Dije caminando tras de él–
Él estaba muy enojado.
Caminaba/corría hacia la salida, y sus manos caían en puños a sus costados. Eso no era buena señal...
-¡Santiago Alexander Pullman! ¡Esperame! ¡Necesito hablar contigo!
Mis llamados solo hacían que él apresurara el paso. Sentí una mano que tomo mi codo, y volteé para encontrarme con Gustavo.
-Dejalo, tiene la regla –Dijo él haciendo que soltara una carcajada como pocas veces lo hacía–
Caí en cuenta de que él también debía estar molesto. Aunque no lo demostraba mucho.
-Tú... estas... ¿molesto? –Pregunte tímidamente–
-Mmmm no mucho.
Me sorprendió que no estuviera igual de molesto que Santiago.
-Gracias... ¿por no molestarte? Supongo. De todos modos te debo una disculpa. Sé que me reí, pero es que... todos comenzaron a hacerlo, y pues la risa es muy contagiosa. Lo siento–Dije tímidamente–
-Tranquila. De todas formas... Tu risa es tan hermosa que vale la pena escucharla.
Wait... ¿había dicho que mi risa era hermosa?
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¿Y si me enamoro de una Cristiana?
Fiksi RemajaGustavo es un chico manipulador, lindo y rico que siempre obtiene lo que quiere, bueno... casi siempre. Lleva una vida desenfrenada de lujos, vicios y placeres. Sin embargo estas vacaciones no serán lo que él planeaba... ¿Y si llegase a enamorarse d...