Capítulo 18: Si te metes con ella... Te metes conmigo.

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Amanda

-Pero mira a quien tenemos por aquí... a la adoptada de los Sheer–Dijo sonriendo de lado–

Su presencia me incomodo, me hizo sentir mal, triste. Ni siquiera podía responderle, yo no quería decir ninguna palabra hiriente.

Yo no era igual a él.

Así que solo me paralice –literalmente– no lo mire a la cara, solo miraba a un punto fijo en el suelo. Las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos, alertándome de que tenía ganas de llorar.

-Mirame, chica basura–Dijo–

-Dejala en paz. Aquí la única basura eres tú–Dijo Santiago, tan despacio que me asusto–

Santi nunca había sido violento, él era de esas personas que hacen lo posible para evitar una pelea. Pero hoy parecía ser la excepción.

-¡Vaya! Pero si ya me había parecido raro que no hubiese aparecido tu perrito faldero–Dijo Daniel mirándome fijamente a la cara–

-Dejala en paz Daniel. Vete ahora que te estoy advirtiendo–Dijo Santi acercándose a él–

Daniel solo sonrió con malicia.

-No me das miedo Santurrón–Dijo sonando sus nudillos–

Gustavo llego de repente, tomo mi mano y le dio un suave y leve apretón.

-¿Qué pasa aquí? –Dijo Tavo poniéndome detrás de él–

-¡Wow! Pero es que ahora tienes de a dos novios–Dijo con sorna– eres más zorra de lo que pensaba.

Santiago

Esa palabra basto. Solo esa palabra basto para desbordar mi autocontrol.

Había llamado zorra a mi solecito. Ahora iba a pagar por ello.

-Te lo advertí–Dije dándole un puñetazo en la mandíbula–

Él parecía sorprendido. Lo tome con la guardia baja. Rápidamente se levantó y sentí su puño en mi ojo. Me enoje más. La ira estaba desbordada en mí, tome su cuello y estaba ahorcándolo. Gire para ver a Amanda, estaba sollozando abrazada a Gustavo, él parecía confundido y molesto a la vez.

Y por una milésima de segundo me desconcentre...

Mala decisión. Daniel agarro mis manos, y se zafó de mi agarre, luego me agarro por el cabello y me estrello contra una de las mesas más cercanas.

Gustavo

No entendía nada.

NADA.

Mandi estaba sollozando en mi pecho, y yo solo estaba esperando la oportunidad para joder al imbécil que estaba peleando con Santiago.

Y he aquí mi oportunidad... Santiago parecía inconsciente.

-¡Santi! –Dijo Amanda entre sollozos y palabras–

Me lance sobre el tipo, sin darle tiempo ni de respirar. Le clave las rodillas en su estómago, tome sus dos manos y las gire, apresándolo. En lo único que podía pensar era en hacerle daño.

No sabía ni siquiera quien era. Pero una cosa si sabía... estaba metiéndose con Amanda, y eso era suficiente para mí.

-Pídele perdón–Dije retorciendo sus brazos para causarle dolor–

-Tú no tienes nada que ver en esto imbécil–Dijo con voz entrecortada–

-Si te metes con ella... Te metes conmigo–Dije presionando mi rodilla en su espalda– Ahora, pídele perdón idiota.

¿Y si me enamoro de una Cristiana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora