Capítulo 29: ¿Es una cita?

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Amanda

Leí el papel que contenía el sobre como por quinta vez en menos de dos minutos. Mi corazón palpitaba rápidamente (lo cual no era una buena señal)

Leí el papel una vez más:

¡Buenos dias Mandi!

Espero no te molestes conmigo, pero soy un hombre que cumple lo que promete. ¿Recuerdas ese día de lluvia que prometí? (Espero lo recuerdes).

Bueno, pensé que sería buena aprovechar este improvisto para tener nuestro día de lluvia. Como tú dices: "todo pasa por una razón".

Este día será de los dos, tengo muchas sorpresas...

Y volví a sonreír.

¿Era esto una cita? No lo sé. Por eso obligue a mi corazón a calmarse. Probablemente Tavo solo quería divertirse.

Revise el sobre y conseguí otro papel. Me apresure a leerlo:

Instrucciones:

1. Mira debajo de la cama.

Lo hice, y había una caja blanca.

2. Saca la caja blanca y ábrela, allí encontrarás algo que espero te guste ;)

Sonreí de nuevo. Dios, debía calmarme.

Abrí la caja y casi sufro un ataque al corazón. Un hermoso vestido azul estaba dentro, junto con unas botas hermosas. Debo reconocer que Tavo tenía MUY buen gusto.

3. Ponte el vestido. (Sin protestar, por favor).

Casi desmayo cuando supe que era para mí. Fui al baño, me duche y salí. Me puse el vestido y era mi talla. Un poco escalofriante, debo admitir...

Peine mi cabello, ¿Qué debía hacerme? Recogerlo sería muy formal, y solo era una reunión de amigos, creo...

Opte por dejarlo suelto. Me veía muy bien. Me puse brillo rosa claro y salí.

4. Ve a la recepción. Allí te esperara una chica llamada Wendy, ella te dará más instrucciones.

Tome el ascensor y baje a la recepción. Estaba emocionada, y en cierta forma obligaba a mi corazón a ir más lento.

El ascensor abrió sus puertas y fui con la recepcionista, para preguntarle. Justo iba a hacerlo, cuando sentí una mano en mi hombro, volteé rápidamente y conseguí unos ojos azules que me miraban.

-¡Hola! ¿Eres Amanda? –Dijo ella en tono alegre–

-Em sip–Dije con timidez–

-Yo soy Wendy–Dijo con felicidad–

-Oh. Mi... este, amigo, eh, Gustavo, me dijo que me darías más instrucciones–Dije apenada–

-Sí que sí. Bueno, ahora sígueme.

Estaba empezando a ganarme la curiosidad. Yo amo las sorpresas, pero, eso no significa que no tenga curiosidad.

-¿A dónde vamos? –Pregunte–

-No puedo decir nada, pero, sé que te gustara.

Llegamos a la entrada del hotel y pude apreciar que afuera llovía, pero había un poco de sol. Amaba los dias así.

Wendy entro en un auto y me dijo que me sentara en el asiento trasero, y así lo hice. Una vez dentro del auto, mis pensamientos empezaron a flotar.

¿Esto era una cita? Es decir, llevaba un vestido y eso... pero por otro lado... No se... ¿Tavo sentiría algo por mí? ¿O solo es mi corazón enamorado que me hace pensar eso?

La melodía de mi iPhone me hizo salir de mi trance.

Era Tavo.

Mi corazón se detuvo por un instante, y luego volvió para latir rápidamente. Atendí, con el corazón en la boca.

-Buenos dias hermosa–Escuché a través de la línea–

Las mariposas de mi estómago evolucionaron a águilas y me sentí mareada, de una forma linda.

-Ehm, holis–Dije con mi pequeña voz–

¡Claro tonta, dejale ver que estas nerviosa!

-¿Te gusto el vestido? –Preguntó­–

-Nop, no me gusto–Dije reprimiendo una sonrisilla–

¿No? –Sonaba decepcionado–

-No, no me gusto. Me encanto–Dije sonriendo como tonta al teléfono–

-¿En serio? –Dijo con voz temblorosa–

-Sip. ¡Es absolutamente hermoso! Y las botas son como: ¡Moriré de preciosidad!

Sonrió al otro lado de la línea; y sonreí con él.

-Me alegra que te gustase–Dijo con ternura–

-Yoo, debo pagarte por él. Y además, por la pijama y por todo–Dije apenada–

-¡De ninguna manera!–Replicó– No me debes nada, es un regalo.

-Pero yo...

¡Pero nada! Es tuyo y punto–Dijo con firmeza– Además, apuesto a que luce hermoso en ti.

Me sonroje desenfrenadamente.

-Ehh um, ¿Gracias?

-De nada. Ahora, espero que te guste lo que prepare para ti.

-Y.... ¿Qué preparaste para mí? –Dije con picardía–

-Es sorpresa tontita–Dijo riendo–

-Vale.

-Bueno, ahora voy a colgar.

-¡Un momento!–Dije–

Tenía que preguntárselo, la duda estaba carcomiéndome por dentro.

-¿Si?

-Esto... ¿Es una cita? –Pregunte. Inmediatamente me arrepentí–

Él sonrió al otro lado de la línea.

-Tal vez...–Dijo–

Y luego colgó.

¿Y si me enamoro de una Cristiana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora