Gustavo
-¿Lo de Amanda y yo?—Repetí—
-Si. No me dijiste que se conocían. El otro día te dije que saldría a encontrarme con mi hermana Amanda, Amanda Sheer y nunca mencionaste que la conocías.
Demonios, creo que debo poner más atención a las cosas que dice Ester.
-Oh, eso. La verdad nunca escuché que la mencionaras. Jamás.
-Sí, eso. Se nota que me pones atención—rodo sus ojos— ¿Y cómo se conocieron?
-Nos conocemos hace poco. Nos conocimos estas vacaciones.
-¿Si? Porque no pareciera. La miras con mucha intensidad —Su tono era dudoso— ¿Hay algo más que deba saber?
Mi mente volaba en muchas direcciones luego de esa pregunta. ¿Debía decirle o no? ¿Por qué Amanda no quería que le dijera? ¿Si no le digo quizás Amanda podría perdonarme? Decidí irme por el camino de mi promesa y no decirle nada, no quería seguir fallándole a Amanda.
-Pues no, nada—mi tono era cortante— Pero creo que tu si tienes cosas que explicarme. ¿Cómo es eso de que te habían corrido de casa? Si veo que tu tía y tu están muy felices...
-Sé que le estorbo—ella miraba hacia fuera en la ventana— posiblemente a todo el mundo le estorbo, incluso a ti. Por eso no quería seguir viviendo allí. En cuanto a lo de Amanda, pues sé que no la mencioné hasta el otro día, pero hasta el día de hoy no nos hablábamos. Nuestra relación es complicada. Digamos que ella es la favorita de papá y yo no puedo hacer nada al respecto de eso.
-No me estorbas—lo decía con sinceridad— pero si quiero que comprendas que no estoy enamorado de ti, y eso no es tu culpa, eres una chica muy hermosa, pero...
-Pero no soy suficiente—me cortó— lo entiendo.
-No se trata de eso, se trata de que
-Ya, lo entiendo—volvió a cortarme—No estoy pidiéndote que me ames, solo que cuidemos a nuestro bebé juntos.
Asentí.
Amanda
No podía dormir.
Mire al techo de mi habitación una vez más, en la oscuridad. Nisiquiera sabía qué hora era, pero no tenía ni un poco de sueño. Busque mi teléfono debajo de la almohada, la 1:40 am. Rayos, había pasado bastante tiempo desde que me acosté y no podía dormir ni un poco. Me levanté hacia la cocina en busca de un vaso de agua, la oscuridad se posaba sobre las puertas y ventanas, haciendo sombras extrañas alrededor de ellas, me estremecí un poco, nunca me había gustado la oscuridad.
Encendí la luz de la cocina y me serví un vaso de agua. Posiblemente esta sería una larga madrugada. Las palabras que Ruth me había dicho hacia un par de horas se repetían con ferocidad en mi mente:
Claro que se trata de ti Amanda. Se trata de que estás tan asustada de perder a alguien más de tu familia, estás tan asustada de que alguien más se aleje de ti, que terminas aceptando lo que sea con tal de que estén junto a ti.
Eso no era cierto. Yo no estaba asustada. Pose el vaso con rabia sobre la encimera de la cocina y me dirigí a mi habitación. No estaba asustada en absoluto. Estaba haciendo justo lo que tenía que hacer.
Al llegar allí, me cubrí con las sabanas. Tenía que dormir y dejar de pensar en cosas irrelevantes.
-Rápido, solo déjala en el bote de basura y vámonos—dijo una voz masculina en la obscuridad—
ESTÁS LEYENDO
¿Y si me enamoro de una Cristiana?
Teen FictionGustavo es un chico manipulador, lindo y rico que siempre obtiene lo que quiere, bueno... casi siempre. Lleva una vida desenfrenada de lujos, vicios y placeres. Sin embargo estas vacaciones no serán lo que él planeaba... ¿Y si llegase a enamorarse d...