Capítulo 33: La calma que precede a la tormenta.

3.3K 220 84
                                    

Amanda

Estabamos acostamos en el césped mientras las gotas de lluvia caían con suavidad sobre nosotros.

Tavo beso mi cien, y me atrajo hacia él, mi cabeza sobre su pecho.

Acerqué mi boca a su oído y susurré, como si fuese nuestro secreto y no debiese ser escuchado por otros:

-Te amo.

No respondió. Solo guardo silencio.

Mi corazón se empequeñecio.

-Que... ¿Qué dijiste?

-Yo, Te amo—susurré—

-Necesito besarte en este momento—Dijo mirandome con intensidad—

Apuesto a que mi cara en este momento haria lucir pálido a un tomate.

Cerré mis ojos.

Él tomó mi rostro y poso su frente contra la mia. Su respiración hacia cosquillas en mis labios.

Y me beso, en la frente.

-Solo, hay que ir de espacio—Sonrio y susurró—

Sonreí.

Él se levantó y me ayudó a levantarme a mi. Sacó su telefono.

-¿Sabe bailar, hermosa dama?

-Oh caballero, dejeme informarle que encontrara en mi a una bailarina muy hábil.

Puso la cancion: "Thinking Out Loud" de Ed Sheeran.

-¿Me haría el honor de concederme esta pieza?

Me sonreí.

Empezamos a bailar al ritmo de la musica. Él tomo mi mano, y poso la otra en mi cintura.

Giramos, y podia escuchar la estrofa de la cancion entre nosotros

«Querida, estaré amándote hasta que tengamos 70 años, y cariño, mi corazón podrá todavía sentir como a los 23»

Nos moviamos al compás. Nuestros ojos conectados. Y entonamos al mismo tiempo las estrofas.

«bésame bajo la luz de un millar de estrellas. Coloca tu cabeza sobre mi corazón que late. Estoy pensando en voz alta, quizás encontremos el amor justo donde estamos»

Gustavo

-Quizás encontremos el amor justo donde estamos—Repetí—

Ella levanto sus ojos y sonrió.

-Si, quizás encontremos el amor justo donde estamos.

Posó sus manos sobre mi cuello, y tome su cintura, haciendola girar.

«Oh querida, coloca tu cabeza sobre mi corazón que late, estoy pensando en voz alta, que quizás encontremos el amor justo donde estamos, quizás encontremos el amor justo donde estamos, y encontremos el amor justo donde estamos»

Terminamos. Y estábamos muy cerca. Estábamos jadeando, cansados.

Me quede mirando sus hermosos ojos color chocolate, eran como droga para mi. Luego baje la mirada a sus labios y me quede observándolos. Ella rodó su labio inferior adentro de su boca. Miré a sus ojos, buscando una aprobación para besarla.

Y ella asintió.

Oh mierda, esa era mi señal.

Me acerqué a sus labios con cautela, casi con timidez. Rápidamente nuestras frentes estaban unidas y nuestros alientos eran uno solo.

¿Y si me enamoro de una Cristiana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora