parte 2

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Después de hacer el examen de economía fui a encontrarme con mi mejor amigo, Chris.
Él también bailaba conmigo en la escuela, y para muchos dúos él era mi pareja de baile. Desde pequeños que paseábamos por las calles y nos poníamos a bailar en medio de la carretera imaginándonos en un musical. Ese era nustro juego favorito. Los dos siempre habíamos soñado con bailar delante de mucha gente, profesionalmente. Nos prometimos que si uno de los dos lo conseguía, le ayudaría a llegar al otro.

-¿Que pasa, preciosa?

-Hola Chris.- le abrazé.- ¿Vas a venir esta tarde al entreno?

-¿Desde cuando me pierdo yo un entreno?

-Nunca.- me puse a reír.-¡Tengo muchas ganas de ver el nuevo vestuario!

-¡Ya ves! Dicen que este año se han pasado del presupuesto, eso quiere decir que van a ser espectaculares.

Asentí con la cabeza y fuimos juntos hacia casa, ya que también era mi vecino.

Chris llamó al timbre a las cuatro en punto. Cerré el libro que estaba leyendo y cogí mi mochila.
Fuimos con su coche a la academia y empezamos a calentar. Mi madre me había comprado unas nuevas manoletinas para que cuando llegara el campeonato, en tres semanas, los pudiera lucir. Aún tenía mis primeras zapatillas de baile. Siguen colgadas en el manillar de mi puerta y, aunque estén rotas por toda partes y muy gastadas, a mi me seguían pareciendo preciosas.
-Cass, ¿tienes rodilleras? Voy a probar hacer el mortal invertido.

-Si, están en la bolsa.- le señalé mi bolsa negra y lila.- coje las dos si quieres.

-Gracias.- dijo mientras se acercaba al objeto.

Me apreté lo cordón de mi calzado.

-¿Que es esto?-Chris tenía entre los dedos la tarjeta roja de Luke.

Miré alrededor, nadie lo había escuchado. Me acerqué a Chris y se lo arrebaté de la manos. 

-No es nada...

-¿Es una audición y no me dices nada?- creía que se había enfadado, pero me abrazó.- ¿Quieres que te lleve? Dejame llevarte, porfavor.

-Chris, Chris, no creo que vaya a ir.- murmuré.

Entonces me apartó de él cogiéndome de los brazos y me miró extrañado.

-¿Y eso?

-Tenemos entreno ese día.- le recordé.

-¿Estas bromeando?

-No.

-Pues entonces, si es por eso, vas a ir a la audición.

Negué con la cabeza, y, antes de que él volviera a replicar, Clare, nuestra maestra, nos llamó.

-Venga chicos. Todos al centro.

-Luego hablamos.

Cuanto menos faltaba para ese puñetero día, más insistía Chris en que fuera.
Sacaba buenas notas y mi madre se alegraba mucho de ello, pero Mikel, mi hermano, insistía que no era suficiente. Claro, él trabajaba en un laboratorio, cómo buen estudiante que había sido. Como mi hermana no quiso hacer la carrera que él quería, ahora me presionaba a mi para que fuera médico.
El campeonato de baile contemporáneo me había salido perfectamente, tanto que acabé ganando. Ahora tenía el campeonato Europeo en escasas semanas y me estaba volviendo loca entrenando.
De toda España sólo habían elegido a cinco seniors. Dos de ellas íbamos a Arhytmic. Mi compañera se llamaba Asley, y era la chica más creída que nunca había visto. Desde pequeñas que íbamos juntas, y ella nunca me había tragado.

-¿Piensas ir hoy a la audición?- me preguntó Chris incluso antes de que abriera la puerta para entrar en el coche.

-No. No hay más que hablar.

Para mi sorpresa no insistió. Viajamos en silencio, yo mirando mi móbil mientras Chris conducía. Levanté un momento la vista y me extrañé por el camino que estabamos tomando.

-¿Chris, dónde estamos?

Él aparcó y se bajó del coche. Delante de mí pude ver una cola larguísima en la que habían decenas de chicas esperando.Había un cartel que ponía claramente: Audiciones preseleccionadas. Todas las chicas llevaban el pelo recogido en un perfecto moño, un mayot y unas medias. Incluso pude ver que la mayoría llevaban punteras.

Miré a Chris que me había abierto la puerta y esperaba a que saliera.

-¿Que hacemos aquí?

-Vas a entrar y a arrasar. Les dejarás con la boca abierta.

Me quedé en el asiento de brazos cruzados.

-No voy a ir. Ya te lo he dicho millones de veces. Entra al coche y arranca.

Él negó con la cabeza e imitó mi gesto.

-Cassandra Stone no es una rajada. Levántate y entra por esa puerta antes de que te arrastre yo a la fuerza.

Le desafié con la mirada, y cuando el se inclinó para cogerme, me eché hacia atrás.

-Esperate, escuchame.- intenté pararle.- Yo no puedo hacer eso. Míralas.- señalé a las demas bailarinas.- yo no estoy a su altura. No quiero hacer el ridículo.

Puso lo ojos en blanco y cogió mi mano para después sacarme del coche. A escasos centímetros de mi cara me susurró:

-Tu nunca haces el ridículo.

Suspiré y me aparté un poco de él, cabreada.

-No tengo la música.

Me enseñó un CD de mi cantante favorito (chica)
-¿Y la coreografía?
-Tu nunca la has necesitado para bailar bien.
-No voy bien peinada, no tengo horquillas para pelo y....
Chris me cogió de la cintura y me llevó hacia el final de la cola. Boca abajo podía ver a las demás riéndose y poniéndole ojitos a Chris. La verdad es que él no tenía pluma, nunca la había tenido, y nunca le había preguntado sobre su gusto sobre la sexualidad. No me importaba, le gustase lo que le gustase, sumepre le apoyaría.
Me dejó en el suelo y le fulminé con la mirada.
-Me quedaré contigo hasta que entres. Sé que eres capaz de coger un taxi y huir.
Puse lo ojos en blanco y le di la espalda. Cuando volví a girarme, ya habían cinco chicas a su alrededor coqueteando con él.
Parecían desesperadas.

Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora