parte 46

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Cuando abrieron la puerta, fui como una bala hacia la habitación. No me paré en admirar lo bonita que era la habitación, ni de los cuadros colgados o el detalle de que hubieran puesto un gran ramo de flores en la entrada. Solo quería verle a él. El corazón me iba a mil por hora, desde que había salido del coche, que iba con el culo inquieto. Abrí las grandes puertas que daban al dormitorio, y allí estaba él, caminando de un lado para el otro, con el teléfono en mano. Cuando me vio, segundos después, se quedó quieto y me sonrió. Parecía aliviado, y me sonrió. Me abalancé contra él y nos fundimos en un gran abrazo. Me reconfortó su olor, la fuerza de sus brazos alrededor de mí, su corazón latiéndome en la mejilla. Suspiré tremendamente aliviada y nos quedamos unos instantes así, tranquilizándonos sin palabras. 

Tras el susto inicial, el sentimiento de angustia ya desaparecido, el enfado se hizo paso en mi pecho. Me aparté de él, y, ante su sorpresa y la mía, le di un débil puñetazo en el pecho. Me crucé de brazos y me puse en posición de reprimenda.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué no me has llamado? ¿Por qué te has ido con otro coche y me has dejado tirada?

Su mirada de desconcierto solo me irritaba más. Tardó en contestar, tampoco me había esperado menos.

-Decidí irme antes de hora... Y cuando salí a buscarte, los guardaespaldas con los que contaba eran escasos. Se me arrojaron encima. Dos hombres consiguieron hacerme hueco hasta el coche, mientras los demás aplacaban a las fans. Pero para salir... fue más difícil. - cerró los ojos y de sus labios se coló un suspiro.- Pero lo hemos conseguido. No es la primera vez que me pasa.

Me puse una mano en la frente y la otra en la cintura, mirando alrededor. Que locura, por el amor de dios... 

-¿Y a que viene el cambio de hotel?

-No nos queríamos arriesgar a encontrarnos con otra clan de fanáticas en la entrada. Se ha colado la información de dónde nos hospedábamos.- se acercó a mí, intentando cogerme de la cintura.- Ya está, ya ha pasado.- Su dedo índice se deslizó por detrás de mi oreja.- Te prometo que tendremos más cuidado la próxima vez.

Me besó la mejilla, mientras yo seguía reticente ha mirarle a los ojos. Sus labios descendieron por debajo de la oreja, por mi cuello, garganta... y cuando llegó a mi clavícula, se detuvo.

-¡Como te va de rápido el corazón!- murmuró.- Es lo por lo que ha ocurrido antes... o por esto.- Succionó en aquella zona y me dejó sin respiración. 

Ronroneó en mi cuello y volvió a besar los mismos lugares que seguían teniendo la piel de gallina por sus caricias. Estaba empezando a relajarme, sucumbiendo a él. Pero una idea pasó fugaz por mi mente.

-¿Por qué querías marcharte?

-¿Mmmmh?- Siguió haciendo de las suyas sin hacerme caso.

Le volví a preguntar lo mismo.

-No importa.- seguía sin mirarme a los ojos.

Le aparté de mí y le miré a aquellos ojos, encendidos de deseo. me crucé de brazos. Quería una respuesta, aunque ya me lo iba intuyendo.

-¿Por qué?

-Josh te vio con aquel chico de la tienda de música, y me dijo que estaba intentando ligar contigo.

Me pareció que la barbilla llegaba a tocar el suelo. ¡Pero que infantil que era! Me quedé atónita, no tenía respuesta a aquello. Ya lo habíamos hablado, ¿como se le ocurre que yo podría coquetear con otros? Que yo no lo hiciera no significaba que ellos no lo intentaran conmigo. Pero siempre diría que no. Mi corazón estaba en la palma de la mano de Luke. Él era el único. Y parecía seguir sin entenderlo.

Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora