Parte 42-1

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Luke permaneció con mi mano entre las suyas durante todo el trayecto. Le pregunté varias veces a dónde íbamos, pero se negaba a confesar. Parecía muy contento, aunque le sudaban las manos y movía mucho la pierna, indicios de estar nervioso. Me había contado lo difícil que fue conseguir los trámites para el despido de Dan, lo que le había costado romper el contrato y rehacerlo con la compañía discográfica con la que contaba,  y el estreno del disco que se haría en apenas semanas. Y veía que, aún las adversidades que había comportado aquel cambio de aires en su vida, el brillo no se disipaba en sus ojos, estaba orgulloso de lo que había hecho, y parecía que había valido la pena esperar. Le pedí que me cantara alguna de las nuevas canciones que había compuesto para el disco de estreno y, mientras me tarareaba una, reposé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos para recrearme en aquella letra.  Estaba muy cansada a causa de todo lo que había sucedido, bailar ya me quitaba fuerzas, y ver a Luke en medio de todo aquello no había sido de menos. Los párpados me pesaban y, sin pretenderlo, me quedé dormida entre sus brazos, como era habitual hacía unos meses atrás.

El baile se me repitió en el sueño, me devolvió al lugar y al momento, y sentí de nuevo todas las emociones por las que había pasado, el volver a ver a Luke, la emoción y el miedo de sentir aquello que estaba sintiendo, lo reviví todo de nuevo, hasta el momento en que Luke pronunciaba mi nombre. A partir de ahí, escuché risas, risas del público. Se estaban riendo de mí mientras me señalaban con el dedo. Miraba a mi lado y ahí estaba Alex, riéndose apoyada en el asiento. Me adelantaba hacia el escenario, confusa ante tal real experiencia. No era consciente de lo que en realidad era todo aquello, un simple sueño, una simple pesadilla. Llegué al borde del escenario y subí, sola. Luke me esperaba, en efecto, en el centro del escenario, pero cuanto más me acercaba a él, más se difuminaba su figura. Acabé corriendo hacia él, pero ya no quedaba nada suyo allí. Unas voces a coro entonaron, entre frías carcajadas,<< ¿En serio? ¿Crees que eres suficiente?>>

Abrí de golpe los ojos, con las manos temblándome encima de mis piernas. Luke me miraba desde arriba: Había pasado su brazo por encima de mis hombros y yo descansaba en su pecho. Parecía traspuesto, seguramente él también estaría cansado del largo viaje que había hecho, pero parecía estar algo asustado ante mi comportamiento. 

-Ya está, ya está- me besó levemente la cabeza.- Solo era un sueño, ahora estás conmigo.

Mis pulsaciones se calmaron al mismo ritmo que las suyas, volvió a acomodarme en su pecho y me masajeó el cabello para que me relajara. 

¿A que venía lo de que no era suficiente? No sabía que había ocurrido: a mi nunca me había importado ese tema, vale que alguna vez lo hubiera pensado, es normal que cada chica se lo plantee en una relación que va viento en popa, mientras no llegue más allá... Yo sentía que me merecía a aquel chico... ¿No? ¿O aquel sueño había sido un aviso de mi subconsciente para que recapacitara? No estaba segura, no estaba segura de nada. Solo me apetecía dormir, descansar... A lo mejor aquello era lo que necesitaba, recuperarme para tener la mente más clara. 

Para cuando entraba de nuevo en el sueño, el coche paró y abrieron la puerta de Luke. Él me separó de el tiernamente y me cogió de la mano para que le siguiera. Estábamos en el puerto. Todo me sonaba de anteriormente. Los barcos, blancos como la leche, se mecían atados, había farolillos y una tenue música, algo amortiguada por el sonido del mar. El sitio estaba desierto, el sol se ponía dándole un toque naranja al cielo, el cual se reflejaba en el agua, creando un maravilloso paisaje. Luke sonreía, a mi lado, como lo había hecho cuando entró al coche conmigo. Nos paramos delante del barco que Luke había comprado durante las primeras semanas de noviazgo. Estaba como la primera vez que lo vi. Solo lo habíamos utilizado una vez, la primera noche que pasé con él, ya que no pudo cumplir su promesa de utilizarlo más a menudo por las estrictas normas al que estaba atado. No había tenido tanto tiempo para relajarse como para pasar el rato ahí dentro, y yo no dije nada porque, al fin y al cabo, el barco era suyo. 

Luke me miró de soslayo, esperando una reacción de mi parte que no veía. Y no sabía que decir.

-Tu primera vez fue ahí dentro. Quiero que nuestra primera reconciliación también sea ahí.- me besó en los labios.- Digamos que quiero convertirlo en nuestro.

-Eso ya lo dijiste una vez.- le recordé con un mohín.- y poco duró tu promesa...

-Ya lo sé. Y vengo a cumplirla.- me volvió a dar un beso en la boca.- Y bueno, mejor tarde que nunca. Haría cualquier promesa con tenerte a mi lado, incluso si significa que tardaré en cumplirla, ese tiempo lo pasaré contigo. Y, si quieres, puedo hacer otro juramento, uno que no caduque con el tiempo: juro quererte siempre, cada día más; pensarte en todo lo que vea: soñar contigo, sea despierto o en mis mejores sueños. Te quiero mucho y...- Una de sus rodillas tocó el suelo, y el aire de mis pulmones desapareció.- no quiero verte marchar de nuevo jamás. - su mano rebuscó por el bolsillo hasta sacar una cajita.- No sé si es el mejor momento, no sé si estas preparada para aceptar, pero yo si que lo estoy para tenerte a mi lado el resto de mi vida.- abrió la rojiza caja y apareció ante mi un anillo de varios diamantes, aunque con uno más grande que los demás.- ¿Quieres casarte conmigo?


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Aquí os dejo una parte de lo que continuaré este fin de semana. Espero que no me matéis ;b Espero que os haya gustado y... preparaos

Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora