parte 8

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Chris y yo empezamos a montar nuestro dúo. Luke había elegido la música, una adaptación de Locked away de Sam tsui y Kristen Collins.
Era muy bonita, había hecho una buena elección. Luke tenía grandes ideas, y en menos de dos horas el dúo ya estaba hecho y repasado. No sentamos en el suelo mientras tomábamos un descanso para beber agua.

-Cass... Te tengo que decir algo.- se secó la cabeza con el brazo.- Me gusta alguien. Pero no sé si siente lo mismo.

Dudé un segundo hasta que lo solté.

-¿La... La conozco?

-Si, si que és una chica. Y sí, la conoces.

Ya sabía yo que no era gay. La gente da por sentado de que si un chico se dedica al mundo del baile, acabará siendo homosexual, pero chicos cómo Chris lo desmentían.

-¿Y no piensas decirme su nombre?

-No, de momento no.

Achiqué los ojos pero no insistí. Yo no le podía contar a él lo que me había pasado con Luke. Y aunque yo quisiera hacerlo, había firmado un contrato que me obligaba a ocultar su vida personal.

Chris me miró con detenimiento al verme algo distraída durante las dos horas. En el baile me había equivocado varias veces, algunos pasos no me habían salido, y él notaba que tenía la cabeza en otro sitio.

-Oye, ¿que te pasa? No das una.

-Ya lo sé, lo siento.

Recogimos las cosas y salimos de la sala de ensayo. En ese momento sonó mi móvil. Luke me había enviado un mensaje que ponía: "¿Te gustaría quedar esta noche?

Le devolví el mensaje: " Vale, pásate a buscarme.

Tocó el timbre de la puerta, alertándome que Luke había llegado.

-¡Voy yo!

Me había vestido con una camiseta roja y unos pantalones negros pitillos. Luke me había dicho que no fuera elegante, pero se empeñó en ocultarme a dónde me llevaría.

-Oye.¿A dónde vas?- Alex asomó la cabeza por la puerta de mi habitación.

-Eres un pesada, lo sabes,¿ no?

Cogí mi bolso y me acerqué a ella.

-Voy a salir con unas amigas.- le dí un beso en la mejilla.- Adiós.

Abrí la puerta y corrí hacia la esquina, en la que estaba Luke. No había nadie allí, así que le dí un lego beso en los labios.

-¿Qué es eso?

Señalé la moto negra que había aparcada cerca de él.

-Una moto.

- Ya lo sé, tonto. Pero ¿Y tu coche?

-En el aparcamiento. La compré hace un año, y és la primera vez que sale a la calle. La fuí a recoger a la tienda está mañana.

-¿Y eso?

Me pasó un casco negro y me lo fuí poniendo.

-Era un vía de escape para cuando me sintiera atrapado. Nadie sabe esto excepto tu y yo.

Me subí detrás de él y pasé mis brazos alrededor de su cintura.

-¿Y desde cuando tienes el carnet de moto?

-Me lo saqué ayer.

Abrí los ojos como platos, pero entonces noté que ya era demasiado tarde como para bajar, Luke ya había arrancado la moto y el aire nos azotaba mientras íbamos a toda velocidad. Luke llevaba una gorra, unas gafas negras que ocultaban sus preciosos ojos y una camisa negra que le daba un punto informal.


  Aparcó cerca de la playa, en la que se escuchaba música a todo volumen y gente pasándolo bomba

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  Aparcó cerca de la playa, en la que se escuchaba música a todo volumen y gente pasándolo bomba.  

-Ya hemos llegado.- Dijo, bajándose de la moto.- Supongo que llevarás bañador como te dije, ¿No?

Señalé el cordón negro que sobresalía de mi camisa. Me había puesto un bañador negro que curiosamente estrenaba aquel día, ya que lo de ir a la playa o a la piscina no me iba. Luke sonrió y me besó en la mejilla, un beso fugaz. Al cruzar una esquina, nos encontramos  con el lugar de origen de todo aquel ruido. Montones de gente de mi edad bailaban y/o se restregaban entre ellos. La música resonaba a través de grandes bafles negros colocados a los lados de un escenario al centro de la pista, en la que un dj pinchaba la música y se movía a su ritmo, animando a los demás a bailar. 

-¿Vamos a por unas cervezas?

-Claro.

Fuimos hacia la barra mientras Luke apartaba a la gente sudorosa que se ponía en nustro camino. Nos sentamos en los taburetes negros y Luke llamó a la camarera.

En nada ya teníamos las frías botellas en nuestras manos. De un trago, se bebió la mitad del contenido y me miró para instarme a beber, rápido.

-Si que estabas sediento...

-Bueno, tengo ganas de bailar contigo. Como no me dejan hacerlo, tendré que cumplir mis deseos a sus espaldas.- me guiñó un ojo, juguetón.

Bebí  un trago y me levanté del taburete, ansiosa de ver si podría seguir mi ritmo.

-¿Tu crees que aguantarás? No te quedes atrás.

...

-Creí que no te gustaba llamar la atención.- decía, secándose la cabeza y los brazos mojados.

-No me gusta cuando tengo que hacer algo que no se me da bien, pero bailar es mi don, y haciéndolo me siento segura.

Me lanzó la toalla que nos había dado el camarero.

Luke me había sorprendido, porque no solo cantaba bien, sino que bailar también entraba en sus cualidades más destacadas.

-Y tu? No me habías dicho que bailabas tan bien.

-Desde que tengo memoria, mis padres me educaron entre micrófonos y coreógrafos. La primera vez que me oyeron cantar, me insistieron para que aprendiera un poco de todo. Aunque por fin veo que valió la pena. Te ha encantado.

-¡Pero que dices! No ha sido nada que no hubiera visto antes. 

No le iba satisfacer. No podia ir con esos humos por ahí.

-Ya, claro, como que has conocido a muchos famosos buenorros que bailaran contigo como yo he hecho.- dijo con la voz aguda y poniéndo morritos.

Le lancé la toalla a la cara, riéndome. Luke era inesperado, de un momento a otro podía pasar de ser cretino a ser un completo payaso. Era un chico atuenticaménte bipolar. Entonces pensé en que le caería bien a mi hermano. Mikel, que cuando tenía que hacer las cosas bien, era firme en sus decisiones, pero cuando todo aquello pasaba, era la persona más simpática que hubiera conocido, un poco carroza, pero majo.

Seguimos bailando y disfrutando todo lo que pudimos en la fiesta, y durante dos horas estubimos en medio de la pista bailando. Lo mejor de todo aquellos era que, aún habiendo música a toda pastilla, el sonido del mar se seguía escuchando, la arena seguía acariciando nuestros pies descalzos, y la brisa, cada vez más fría, nos ayudaba a no derretirnos bajo la luz del sol. 



Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora