parte 37

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Era Sábado, abrí la nevera para prepararme la merienda, cogí un par de mandarinas y me preparé un café y para llevármelo al entreno de la tarde. En un mes teníamos el Campeonato Internacional, donde ya había ido con Arythmic años atrás. Estaba deseosa de volver a ver a mis antiguas compañeras, de ver como les iba. Apenas un mes había pasado, tres semanas, que me habían parecido infinitas. El baile me lo había montado yo, la música y el vestuario las eligió mi hermana en una de nuestras sesiones por Skype, y tenía muchísimas ganas de dar el vestido a la modista para que me lo diseñara.

Había hablado con Chris por WhatsApp, pero apenas nos habíamos dirigido dos palabras. Mis padres ya habían empezado a trabajar en una gran empresa cerca de la ciudad, pero con el horario que llevaban, nos veíamos por la mañana y yo ya estaba dormida cuando llegaban. Yo tenía vacaciones de verano, era Junio, pero mis padres solo tenían Agosto para ellos solos.

No desperté a mis padres y cogí la bolsa de la compra para ir a la tienda y así preparar algo que comer.

Me puse las chanclas y, con mis tejanos cortos, mi camiseta azul y un moño medio deshecho, salí a la calle.

Compré carne y pasta, bebidas y, por que no, un gran helado de chocolate. Aquella noche haríamos un cine en casa, y el dulce no podía faltar. Fui a alquilar la peli, aquella noche me tocaba a mí elegir: ¿una de amor? No, mejor no, mi padre se pasaría la noche quejándose ¿un musical? A mi padre tampoco le gustaban. Mejor una comedia. Si, mejor.

Pasé por delante del quiosco, solo me quedaba una calle para llegar a la tienda, pero algo en él me llamó la atención.
Había al menos cinco revistas que llevaban la cara de Luke como portada, la de Luke y la de Kira. Sin pensármelo cogí una y tendí un par de monedas al quiosquero. Me las aceptó y no esperé a que me diera el cambio. Llegué a mi casa a los cinco minutos. Dejé el carro de la compra cerca de la cocina y abrí la revista nada más entrar por la puerta del comedor. Efectivamente: ahí estaban las fotos que había descubierto en el ordenador de Luke: Luke y Kira abrazándose, besándose; él con una mano en su mejilla, la otra en su espalda y los ojos cerrados. Otra que salían riéndose peligrosamente cerca, con confianza. Todo parecía haber vuelto atrás, me sentí como cuando las vi por primera vez, hacía ya alrededor de un mes, y el mismo dolor me hundió en la oscuridad. Habían otras fotos nuevas, de estrenos de cine y conciertos, que supuse que eran verdaderas. La última foto que vi antes de desplomarme en el suelo con la cabeza entre las rodillas fue una en la que salían los dos besándose en el preestreno la recién película estrenada de ambos. Joder, estaba tan guapo... tan bien. Mis ojos se llenaron de lágrimas y dejé que la revista se deslizara de entre mis dedos hasta caer en el suelo: no podía aguantarla, me noté muy débil. Me abracé las rodillas y me dejé llevar por el dolor que había estado intentando evitar desde mi llegada. La pena me arrastró hacia su terreno, el de las sombras, y ahí me quedé, entre sollozos y sollozos me permití echarle de menos, como una auténtica ilusa.

Unos reconfortantes brazos me rodearon y me estrecharon fuerte, la voz de mi madre me pedía algo que no era capaz de escuchar. Quizás que me calmara, quizás que respirara hondo, o simplemente me decía que me quería. Pero yo no paraba de pensar en él, mi centro era él.

-Cariño, venga, vamos a tu habitación.- pude entender.

-No no no no, mamá, no.- sollozaba.- ¿Por qué? no no. Luke.

-Lo sabía, joder. Tendríamos que haberle echado de su vida nada más verlo. - oí a mi padre de fondo.- todos sabíamos como iba a acabar todo esto y no hicimos nada.

No sonó ningún sonido por mi garganta cuando intenté replicar, me había quedado muda.

Mi padre me puso en pié y me acompañó a mi habitación. Me arropó en la cama y cerró la puerta al salir. El silencio volvió a adueñarse del ambiente y me dejó traspuesta hasta el día siguiente: Había lanzado la toalla, ya no tenía esperanza de recuperar lo nuestro, Luke no iba a cambiar, no iba a controlar su vida, y yo no estaba dispuesta a seguirle. Aquella noche decidí olvidarle, decidí acabar con el dolor antes de que él acabara conmigo.

Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora