Aproveché el momento de confusión que se creó tras confesar aquello y, dejándolo de pié y sin palabras, para escabullirme y salir en el más absoluto silencio.
No dejaba de repetirme la misma frase para creérmelo, para concienciarme de la promesa que acababa de sentenciar en el inesperado arranque de furia. Tenía el cuerpo pesado, y me aguantaba al marco de la puerta para disimular el temblor de mis manos. De antemano sabía que todas mi compañeras de baile estaban esperando tras la puerta, fisgoneando y cotilleando sobre lo que había sucedido en la pequeña habitación.Pasé delante de ellas cabizbaja, mientras oía la puerta cerrarse de nuevo a mis espaldas. Secándome los ojos en los brazos desnudos, subí a la terraza, completamente vacía, para despejarme.Cerré la puerta al salir al aire fresco, y examiné la imagen que me daba el espejo apoyado al lado de la puerta. Tenía el maquillaje completamente corrido, con los ojos y las mejillas rojas, y el labio inferior temblándome. Estaba horrorosa. No le hacía justicia al vestido que llevaba, que había sobrevivido a las manchas de lágrimas. Me senté en una esquina, con la cabeza apoyada en el pequeño muro que apenas me cubría la cintura y observé el movimiento de las nubes, blancas y perfectas, sobrepasando por encima de mi cabeza. Parecían danzar, libres y sin música alguna, en un orden incierto, felices de encajar en algún sitio, acompañadas las unas de las otras sin problema alguno. Enterré mi cabeza entre las manos, llorando ya sin tapujos, deseando saber que era y cual era el siguiente paso que hacer, que camino escoger.
No volvimos a hablarnos de nuevo durante todo el día. Intentábamos ignorarnos, aunque notaba constantemente su mirada. No volví a llorar, ni siquiera cuando llegué a acasa aquella noche. Mi hermana venía a verme cada media hora por si necesitaba algo, pero sentía que poco a poco iba controlando mi cuerpo y mis pensamientos. Echaba de menos a Luke, pues claro que lo hacía, pero me había dado cuenta que necesitaba tomar un poco el aire, necesitaba darme tiempo para volver a sentirme tan independiente como la primera vez que le vi. ¿Qué era lo que quería? Una de mis tantos deseos era que Luke utilizara aquel tiempo de distanciamiento para recapacitar sobre lo que era más importante en aquel momento, sis u relación conmigo o su carrera profesional. Y yo nunca le había mandado que eligiera, y seguía sin hacerlo, porque por mucho que me quisiera, mi amor por él no le daba de comer. Yo había conseguido ser dueña de mi vida, aunque en aquel momento no lo viera, y Luke tenía una vida dictada, planificada por otros que no eran él, que solo les importaba por la fama.
Al llegar la noche, volví a casa de mis padres, quienes me acogieron con una taza de chocolate caliente y un gran abrazo. Supuse que Alex les habría contado lo ocurrido. Me escabullí de las preguntas de mi madre y subí a mi habitación. No les había dicho que iba a dejar el trabajo, y que sería tan inmediato, no quería preocuparles. Además, sabía que ellos ya habían mirado trabajos en el extranjero, y sabía que de un momento a otro necesitaríamos mudarnos para buscar trabajo, así que mi renuncia solo serviría para acelerar el proceso. Y me aliviaba. Ya sólo tenía ganas de olvidar, de alejarme de todo y de volver a ser quien era, quien me gustaba ser.
Había dejado cosas en el apartamento de Luke, y debía acordarme de recogerlas el Lunes, para no alargar el proceso. El concierto al día siguiente se organizaba cerca de nuestra ciudad, a unas do horas de ahí, y era un gran alivio no pensar en hacer las maletas o en levantarse temprano al día siguiente para coger un avión. Mi hermana me llevaría por la mañana, ya que aquel domingo tenía fiesta, y le hacía ilusión ver el ambiente.
Dentro del coche, en silencio absoluto, arrancamos y salimos del aparcamiento, yo mirando mis dedos y Alex atenta a la calle.
-Alex... Pediré mi dimisión. Esta noche, cuando acabe el concierto.
Alex no pareció sorprendida, pero me miró de reojo cómo si lo hubiera estando esperando. Abrió la boca algo angustiada, y la tallé.
-Lo sé, lo sé. Sé que nuestro dinero es el único que entra en casa de momento, pero tengo... No puedo seguir, de veras... Tengo dinero ahorrado y...
-Cass.- me interrumpió- No tienes que darme explicaciones, lo entiendo, de veras. Ya veremos como saldremos adelante, aunque supongo que deberemos empezar a empaquetar las cosas.
Le sonreí, a pesar del sentimiento de culpa, y la abracé con todas mis fuerzas.
LUKE
Dos noches antes:
No pude dormir apenas por la noche, solo pensaba en que volvería a verla al día siguiente, y empezé a escribir mentalmente lo que le diría, que todo había sido una confusión, que todo era ficción, que yo solo la quería a ella. Que la amaba y que no quería que se fuera. Estaba seguro que en cuanto me explicara ella lo comprendería, y que todo volvería a ser tal y como era antes de que viera aquellas fotografías, antes de que se marchara de mi apartamento y se marchara en aquel taxi, tan triste cómo lo estaba. Mierda, no debería de haberla dejado ir sola.¿ Como estaría? ¿Habría llegado bien a casa?
No soportaba pensar que Cass creyera que lo nuestro se había acabado.
<< No se a acabado, cariño, porque en cuanto te cuente la verdad, volverás a mi lado>> pensé << Una cosa así no puede separarnos>>
Y así estuve, calmando mi ansiedad que iba creciendo según pasaba la noche. Llamé a Cass, para averiguar si había llegado a casa a esas horas, pero no respondió, como tampoco lo hizo con mis mensajes. Todo irá bien, me aseguré.Fue la premonición más equivoca que había hecho en mucho tiempo
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Un baile de dos
Teen FictionCass, una gran bailarina, busca cumplir su sueño de trabajar profesionalmente en el mundo del baile. En su camino se cruza alguien que empuja su carrera al estrellato, y se lleva su corazón. El famosísimo Luke, cantante y actor, se enamoró de su nue...