CASS
Durmiendo aún, me revolví en la cama sin darme cuenta. Palpé las sábanas y la almohada a mi lado, abrí los ojos y me quedé durante unos segundos desorientada. Era a Luke a quien estaba buscando inconscientemente... Y no estaba. Miré de nuevo a mi alrededor, pero solo encontré de ayuda la puerta entreabierta. Me desperecé y levanté de la cama. Me dolía todo el cuerpo, no solo por las agujetas del campeonato, sino también por lo que vino anoche. Me miré de arriba a abajo, no llevaba nada de ropa. En la silla del escritorio estaba su camisa que llevó anoche, y mis bragas aparecieron por el suelo, abandonadas. Me las puse y me tapé con su ropa. Hacía demasiada calor como para tener ganas de buscar algo más, y me sentía bastante cómoda así, así que me acerqué ala puerta. Un esquisito olor a café y comida me guió el camino hacia la cocina, done Luke se ocupaba de la cafetera, de las crepes y del zumo de naranja a la vez. Era muy divertido verle ir de un lado a otro con las tazas, tan ocupado que ni se percataba de mi presencia. La mesa estaba puesta, con dos preciosos manteles azules y platos enormes de porcelana impolutos. Me acerqué a él y me asomé por la mesa de mármol.
-Buenos días.
Luke dejó de moverse y me miró sobresaltado. Poco a poco se dibujó una gran sonrisa en su rostro. Dejó lo que llevaba en las manos en la encimera y me besó apoyándose como yo, en la mesa.
-Estaba acabando de preparar el desayuno.- me señaló la mesa puesta con la cabeza.- Siéntate, ya casi está.
-Si quieres que te ayude...
Negó con la cabeza, distraído en la última crepe que tenía en la sartén. Le hice caso y me senté cruzando las piernas en modo indio. Era una costumbre, lo de sentarme de aquella manera. Cada vez que iba a casa de Chris y nos sentábamos alrededor de la mesa del saló, una bajita y rodeada de sofás, yo me sentaba en el suelo con un cojín en el trasero para comer. No sabía porque lo hacía, simplemente cruzaba las piernas y ahí me quedaba. A veces, por ridículo que parezca, creía que era por las veces en las que me sentaba en el suelo durante el entreno, exhausta. Podía parecer algo maleducada, pero era algo que salía de mí lo de acurrucarme, algo con lo que me sentía a gusto. Pasé el dedo por el borde del plato, el cual tenía perfilados marcas de cuerdas trenzadas muy bonitas. Luke puso dos platos llenos de comida y en su segundo viaje hacia la encimera trajo dos jarras, una de café y otra de zumo. Se sentó a mi lado inmediatamente y acercó su silla a la mía. Al verlo de cerca, unas mariposas revolotearon por mi estómago como la primera vez. Estaba radiante, completamente despierto y activo, preparado para todo. Cogí algo de comida y empecé a desayunar, sin dejar de mirarlo y de escuchar lo que me decía. Su equipo favorito de béisbol había ganado el penúltimo partido y pasaban a las finales, propuso de ir a verlo juntos, que el lanzador era amigo suyo y que nos daría entradas VIP, yo simplemente acepté. También me explicó lo que le había costado cocinar con un recetario de internet, que había estado en la cocina más de una hora y que los primeros diez minutos los había pasado quemando comida. Me ofreció un par de planes que hacer para aquel fin de semana: Recorrer en barco la costa, aunque él lo había dicho con otras palabras (concretamente había dicho " quiero ver como se mueve este trasto por la costa"); también me propuso pasar aquella mañana en la playa o ir de compras por el centro comercial. Pero no mencionó planes para la tarde, no mencionó nada de nada.
-¿Y si por la tarde vamos de compras en vez de ir por la mañana? Así podemos disfrutar un poco más de este maravilloso barco.
Parecía estar esperando a que lo mencionara. Me sonrió, haciendo aparecer unos leves hoyuelos en las mejillas encantadores.
-Esta tarde está ocupada. Tengo una importantísima rueda de prensa para promocionar mi disco antes de su despegue. Y quiero que vayas conmigo.
-¿Estás seguro que quieres que vaya?
-Claro que sí. Ahora mismo no te dejaría sola para nada. Además, te presentaré ante la prensa. Prefiero que se enteren por mi mismo a que saquen conclusiones equívocas sobre nuestra relación. Tu no eres un rollo de verano, ni una amante. Eres mi novia y si aceptas, mi prometida y mi esposa en un tiempo. Pero claaaaaaro- Exageró la última palabra.-Te gusta torturarme.
Devolví el zumo de naranja que estaba tomando de nuevo al vaso y le miré con la ceja enarcada.
-¿Torturarte? Eres un exagerado, de verdad.- Me reí, ante su mirada confusa.- No es cuestión de vida o muerte que te responda o no.
-Quizás. Pero puedo enloquecer hasta el momento en el que lo hagas.
-Tu ya estás loco.
Sonreí.
Sonrió.
-Cierto, loco de amor por tí.
Me cogió en volandas, levantándome de mi asiento y colocándome en su regazo. Apartó algunos mechones que caían por mi rostro y me los colocó con delicadeza por detrás de la oreja. Me enterneció mucho aquel gesto. No costaba nada hacerlo, era simple y incluso podría ser un acto reflejo, pero lo que me hacía sentir era algo sobrenatural, me hacía sentir querida. Sus ojos también transmitían aquel deseo cada vez que me miraban, era algo único que ansiaba que permaneciera siempre. La forma en la que me abrazaba me daba una seguridad poco alcanzable en otras ocasiones, me transmitía una gran tranquilidad, sabía que era una de las formas con las que se comunicaba, algunas veces me decían < estoy y estaré siempre ahí> otras me felicitaban, y otras me daban apoyo moral.
-Te quiero, Luke.
Cubrió con sus manos mis mejillas delicadamente y me besó lentamente, pero poco a poco la intensidad llegó a otro nivel, uno al cual no nos podíamos resistir. Se levantó conmigo en brazos y se interno en la habitación de nuevo. Sabía lo que quería, lo que queríamos.
-¿No tuviste suficiente anoche?- Murmuré mientras recorría mi cuello con sus labios.
No me contestó, pero me siguió conduciendo hacia la cama, a mis espaldas. Caímos en el colchón y se apresuró a desabrochar los botones de la camisa suya que me había puesto.
-Luke,- dije entre beso y beso- ¿Más?
-Joder, y tanto, mucho mucho más.- dijo apresurado.
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Un baile de dos
Teen FictionCass, una gran bailarina, busca cumplir su sueño de trabajar profesionalmente en el mundo del baile. En su camino se cruza alguien que empuja su carrera al estrellato, y se lleva su corazón. El famosísimo Luke, cantante y actor, se enamoró de su nue...