Me negaba a salir de entre las sábanas de Luke, aun con su empeño con ir a desayunar a fuera del apartamento. Así que, entre mis empeños por agarrarme a la cama y no soltarla, se nos pasó la mañana volando. Acabamos por desayunar a las doce de la mañana, la hora en que, según él, la gente normal ya estaba preparando la comida para el mediodía. Sabía lo madrugador que era él siempre, y lo que le fastidiaba echar a perder el tiempo en la cama cuando podía hacer millones de cosas conmigo. Parecía tener prisa por recopilar momentos juntos y únicos, y cuando le pregunté el motivo de tantos planes en tan solo una semana (Había incluso varias opciones para el Domingo por la mañana) dijo que simplemente quería estar conmigo... Pero yo sospechaba que quería hacerme cambiar de opinión, sonsacarme y enternecerme para que cediera a su proposición de matrimonio. Pero no dije nada por el miedo de, cuando dijera el si definitivo, nuestra relación diera un giro de ciento ochenta grados y nos acomodáramos a la vida de prometidos o la de casados... Era un miedo tonto, pero que me golpeaba con fuerza cada vez que veía la suplica en sus ojos.
Aquella tarde empezamos a poner mis cosas en su sitio.Me hizo un espacio en su armario para poner mi ropa y me dijo que, más adelante, compraría un armario para mi sola, lo mismo que había hecho con un escritorio negro que había puesto en su biblioteca. Tuvo la idea de que pudiéramos remodelar el piso en verano, hacerlo más espacioso y agregar habitaciones por si... Ahí le interrumpí la frase, no era el momento de hablar de hijos, pero acogí la idea de las obras. Aquel iba a ser nuestro primer reto como pareja, bueno, el primero o segundo o tercero... ya ni llevaba la cuenta de todos los frentes que habíamos tenido que esquivar en nuestra relación. Pero los dos parecíamos estar emocionados con la idea, elegir la pintura, nuevos muebles, adornos... sería divertido.
Decidí hacer algo de cena por adelantado. Cociné con lo poco que tenía Luke en su nevera: a parte de la comida envasada y ensalada había algo de verdura y pescado por hacer. Me puse a ello, moviéndome por la cocina como si fuera mía. Al acabar me lavé las manos y fui hacia el comedor. Luke estaba fuera, en la terraza, con los pies apoyados en la barandilla y una libreta en sus manos. Parecía estar concentrado, mirando alternativamente hacia el cielo estrellado y su libreta en blanco. Abrí la puerta corredera y me acerqué a él.
-¿Que estás haciendo?
Me miró,. girando la cabeza hacia el lado, y me tendió la mano. La acepté y me estiró para que me sentara en su regazo.
-Intento escribir.- dijo cerrando la libreta.
Hasta entonces no me había dado cuenta de los papeles que habían tirados por el suelo, arrugados y llenos de garabatos.
-Y no estás inspirado.
-No es eso...- me sonrió y me besó el hombro.- No puedo concentrarme... Y me cuesta escribir sobre cosas bonitas. Y actualmente todo lo que me rodea es hermoso.
Se me escapó una sonrisa y le besé en los labios. Con las cosas que me decía, no podía ser verdad que le costara escribir cosas bonitas. No me refería a que fuera fácil escribir canciones, pero a él creatividad le sobraba.
-Si quieres puedo irme de casa a lo despechada o prenderle fuego a tu guitarra, solo para ayudarte, claro. Aunque lo segundo sería divertido para mí.
-No, ni hablar.- rió.- Estoy bien así.
-Si, estás muy bien.- le guiñé el ojo, coqueta.
Me abrazó y nos quedamos mirando hacia las estrellas que adornaban la manta azul oscura que era el cielo. Me acurruqué por la fría brisa que recorría nuestra terraza, haciendo mover las flores que estaban en macetas de un lado a otro.
-Mañana iré a comer con mis padres.- me informó Luke.- ¿Te apetece venir?
Conocer a sus padres. No lo había pensado hasta el momento... Si, estaría bien, al fin y al cabo él conocía a los míos.
-Claro.- Me levanté.- ¿Vienes a cenar?
Asintió y me cogió de la cintura hasta el comedor. Alagó mis dotes de cocinera, que eran escasos, por cierto, y me habló de sus amigos. Uno de ellos se iba a casar a las dos semanas, y habían decidido hacer una despedida de soltero a lo grande. Pero quien lo planeaba, Ryan, era el único que sabía lo que harían. Tenía la fama de ser el alma de la fiesta en cada plan que hacían, y, al ser la boda de su hermano, quería que todo saliera como él quería. Así que incluso habían hecho una apuesta entre los asistentes por lo que harían. Luke apostó por una fiesta con bebida y disfraz de conejo para el novio... y era la propuesta menos extravagante de entre sus amigos. En cambio la novia era de costumbres: una cena formal con amigos y incluso familiares en un restaurante de la zona. Por como hablaba Luke de ellos, parecía un grupo de amigos bastante divertido y alocado, me cayeron bien enseguida. Yo comparé a mis amigos de la universidad con los suyos, pero evidentemente los suyos no hacían justicia. Habían hecho de todo, de todas las maneras, en todos lo lugares imaginables... y muchas veces sin que la prensa se enterara de ello, que era lo más increíble recordando por lo que había pasado los tres o cuatro días anteriores.
Cuando acabamos Luke recogió los platos y los limpió. Yo aproveché para llamar a mis padres, saber si estaban bien.
-¿Mamá?
-Hola cariño, ¿Todo bien?
-Mucho. Ya hemos sacado todas las cosas de mi maleta y bueno, acabamos de cenar.- Me senté en la cama con el auricular en la oreja.- ¿Y vosotros?¿Ya os han dejado en paz los paparazzis?
-Pues si, hija.- Carraspeó y oí un murmullo por detrás. Era mi padre preguntando quien llamaba a aquellas horas. Me lo imaginaba con su pijama sentado en el comedor, comiendo palomitas y con la televisión encendida en alguna película extranjera... Era nuestra costumbre.- Aun quedan un par en la puerta, pero la mayoría se han rendido en cuanto han visto que no volvías en cuarenta y ocho horas.
-Menos mal...- dije, verdaderamente aliviada.- Pero segur teniendo cuidado, nunca se sabe...
-Si si, tranquila. No te preocupes por nosotros. ¿Sabes algo de las notas en la universidad?
-Si, me ha llegado un correo esta mañana... ¡Las he sacado todas con una mediana de ocho! Puedo mejorar... el curso que viene intentaré concentrarme más, ya que este curso no ha sido muy, como decirlo, estable.
-Muy bien, hija. Estoy muy orgullosa de ti. ¡Tendremos que celebrarlo este verano! Porque vendréis por aquí..¿No?
-Claro, mamá, ni lo dudes.- me tembló el labio inferior, me había invadido un gran sentimiento de añoranza, de nostalgia, desde la primera palabra que la había oído decir.- Os echo de menos.
-Y nosotros a ti... Pero al principio es normal. Pero mientras que sepamos que estás bien ahí, que lo estás, se nota por tu voz, nosotros estaremos felices. Siempre serás nuestra hija pequeña.
-Lo sé...
Luke abrió al puerta del dormitorio y, al verme en aquel estado, creó un entrecejo y se acercó enseguida a sentarse a mi lado.
-Tengo que colgar.- murmuré antes de que Luke llegara a mi lado.- Te quiero.
-¿Que te ocurre?- me preguntó cogiéndome las manos.
-Nada, no te preocupes. Estoy un poco sensible, será la regla, que me tiene que venir.
-Bueno, mientras venga...- Me dio un beso y, sabiendo que le mentía, me abrazó toda la noche. No podía creerme la suerte que había tenido al encontrarle, y que el me hubiera encontrado a mí entre tantas. Me sentía inmensamente querida por aquel hombre que luchaba por estar a mi lado y seguirme el paso minuto a minuto, que se involucraba en la relación y hacía que creciera mi amor por él.
Le quería, y nada cambiaría aquello.
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Un baile de dos
Teen FictionCass, una gran bailarina, busca cumplir su sueño de trabajar profesionalmente en el mundo del baile. En su camino se cruza alguien que empuja su carrera al estrellato, y se lleva su corazón. El famosísimo Luke, cantante y actor, se enamoró de su nue...