Parte 39

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Mis hombros se hundieron y me quedé mirando a mi hermana, la que negaba con la cabeza.

-No sabía que vendría... No lo pone en el folleto ni...- intentaba justificarse.- Esto es un desastre.

Mi cara era todo un poema, no sabía como reaccionar, que hacer. Pero la curiosidad se apoderó de mi, y me volví despacio mientras por mi mente transcurrían los pasos de baile que meses atrás había aprendido para esta canción. Luke estaba sentado en el alto taburete, con micrófono en mano, mirando muy por detrás de mí. Iba guapísimo: con tan solo una americana gris, una camisa blanca por debajo y unos tejanos podía enloquecer a cualquiera. Tenía el pelo algo más largo, le caía un poco por la frente, sus ojos permanecían perdidos por entre la multitud, con un gesto vago que nunca había visto en su mirada. Tenía unas ligeras marcas, poco visibles a la distancia que estábamos, en la frente, como si el ceño fruncido hubiera permanecido ahí durante décadas. Tenía sutilmente marcadas unas sombras bajo los ojos, unas sombras que ni se acercaban a parecerse las ojeras que habían empezado a desaparecer bajo mi mirada. Luke cantaba como siempre, la canción permanecía intacta a sus emociones, nada parecido a la canción que me dedicó a mi último baile con él.

Miré a mi hermana y a su novio, quien se le veía perdido por nuestra reacción.

-Cass, si quieres irte lo entiendo.- Alex cogió mi mano y me la apretó.

Negué con la cabeza. Nos lo estábamos pasando bien, era la primera vez que me lo pasaba bien en meses, no quería cambiarlo. Con suerte, Luke acabaría de cantar lo que había ido a cantar y se iría antes de percatarse de mi presencia ante tanta gente. Cogía la botella de alcohol que había llevado mi hermana y le dí un largo trago. Lo más asombroso y lo que me enorgulleció fue que no lloré, sentí que le echaba de menos, estaba contenta de saber que estaba bien y triste por verlo tan lejos de mí, pero no sentí el impulso de taparme la cara y desahogarme. En vez de ello, salté y intenté divertirme, dándole la espalda, eso si, durante las dos siguientes canciones. Mi hermana también parecía perpleja ante mi reacción: no se lo esperaba. Seguimos bailando, pero me sentía diferente a cuando lo había hecho antes: notaba su poca cercanía, las mariposas revolotearon por mi estómago, los nervios se adueñaron de mi cuerpo y, como un juego, intentaba pasar desapercibida.

-Alex, tengo que ir al lavabo.-dije minutos después.- De paso iré a coger algo a la barra, ¿queréis algo?

Se miraron y negaron con la cabeza a la vez. Mira, así les dejaré algo de intimidad, pensé, llevan los dos casi todo el día conmigo.

A duras penas tardé diez minutos en salir de entre el gentío. La gente estaba frenética inlcuso a las dos de la madrugada. Y, quizá por intuición, volví mi mirada al escenario. Luke seguía ahí, pero ahora achicaba los ojos en mi dirección. Estaba tan lejos que seguramente no estuviera seguro de si era yo en realidad. Y, no se porqué,quizá por el poco alcohol qur corría por mis venas, pero levanté la mano y le saludé. Su rostro de confusión se quedó tan bien marcado que se le veía desde donde estaba yo. Y, traviesa como me sentía, salí saltando hacia la barra del bar. Pedí agua y una cerveza grande que se desvaneció a la luz del rayo. Fui a la zona de los lavabos portátiles y esperé una gran cola hasta que llegara mi turno. Aproveché para relajarme, para mirar mi móvil y las fotos que nos habíamos hecho durante toda la tarde. Borré algunas, en las que salíamos horrorosos y respondí a los mensajes que me enviaba mi madre preguntándome que a que hora volvíamos, que tuviera cuidado y que la llamara en cuanto pudiera.

Al salir de los lavabos fui de nuevo al concierto, en busca de mi hermana y Aaron. Cuando llegué Luke ya no estaba, y ocupaba su lugar un grupo de chicas con ropa extravagante y canciones pop.

-¡Estas aquí!- Alex se acercó a mi.- Estamos muy cansados, queremos irnos a casa cuanto antes.

Les sonreí y fui detrás de ellos hacia el coche.

Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora