Un baile de dos

Parte 32

Júlia me miraba asombrada desde la puerta, con Dan sentado en la silla de ruedas a su lado. Cuando llegué a su lado ella me cogió del antebrazo y me frenó. La miré a los ojos, parecía muda, como si no se lo creyese. 

-Julia.- dije secamente. Preció despertarse, y me miró furiosa.

-¿Que crees que haces? No puedes cambiar el baile, ni...

Me solté de su agarre y la enfrente.

-¡No ha sido mi culpa!

-No deberías haberlo hecho. No puedes cambiar la coreografía como te plazca.- dijo Dan.

-Ya, pero...

-Pero nada. Hablaré con Luke sobre lo que ha sucedido, pero eso no te quita culpabilidad.

Enfadada, sintiéndome impotente, me agaché, me quité las punteras de color carne y se las puse en su regazo. Fui al vestuario sin volverme atrás, sin haber visto sus caras. La verdad es que ya no me interesaban.

Me duché al llegar al llegar al vestuario. Estaba cansada por todo lo que había ocurrido aquellos dos días, y saber que al día siguiente no tenía que ir a ensayar me produjo un gran alivio. Por otra parte estaba algo nerviosa, no había hablado mucho con Chris durante aquel mes, y no le había podido decir que me iba, que me iba de la gira y que me iba del país. Me vestí y me sequé el pelo secador en mano enfrente del espejo. Al no llevar maquillaje, mi rostro se veía más pálido, y se entreveían unas ligeras ojeras bajo mi mirada de cansancio. Lo único que me animaba era que ya quedaba poco para irme, que el último paso que debía hacer era ir ha hablar con Dan y Júlia y presentar-les mi dimisión. Volví a vestirme con mis tejanos y mi camiseta mientras oía cómo hablaban mis compañeras y se reían. Cogí mi bolsa y salí al pasillo.

El pequeño despacho provisional de Dan estaba en al fondo del pasillo. La puerta estaba entreabierta, así que cuando llegué, vi a Dan hablando por walkie ocupado con alguien.

-La próxima vez avisas. Y ni se te ocurra volver ha hacerlo. Estás avisado.

Di unos breves golpes en la puerta y él levantó la vista de golpe.

-Cass... Pasa, pasa. - me ofreció asiento, señalándome la silla que había enfrente del escritorio.-Dime, ¿Qué ocurre?

Me senté y posé las manos encima de la madera de su mesa.

-Quiero pedir la dimisión.

Lo dije de golpe, si andarme por las ramas. Quería empezar a olvidar que había estado ahí, olvidar lo que había ocurrido, lo que había sentido. Quería volver a empezar, no porque no quisiera a Luke, yo le seguía queriendo, sino porque, cuando algo se olvida, el dolor también se evapora.

Dan levantó las cejas, haciéndose el sorprendido, y adelantó la silla para arrimarse a la mesa.

-¿Puedo preguntar el porqué? No creo que sea por lo que ha ocurrido en el solo, ¿No?

Negué con la cabeza y puse mi mirada a sus espaldas, donde habían diplomas y discos de Luke colgados. Sin quitar la mirada de ahí, le contesté:

-Bueno, mi familia y yo nos vamos a mudar dentro de poco. 

-Entiendo...- dijo con ironía.

Dan sabía la principal cuestión del porque me iba. Sabía que quería alejarme de Luke, lo notaba por su mirada, por su ligera sonrisa que apenas podía contener.

Abrió un cajón del escritorio y sacó una hoja. La documentación para mí dimisión.

-Normalmente, en las dimisiones no suele pagarse más de lo que se trabaja durante el mes sin cobrar, pero aquí tienes dos meses.- sacó un cheque -Lo has hecho muy bien.

Me dio un bolígrafo para poder rellenar y firmar la hoja, y el sobre con el cheque lo puso a la izquierda.

Rellené mis datos, con el corazón en el puño, y dejé el bolígrafo suspendido en el recuadro para firmar. Por un milisegungo dudé. Me tembló el pulso, y se me empañó la mirada.

-Es lo correcto, Cass.

Me tapé la boca con la mano libre para evitar un sollozo, pero aún así, el dolor se filtró entre mis dedos. Bajé el bolígrafo, y garabateé mi nombre.



Salí del despacho con una copia del papeleo. Me había negado a coger el dinero sobrante, así que, con un cheque nuevo en el sobre, fui hacia la  puerta. Cuando planté un pie en la calle, mi nombre resonó detrás de mí. Chris se acercaba tranquilo con mochila colgando del hombro, y una gran sonrisa. Se me habían caído las hojas del brazo sin darme cuenta y Chris me las traía.

-Se te ha caído esto...- observó superficialmente la portada, y su rostro se endureció.-¿Que és esto? Certificado de dimisión...- leyó. Su mirada se clavó en la mía, sorprendido.- ¿La dimisión? ¿Pides la dimisión? ¿Pero por qué...?- dijo angustiado.

Me quedé callada. No quería qeu se enterara de aquella manera. Tempoco quería que se enterara, sinceramente. Esperaba desaparecer si más, evitar discusiones, despedidas, lágrimas. 

-¿Qué a pasado?- insistió.

-Nos vamos a mudar.- extendí la mano para que me diera las hojas, pero las puso a su espalda y se acercó más a mi.- Chris... dámelos. Tengo que volver a casa y...

-¿A donde os vais? ¿Y por qué?

-Mis padres han encontrado posibles trabajos fuera. Aún no hay destino fijo, pero...

-¡Joder, Cass! ¿Porqué no me lo habías contado?

-Porqué aún no había nada claro, pero ahora...

Chris me cogió de la cintura y me estrechó entre sus brazos, dándome un fuerte abrazo. Mis ojos fueron a parar dentro de recepción automáticamente, buscando el rastro de Luke. Primero me aseguré de que él no estaba, y seguidamente me pregunté por qué lo hacía. Luke y yo ya no salíamos, ya no.

-¿Y qué es lo que ha cambiado?- le miré extrañada desde abajo.- ¿Qué és lo que ha cambiado para que toméis la decisión ahora?

-Es complicado.- susurré.- No lo entenderías...

De repente mi nombre resonó por toda la sala. Me giré, mirando dentro, y me encontré a Luke bajando las escaleras a toda prisa. Madre mía. No sabía que hacer, no quería hablar con él, ni discutir de nuevo. Luke debía permanecer alejado de mí, debía recapacitar por si solo. Si me quedaba de nuevo a solas con él no habría marcha atrás. Hice lo primero que se me pasó por la mente. 

Cogí la nuca de Chris y, sin pensármelo, junté nuestros labios.

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