La habitación era gigantesca. Las paredes eran de cristal ahumado, así que se podía ver el mar y el puerto que ya dejábamos atrás. Al pie de las paredes habían ileras de velas, iluminando la habitación. Una cama de matrimonio dispuesta en medio, con el cabezal dando a la única pared de color blanco que había allí. Había un espejo de cuerpo entero en una esquina, y un armario blanco dispuesto en la esquina de la pared blanca. El techo también era de cristal ahumado, y las estrellas brillaban más que nunca. En la cama, blanca, habían cojines de color negro, y una rosa roja reposaba a los pies de la cama. Me acerqué a la cama, con el corazón en la boca, y la acaricié. Luke recogióun mechón rebelde que había caído del moño y mi corazón empezó a palpitar más deprisa cuando Luke posó sus labios en mi hombro y fue dejando pequeños besos húmedos por donde pasaban. Cerré los ojos ante el placer y me giré para tenerlo cara a cara. Me lanzé a él y le besé con ganas. Saber que había hecho todo eso por mí me volvía loca. Luke me cogió de las muñecas que sujetaban su cara y nos separamos para recuperar el aliento.
-No tenemos prisa, hagámoslo despacio.- susurró con la voz ronca.
Volvió aponerse detrás de mí y cogió mi cremallera. La bajó lentamente, dejándome con falta de calor. Besó mi columna, mientras el vestido se iba deslizando hacia abajo, dejándome en ropa interior azul. Hizo una señal para que levantara los pies para sacar el vestido y lo dobló encima de una pequeña mesa. Volvió a acercarse a mí y me besó apasionadamente, mientras me obligaba a retroceder hasta los pies de la cama.
-Aún llevo la camisa.- dijo él, señalándosela.
Con mis dedos le fui desabrochando los botones uno por uno, hasta que la tela cayó lentamente hacia el suelo. Luke volvió a juntar nuestros labios e hizo que cayera a la cama. Luke entre besos y caricias, nos quedamos los dos completamente desnudos.
-¿Estás segura?
Asentí con la cabeza, y él, cariñosamente, me hizo el amor.
Me despertaron los intensos rayos de luz que se filtraban por las paredes de cristal, a traves de las cortinas corridas. Luke las habría corrido antes de quedarnos completamente dormidos después de la gran noche que tuvimos. Luke estaba completamente aferrado a mi cuerpo, con sus piernas alrededor de las mías, su brazo cruzado por mi estómago y su cabeza apoyada en mi hombro. Aunque seguíamos desnudos, sentía mucho calor por su culpa, pero no quería fastidiar el momento, asi que no me moví y me limité a analizarle.
Parecía un ángel, con su corto pelo desparramado por la almohada, con sus labios ligeramente abierto, inhalando y exhalando suavemente. Me daban ganas de besarle, necesitaba tocar aquellos labios carnosos. Me acerqué y le besé, cumpliendo mi deseo.
-Me gustan tus maneras de despertarme. Por favor, continúa. - dijo soñoliento.
Lo volví a hacer y al siguiente beso le mordí el labio inferior.
Él abrió sus ojos y me miró risueño.
-Me has mordido?
-Tengo hambre.- le guiñé un ojo.
-Yo tengo la solución a eso.
Recorrió mi cuello con pequeño besos y empezó a bajar.
-Cuánto tiempo tenemos?
-Es Domingo, todo el día.
Le miré extrañada.
-Pero este barco no es alquilado?
El me miró, curioso, y negó con la cabeza.
-Lo compré hace dos días. Está para que lo disfrutemos, tu y yo, solos. Este es nuestro rincón.
Le miré alucinada.
-Era una ocasión especial.- defendió.- Porque tu eres alguien especial. Te quiero.
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Un baile de dos
Teen FictionCass, una gran bailarina, busca cumplir su sueño de trabajar profesionalmente en el mundo del baile. En su camino se cruza alguien que empuja su carrera al estrellato, y se lleva su corazón. El famosísimo Luke, cantante y actor, se enamoró de su nue...