parte 34

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LUKE

Definitivamente mi corazón dejó de latir cuando vi a Cass besar a Chris y, consecutivamente, irse con él en su coche. Estuve un largo rato quieto, seguramente más de diez o quince minutos, de pie, sin hacer nada más que intentar recuperar el aliento. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero ninguna se atrevió a asomarse por mi mejilla; era un cobarde. Cobarde, si. No me atrevía a cambiar mi vida, o mejor dicho, a crear una vida,por miedo al resultado. Permanecía encerrado por miedo a las consecuencias de ser libre. Pero no veía otra salida, no podía abandonar. Y, según creía mi mánager, mis fans no estarían tan interesadas en mi si yo tuviera novia. Sonaba a tontería. Pero Dan sabía lo que hacía. Él me había mostrado al mundo, él había sido quien me había hecho tan famoso... ¿y deseable? Cass se merecía algo mejor, alguien verdadero. A Cass no se la podía atar ni poner límites, y conmigo a su lado habrían muchas normas y reglas que cumplir.

Salí por la puerta y me deslicé hacia el suelo hasta que terminé hecho un ovillo en el más bajo de los escalones. de la entrada. Cuando había visto su mirada tras el beso supe que lo había hecho a propósito. Nadie conocía mejor a aquella chica que yo. Y ella me conocía mejor que nadie, mejor que yo mismo. Supuse que lo había hecho para alejarme, y hizo lo primero que le vino a la mente. Pero no me podía quitar la imagen de la cabeza, no paraba de imaginármela en sus brazos, y me estaba volviendo loco. 


No sabía cuanto tiempo había transcurrido desde su marcha cuando alguien me apretó el hombro. Levanté la mirada despacio, en el fondo sin querer hacerlo, y me encontré con Julia. Me miraba con unos grandes ojos tiernos mientras con la otra mano se cerraba la chaqueta. 

-Vamos Luke, cuéntamelo todo.

No me moví del sitio, así que Julia se sentó enfrente de mí, en el duro suelo, y se cruzó de piernas. Le conté por lo que había pasado durante aquel casi medio año, todo lo que había sentido, todo lo que había pensado, no me dejé ningún detalle.Y no era que confiara en ella, para nada, sino que sentía la necesidad de soltarlo. Toda la opresión que recaía en mis hombros iba desapareciendo poco a poco, aunque mi corazón seguía igual de vacío a cuando Cass me dijo, la primera vez, que habías terminado. Le conté el primer encuentro y lo mucho que me llamó la atención su mirada de fastidio. Solté algo parecido a una leve carcajada cuando Julia frunció el ceño sin entender... y es que ni yo lo hacía. Su personalidad me había arrollado desde el primer minuto que la vi. Lo bien que me hizo sentir al verla bailar, me había transportado a un mundo de contradicciones preciosas. Ella se veía tan frágil como el hielo y tan vivaz como el fuego en cada paso que daba, sus movimientos eran leves, pero perfectamente marcados, sus ojos cerrados me daban a entender que estaba en su propio mundo, uno que ella había creado, y que si me unía a ella, quizá hubiera llegado a vivirlo.

Le conté lo bien que nos llevábamos y como evolucionó nuestra relación. Como, cada mañana que nos despertábamos juntos, esperaba a despertarla al menos diez minutos para verla dormir. Que me creía el más afortunado por tenerla a mi lado, verla bailar para mí, abrazarla en la intimidad y guiñarle discretamente el ojo en público. Le expliqué lo bien que me sentía a su lado, lo que diferente que me hacía cuando estábamos solos. Que era más yo con ella que sin ella.

Y mi voz bajó cuando llegó la peor parte, cuando le expliqué que había descubierto las fotos, que había decidido dejarme por lo indeciso que era en mi vida, en nuestra vida. Ella quería dar un paso más, y yo quería darlo hacia atrás, y todo por miedo. Le conté el beso que había escenificado en frente de mí con Chris, y lo mucho que me angustiaba dejarla ir. Se limitó a asentir y a tocarme el brazo como si aquello me fuera de ayuda, como si aquello fuera a cambiar las cosas o incluso mis emociones. Cuando dejé de hablar, se irguió y decidió opinar.

- Creo que se va a mudar. Según Dan por temas económicos...Luke- cogió mi barbilla y la levantó para mirarme directamente a los ojos- Dale tiempo. Necesita ese tiempo. Tiene que volver a encarrilar su vida, y solo así podrá decidir que hacer con lo vuestro. - se puso de rodillas y me miró de frente.- Pero hasta entonces tu también deberías cambiar. Para compartir una vida con alguien primero debes tener una. Pero una que controles tu. Ella lo sabe, ella ya la tiene hecha, pero tu deberías llevar les riendas de la tuya. 

Me quedé mudo, sin saber que responder ante tan claro comentario, y la vi levantarse y volver a entrar en el estadio, dejándome con un montón de cosas con las que pensar y de un sentimiento de culpa aún mayor.

Me quedé mudo, sin saber que responder ante tan claro comentario, y la vi levantarse y volver a entrar en el estadio, dejándome con un montón de cosas con las que pensar y de un sentimiento de culpa aún mayor

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1 mes después

La gira continuó, y seguimos moviéndonos por el mundo de estadio en estadio. Aquella noche tocaba un gran concierto alrededor de Alemania. Antes de salir enfrente a las millones de personas que esperaban verme, solía susurrar su nombre en el camerino para sentirme más fuerte. La película iba a estrenarse al día siguiente, y las fotografías ya habían sido enviadas a las revistas más conocidas y a los programas de televisión más famosos. No había dejado de pensar en ella, la quería de vuelta, pero seguía encerrado en mi propio mundo, uno en el que  estaba empezando a sentir claustrofobia. Había en la cama del autocar en el que dormía una foto nuestra enmarcada. Salíamos abrazados en la cama, con el pelo alborotado y la lengua fuera. Yo la mantenía pegada a mí con uno de los brazos alrededor de su cintura, y ella posaba sus manos en mi pecho mientras achicaba los ojos a la cámara y las mejillas sonrosadas. Aquella fue la primera vez que hablamos de un posible futuro juntos. Había hablado de su familia, y de la tendencia que tenían de tener varios hijos. Ella dijo que más de dos hijos no iba a tener, y entonces bromeamos por los nombres que les podríamos poner. Yo propuse Luka, un nombre parecido al mío en italiano, si era niño, y América para una chica. Ella se limitó a poner muecas de asco y a negarse a confesar los nombres que ella les pondría.

Salí al escenario y lo hice lo mejor que pude. Había creado un par de canciones dedicadas a Cass que merecían ser oídas, pero Dan las desechó, argumentando que eran demasiado "tristes" o "deprimentes", aunque Julia pareció emocionarse con cada línea que había compuesto. ¿Y no era eso lo que debería hacer la música? Crear emociones, buenas o malas, pero crearlas. 

Un baile de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora