Solo una copa

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   El reloj rezaba las once cuando la pizza se acabo y las botellas comenzaron a aparecer. Me sentí cómoda bebiendo jugo mientras en la mesa se preparaban los mas variados tragos. En la televisión Jim Carrey nos hacia reír con mentiroso mentiroso, estaba casi contenta de haberme quedado.
   Me estudié unos momentos, cabello oscuro, ojos marrones, piel blanca... nada especial, acaricié uno de mis rizos mientras observaba a mi hermano trayendo frituras, no era bueno beber sin comer, incluso yo lo sabia.
   Michael se mantenía a mi lado hablando de cosas sencillas para mantenernos divertidos, era un gran hombre en todo sentido, trabajaba para costearle un tratamiento a su madre, a quien había  conocido hacía bastantes años  y me hacia muy feliz saber que seguía siendo su bebé Michael aunque ya fuera  monstruosamente mas alto que ella.
Luego de más o menos una hora comencé a sentir la curiosidad de los vasos si que busque a Marc para pedirle que me preparara algún trago, sabia que el me haría uno suave y sin mucho alcohol, su sobreprotección se proyectaba en un vaso con 90% jugo y 10% alcohol. Según entendía había subido a abrigarse, la noche se tornaba fría.
   Nick se sentó en la silla vacía que quedaba a mi derecha y comenzó a charlar sobre si no era incómodo estar solamente entre hombres y cosas así. Me encogí de hombros  sin dejar de ver su vaso con cubitos de hielo flotando.
-¿Quieres?-Pregunto sonriendo.
-Pues-Dude unos segundos- ¿Qué es?
-Es whisky con agua tónica.
-¿No es demasiado?
   Me avergoncé de haber respondido así, solo era un trago, me estaba ofreciendo solamente un sorbo de su trago no su vaso entero. Me ruborice mientras el reía de buena gana.
-No te preocupes, te prepararé algo claro que mucho mas suave.
   Sentía el ardor en mis mejillas mientras él se levantaba hacia donde se encontraban las botellas. Pude ver como servía una copa con jugo y pensé que tal como mi hermano iba a sobreprotegerme. Me molestaba sentir que siempre estaría allí esa barrera, ese límite que me seria impuesto aunque tuviera cien años.
-Esto es vodka con jugo de naranja, es muy suave.
   Sentí la rabia emerger, yo quería un trago de verdad no deseaba mas sobreprotección. Tomé el vaso de Nick antes que él se sentara y le dí un trago largo. El licor fue quemando mi garganta mientras Nick me miraba sorprendido.
-Valentona-Dijo.
-Quiero beber de verdad-Dije casi con una pataleta.
-Pero con cal...
   No pude escuchar lo que decía, estaba mucho mas ocupada en empinar el brazo para beberme el licor de largos tragos amargos.
-¡Oye!-Dijo Nick quitándome el vaso.
-Tu trago no me ha hecho ni cosquillas.
   Pero que mentirosa estaba siendo, el trago era fuerte y el tomarlo rápido no ayudaba para nada, sentía que podía tambalear si que me quede muy derecha en la silla. No pude descifrar la mirada de Nick, pero si pude observarlo a mi antojo mientras se bebía mi trago alternando con suaves regaños. Sus ojos azules, su cabello de un rubio casi castaño, su mandíbula prominente, su delgada figura que se acomodaba con los codos sobre la mesa y esa sonrisa que simplemente comenzaba a quitarme la respiración. Tonta, es el amigo de tu hermano, casi siete años mayor...
Quise gritar, estaba enojada con el mundo. Tenia esa sensación de saberle prohibido y desear aun mas a Nick. No, seguramente era el alcohol el que comenzaba a hablar por mi, jamas en la vida podría fijarme en alguien como el, jamas en la vida podría poner los ojos en los amigos de mis hermanos.
-No creo que quieras otro trago-Dijo mientras me quitaba unos mechones del rostro.
   Mi parte mas consciente gritaba que me detuviera,  que no aceptara otro trago pero no era capaz de detenerme, me estaba desafiando, podía verlo en sus ojos.
-¿Me estas desafiando, Nick?
-Tómalo como quieras, pequeña Jane.
   Estaba a punto de retomar el camino, de irme a la habitación y dormir el alcohol hasta el día de mañana, pero el momento en que me dijo "pequeña" las dudas y el buen juicio me abandonaron por completo.
-Dame otro trago.
   Esta vez volvió con un trago claro en el que flotaban hojas verdes. Me lo tendió y lo levante en señal de un pseudobrindis antes de darle un trago largo.
-Con calma, no te queremos ebria-comentó Richard.
-No me hará nada- Otra gran mentira.
   Comenzaba a sentir el rostro caliente y la mente ida, estaba cayendo. Observe a Marc que luego de varias copas comenzaba a tambalear, si era cierto todo lo que había escuchado de las borracheras de mi hermano, pronto comenzaría a vomitar sin remedio. Michael lo sostenía de un brazo e intentaba mantenerlo en pie.
-Chicos, es hora de irnos y dejar a Marc en cama, comienza a estar muy mal.
-Michael, hermano mio, no te vayas-Balbuceo mi hermano.
   Me encogí de hombros para darles a entender que no me molestaba que se quedaran. Sin embargo solo Nick y Michael pudieron hacerlo, los demás como buenos adultos debían ir a trabajar en cuanto amaneciera. Acompañe a Michael y Nick hasta la habitación de Marc para abrirles la puerta y la cama para dejar a mi ebrio hermano.
-Me quedaré con Marc por si despierta-dijo Michael tomando una bolsa desde la mesita de noche para tenerla a mano en caso de emergencia.
-Yo ayudaré a esta niña a limpiar un poco la cocina, está hecha un desastre-Dijo Nick con los brazos cruzados.
   Bajé las escaleras con manos temblorosas sintiéndome nerviosa y torpe. En cuanto estuvimos en la cocina ambos comenzamos a limpiar en silencio. Cuando por fin terminamos de sacar las botellas y toda la basura me senté sobre la mesa dispuesta a terminar mi trago.
-¿Seguirás bebiendo?
-Tu me desafiaste.
-No puedes hacer todo lo que te dicen-Comentó mientras cruzaba los brazos frente a mí.
   Le miré aún largo tiempo, llevaba la camisa desabrochada hasta el pecho y el cabello revuelto. Sentí el ardiente deseo de abrazarlo pero las piernas no me respondían y el cuerpo entero comenzaba a estremecerse casi con ansiedad. Me gustaba observarle desde lejos pero ahora que lo tenia frente a frente afloraba en mí la necesidad de dar un paso mas. Puse una mano en su mejilla y me espanté al notar su mirada profunda sobre mí.
-No lo hagas, no me acaricies de esa manera-Susurro con voz profunda y aceitosa.
   Deslicé mi dedo sobre su pómulo, me gustaba esa mirada, parecía que podría derretirse en esa simple caricia.
-¿Por qué?
   Pude sentir como detuvo mis caricias con su mano tibia, seguía con esa mirada indescifrable.
-Porque no.
-¿No acabas de decirme que no haga todo lo que me dicen?

   El magnetismo me atraía inevitablemente a él, su mano llego a mi cintura atravesando mi camiseta con su calor. Entonces solo pude ver sus labios acercándose y sentir el contacto leve de un beso casto que fue suficiente para despertar las mariposas de mi estomago.
Me separé para verle, su mirada se había tornado intensa, acaricié con mis dedos su cabello y besé la comisura de sus labios, no podía creer cuánto lo estaba disfrutando. Lamí un poco su labio inferior hasta ser atrapada por su boca en un beso que dulcemente comenzaba a quitarme el aliento.

Huye ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora