No me llames niña

129 6 0
                                    

        El beso se tornaba cada vez más intenso, podía sentir su respiración agitada y sus manos temblorosas alrededor de mi rostro aferrándose al momento que estábamos viviendo, una vez que el oxígeno comenzó a agotarse en mis pulmones me separé con desgano.

-Yo lo siento-Dije entre titubeos.

-No.

        Pareció que quería decir algo más pero no fue así, sus labios se sellaron y la vergüenza se adueñó de mí, quise correr y de hecho intenté hacerlo pero su mano me detuvo.

-Niña, acabas de besarme ¿Y planeas irte?

        Su voz resonó en mis oídos para dar paso a la ansiedad de saberlo tan cerca, de saborearlo en mis labios, de sentirlo en la mano que sostenía mi huida.

-No soy una niña-Dije con furia en la voz.

-Lo sé, me lo acabas de demostrar.

        Su risa me hizo estremecer de rabia, parecía que se burlaba de mí. De pronto caí en la cuenta de que aunque me acabara de besar no significaba que le gustara, entre las conversaciones que había escuchado de mi hermano y sus amigos existían casos de chicas que incluso iban a la cama con ellos en plena inexistencia de sentimientos. Algo se apagó en mí, temía ser uno de esos casos, temía que no me quisiese aunque ni siquiera yo tenía muy claro lo que sentía por él.

-No juegues conmigo-Dije mientras miraba los azulejos.

        Quiso abrazarme, estaba confundido pero no quería ceder. Me quedé mirando el piso mientras él se levantaba.

-¿Jugar contigo?

-Si.

-Pero si antes lo hacíamos mucho.

   Me sacó una risa mientras era atrapada por su sonrisa.

-Sabes a lo que me refiero.

        Me crucé de brazos dispuesta a irme, estaba segura de que en cualquier momento esto se acabaría (lo que sea que esto fuera) y no quería ser yo quien quedara allí sentada mientras Nick se iba. Necesitaba que él me dijera que no me había besado en vano aunque en mi interior algo me gritaba que debía alejarme de él, que las ilusiones podían ser solo producto del alcohol.

        Salí de la cocina corriendo a mi habitación para cerrarla y saltar de manera vertiginosa a la cama. Patalee con ansiedad sobre el cubrecamas y me abracé a las almohadas. El alcohol parecía haber desaparecido de mi cuerpo porque estaba segura que el rubor que coloreaba mi rostro era culpa de Nick y solamente de Nick.

        En los sueños que me visitaron aquella noche entraba y salía Nick haciéndome despertar a cada momento. Una vez que me encontré plenamente lúcida me levanté para acercarme a la ventana, pensé en Marc, en Nick, en el beso, en sus labios, en la fantástica sensación de sentirlo tan peligrosamente cerca.

        Todos dormían, era mi oportunidad. Me levanté aún vestida para salir de la casa y sentarme en el patio. Me recosté en el pasto observando el cielo que comenzaba a aclarar. Sentía esa sensación de ansiedad que no dejaba de punzar en mi estómago despertando a las mariposas que tanto me había costado sedar.

       El pensamiento estrella en mi mente era Nick, quizás siempre había sido Nick; sabía que era un hombre guapo, sabía que era un rompe corazones pero no podía evitar sentir esa sensación supracorpórea que me atraía, el saberlo tan atrayente y prohibido.

        Fue solo un beso, fue solo un beso, ese era el mantra que repetía constantemente en mi mente sintiendo las mariposas morir a cada segundo. Así fui recitándolo mentalmente mientras emergía el sol, se sentía fabuloso poder ver la acuarela de colores que la naturaleza nos ofrecía pero se sentiría aún mejor si no estuviera tan confundida. De pronto un aroma masculino llamó mi atención y una mano se posó en mi hombro mientras Nick se sentaba a mi lado.

-Lo lamento -Comenzó diciendo.

        ¿Se estaba lamentando por el beso? No era posible, me había besado solo hacia algunas horas y ya estaba recobrando el juicio, seguramente haber besado a la hermana de su amigo comenzaba a serle incómodo.

-Está bien, creo que ambos estábamos algo raros-Dije con decepción.

-¿Raros?

-Hicimos cosas raras.

-¿Qué hicimos?-Dijo mientras se restregaba el rostro con ansiedad.

        Le miré con extrañeza notando que Nick parecía no recordar, la desilusión terminó de un golpe certero con las mariposas que aún agonizaban en mi estómago.

-Nada, Nick.

-Dímelo, no me enojaré.

-En serio nada.

        Le miré algo enfadada cuando noté que cubría su risa con la mano, me estaba jugando una mala pasada.

-Dímelo tú ¿qué hicimos?-Dije con furia.

-¿En serio prefieres que te lo diga?

        Me volteé a responder cuando sentí sus labios contra los míos, me alejé bruscamente .

-No puedes besarme así como así-Dije.

-¿Así como así?

-Si, no me beses si solo es eso lo que puedes darme.

-Vaya, si que has crecido-Dijo mientras apartaba mi cabello del rostro.

        Comenzaba a exasperarme, necesitaba saber si estos besos eran vacíos o si me quería, no importaba si solo me quería un poco, no importaba si todavía estaba confundido si existía la posibilidad de que en algún momento me quisiera era suficiente para mí.

-Seamos sinceros Nick, tu no me quieres.

-Qué niña más tonta, ¿cómo no voy a quererte?

        Su sonrisa solo terminaba por sacarme de mis cabales, sentir que el pudiera quererme solamente como la niña pequeña que lo obligaba a jugar a las muñecas y que el no pudiera suponer a lo que me refería me hacía colapsar, estaba jugando conmigo y todas las emociones que bailaban en mi interior.

-Que me quieras como una hermana menor o la hermana de tu amigo no cuenta.

-¿Ah no?

-Claro que no, hablo de querer en serio.

   Me mantuve en silencio, solamente me quedaba esperar, esperar al ultimátum.

-Acabo de decírtelo, te quiero.

-No puedes decirme que me quieres así nada más.

-Pero si es cierto- Dijo riendo.

-Pero soy la hermana de tu amigo, seis años menor...

        Necesitaba recordar todos los baches, restregarme muy despacio en la cara lo imposible que era, negarme a toda posibilidad.

-Lo sé...

-¿Aún así me quieres?

-Suena mal  pero hace bastante que yo...

-¿Por eso me besaste?

        Rió a carcajada limpia, estaba impaciente, comenzaba a sentir la ansiedad de salir de la incertidumbre, necesitaba certezas, cosas verdaderas a las cuales aferrarme.

-No pude contenerme.

        Mi adolescente interior comenzó a dar saltitos, era suficiente, no podría con tanta emoción. Lo cierto era que Nick había sido muy cruel al fingir haberlo olvidado todo, lo justo era que yo también me hiciera la difícil.

-Bueno, luego de tu bromita tendrás que convencerme de que me quieres de verdad, conozco tu historial Nicholas, no caeré tan fácilmente en tu red- Susurré besando la comisura de sus labios antes de entrar a la cocina dispuesta a desayunar.





Huye ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora