Esa noche me escabulí a la habitación para cambiarme de ropa rápidamente, di un salto cuando Marc entro sin tocar.
-¿Dónde estabas?-Dijo cruzándose de brazos.
-En la biblioteca, haciendo un informe con unas compañeras.
El solo me miró largo rato, se sentó sobre a cama aún sin estar del todo convencido.
-¿Qué tal la universidad?
-Ya sabes, aburrida y cruel.
Sonreí, sabía que la universidad le parecía tediosa pero también sabía más que nadie cuanto amaba mi hermano la medicina. Podía recordar nítidamente la forma en que me vendaba cuando me caía o las veces que tuvo que limpiar los raspones de mis rodillas, tenía vocación y yo era la prueba más concreta de ello.
Hablamos largo rato sobre cosas sin sentido hasta que decidió que lo mejor era dejarme descansar. Me subí a la cama para estirarme en ella a todas mis anchas, aún podía sentir ese ardor en mi interior pero no me molestaba en absoluto, recorrí mis caderas hasta el pecho y el busto sintiéndome bella y florecida en medio de las cobijas. Había algo en mí que había cambiado, podía sentirlo en cada centímetro de mi piel, en cada litro de sangre corriendo en mis venas alborotadas.
Luego de unos minutos mi gatita vino al cuarto caminando elegantemente y de un saltó subió a la cama para acurrucarse sobre mi regazo, acaricié su pelaje manchado hasta que se aburrió de mis manos y se subió a la mesita de noche. Así lo hizo una y otra vez en un vaivén incanzable hasta que buscó acomodo en mis pechos y se abrazó a mi cuerpo. Mi querida Manchi, una gatita particularmente manchada que me había encontrado hacía casi diez años mientras paseaba por la población, alguien la había abandonado con solo un pote donde en algún momento había habido comida. La observé un momento, ya estaba algo vieja y ya no saltaba con la misma vitalidad que antes, pero esa chispa en sus ojos era la misma con la que me había enamorado para traermela a casa luego de seguirme durante toda la cuadra.
Me quedé dormida con ella sobre el pecho pensando que no había algo mejor en la vida que ser amada, ahora mismo ¿qué podía salir mal? Me acobijé sintiendo elcalor del cuerpo peludo de Manchi mientras acariciaba de vez en cuando su pelaje por sobre mi hombro. Sin embargo, no podría adivinar que esa era la última noche en la que ella me haría compañía.
Cuando desperté el peso de su cuerpo me hizo sonreír sabiendo que había podido- de una vez por todas- quedarse en una sola posición durante toda la noche-, acaricié su cabeza para notar que no respondía a mis caricias, me levanté sobresaltada para buscar su pulso y respiración, pero todo se derrumbó dentro de mí cuando noté que ya no respondía, debía haber muerto en medio de la noche., o quizás solo había venido a despedirse y la muerte la habría encontrado aquí. Di un chillido pero nadie vino en mi ayuda, seguramente todos seguían dormidos. Estallé en sollozos nerviosos sin saber que hacer hasta que al ver mi teléfono decidí llamar a Nick.
-¿Pequeña? ¿Qué haces despierta tan temprano? Son las cinco de la mañana ¿Estás llorando? ¿Pasó algo?
-Mi gata, mi gata murió.
-¿Manchi?
-Si, murió durmiendo sobre mí y no sé qué hacer.
Pude oír cómo suspiraba mientras yo contenía los sollozos en mi garganta apretada.
-Lo lamento, sé que querías mucho a esa gata, pero ahora mismo no puedo hacer nada.
-Si-Inhalé fuerte entendiendo- Está bien.
-Vamos, no te pongas así, hablale a Marc, yo te llamaré en la mañana.
-Está bien.
Corté la llamada sin sentirme capaz de decir nada más. Me levanté y golpeé casi robóticamente la puerta de mi hermano.
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Huye Conmigo
RomanceJamas me molesto del todo que mis hermanos fueran mayores, siendo la menor y la unica mujer era casi hilarante la sobreproteccion. Asi mismo sus amigos eran todo un tema, obligandome a quedarme en mi habitacion para evitar que yo molestara, per...