Fuego

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    Esa tarde nos quedamos en el sofá entre besos húmedos y manos en el cabello, emocionados por el empleo que Nick había conseguido, no fue mucho tiempo sino solo lo suficiente para darnos el placer de rozar nuestros dedos mano sobre mano sin necesidad de decir nada, así era Nick, así éramos nosotros; sin embargo, algo le inquietaba, podía sentirlo en las miradas intensas que trataba de disimular con risas nerviosas.

-¿Qué sucede?-Dije cuando soltó el labio que sostenía entre sus dientes.

-No es nada-Dijo dando un suspiro- Es solo que necesito algo de aire.

       Se levantó dejándome tumbada en el sofá como si nada, quise hablarle pero solo esperé a que se sentara de nuevo en el sillón, luego de su interminable paseo alrededor de la sala de estar.
-Vamos, dime que sucede-Dije manteniendo una mano sobre su mejilla.
-No puedo.
     Parecia que algo le tenia preocupado, pero mas que preocupado parecia reprimido, el sabia que podia decirme cualquier cosa, entonces ¿por que tenia que reprimirse asi?
-Sabes que puedes decirme lo que sea.
-Lo se.
     Me acerque para abrazarle por la espalda y besar sus hombros aun por encima del sweater.
-No hagas eso-Dijo mientras inclinaba al cabeza a un lado.   
     Aproveche la oportunidad para lamer ese pequeño espacio de piel desnuda que se me ofrecia en bandeja de plata.   Sonreí al escuchar sus suspiros contra mi oreja.
-No puedo mas-Susurro con voz ronca.
      En menos de un segundo Nick me acorralaba contra el sofá y su propio peso, con que era a esto a lo que se refería, al fin y al cabo si estaba reprimido. Le vi unos instantes a los ojos para ver el fuego encendido en ellos casi como una hoguera, casi como una llama que quemaba con solo una mirada.
      Me beso larga e intensamente para acercarse y tomar el control de todo mi cuello, la clavícula y los hombros. Su lengua comenzaba a hacerme estremecer y dar pequeño quejidos, algo había cambiado, su decisión era distinta, sus gestos eran distintos, algo había desatado cada uno de nuestros sentidos en algo tan sencillo como un beso.

      Se detuvo un momento para observarme, podía sentir las mejillas enrojecidas, las piernas temblorosas y los labios hinchados, estaba segura que mi cuerpo no iba a obedecer ordenes aunque lo intentara, si que me mantuve quieta mientras él analizaba las posibilidades.

-Bésame-Dijo en medio de su respiración entrecortada.

      Me estremecí unos segundos ante su demanda y acerqué mi rostro al suyo para responder a su deseo, suave y lentamente como quien prueba un postre, primero con una cucharada pequeña, saboreando cada uno de sus componentes, luego con bocados mucho más grandes, sintiendo como se derrite sobre la lengua. Sin duda ahora mismo no podía dejar de saborear sus labios con deseo incontrolable, definitivamente algo se había encendido entre ambos, una especie de hoguera que comenzaba a consumirnos. 

     Ya no solo era yo quien consumia con voracidad su boca, si no que él mismo respondía a ello casi con más energía de la que yo podía poner en medio de mis nervios destrozados.  Una mano se posó por sobre mi pecho provocando un suspiro de sorpresa instantáneo. 

-Nick...-Susurré algo nerviosa por el contacto entre ambos.

-Jane, no estoy hecho de piedra, lo sabes, ¿verdad?

       Entendía a lo que se refería pero no estaba segura de querer darme a esto en algo tan ordinario como el sofá de mi sala de estar. Me senté como pude sobre la cama y le mire a los ojos casi con decisión, qué decisión ni que nada, estaba segura de querer quedarme allí entre sus brazos; pero la verdad era que al mismo tiempo punzaba en mi pecho la imágenes  de mis padres entrando o de Marc gritando que ha llegado a casa y nosotros en el sofá, sin duda eso no podía suceder, no hoy..

-Nick, esto no puede ser-Dije con palabras atropelladas.

-¿No quieres?-Respondió con ojos sorprendidos.

-No es eso...yo-Susurré bajando la mirada- Mis padres y Marc, ya sabes.

       El se sentó en el sofá por la fuerza de un resorte imaginario dando pequeñas risotadas nerviosas, mientras se arreglaba la camisa, no se lo esperaba.

-Tienes razón.

      Sonrió para volver a ser el guapísimo Nick que siempre estaba seguro de sí mismo y ayudarme a ordenar mi ropa y mi cabello. Aún podía sentir el rubor en mis mejillas y el cuerpo estremecerse bajo la ropa, estaba sin aliento y él era el culpable. Luego de unos minutos se fue con la promesa de reanudar esto algún otro día y sonreí a mismo tiempo que él se acercaba a besarme, seguía siendo el mismo Nick aunque ruborizado y mucho más acelerado que antes.

       Una vez que me encontré sola me lancé al sofá para atraparme en las repeticiones que mi cerebro llevaba a cabo una y otra vez sobre cada segundo en que Nick me había tenido contra el  y su mirada aguamarina. No había intentado zafarme en ningún momento ni había tenido intención de quitármelo de encima, muy al contrario, me dejaba besar mientras yo misma sentía el burbujear de algo más profundo que comenzaba a hacerse insoportable.  


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