Silencio

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   Le miré largo tiempo aún cuando él mismo parecía estar sumido en sus pensamientos, estaba bien, pero tan solo me gustaría saber en qué pensaba, o al menos  saber si yo era parte de  eso..  Me mantuve sobre su pecho con la ligereza de sentir el vaivén de su respiración bajo mi mano, mientras él seguía mirando un lugar en el techo que yo no encontraba.

-¿Estás bien? ¿Lo he hecho muy mal?-Dije casi en un susurro.

    El se mantuvo en silencio aún después de habérselo dicho, temblé internamente para voltearme en la cama a mirar mi propio punto en la pared blanca. No podía soportar el silencio estridente donde me hundía, ni siquiera una expresión, una caricia, nada.

   Me levanté súbitamente para correr al baño y encerrarme en él, sentí deseos de llorar pero sabía que era demasiado orgullosa para eso. Me mantuve sintiendo el ardor en un punto íntimo muy dentro de mí, así que así se siente dejar de ser virgen, supongo. Una vez que me sentí más segura tomé una toalla que colgaba del gancho para tapar mi cuerpo, agradecí que estuviera seca ya que comenzaba a sentir frío. En cuanto volví al cuarto comencé a buscar mi ropa con manos temblorosas y torpes- Más aún si cabe- mientras evitaba todo contacto visual.
-¿Que haces?-Dijo con voz queda.
-Me voy.
    En ese momento me abrazó por la espalda.
-No irás a ningún lado.
-Tu no vas a impedírmelo.
     Que equivocada estaba, me alzó sin esfuerzo y me llevo de vuelta a la cama, claro, no sin antes quitarme la toalla que envolvía mi desnudez.

-Déjame ir-Dije con temblor en la voz.

-No lo haré, lo estás malentendiendo todo.

-Entonces, explícamelo.

     Me revolví para soltarme de su agarre sin resultados, sus manos sostenían con fuerza mis muñecas y sus piernas mantenían las mías muy juntas, claro, olvidaba que Nick tiene experiencia.   Soplé para quitarme un mechón de cabello del rostro para mirarle directamente a los ojos ¿Por qué después de todo lo maravilloso que había sido estar con él tenía que suceder esto?

-Respondiendo a tu pregunta anterior, no, no hiciste nada mal. La verdad es que aún no asimilo lo que acaba de suceder-Susurró con tranquilidad y aires de suficiencia.

-Pero tu no dijiste nada, casi como si no te importara.

-No es eso, es solo que -Se detuvo sosteniendo mi rostro para verle directamente a los ojos-No sabes lo especial que fue... me sentí como un muchacho otra vez.

     Quise sonreír pero solo podía ver sus ojos a través de los mechones despeinados. 

-Lamento haberte hecho sentir mal, aún no proceso bien-Dijo mientras acortaba la distancia entre nosotros.

          Di un largo suspiro aún con su rostro encima, nerviosa, sintiéndome tonta.  Rió antes de besarme con delicadeza y llenar mi rostro de besos estampados. Podría decirse que en ese momento todo volvió a la normalidad.
-¿Te duele?-Dijo mientras acariciaba mi cabello.
-No mucho, la verdad creí que dolería mas.
      Ambos reímos, parecía que al fin asimilábamos lo que había sucedido.
-No puedo creer que acabo de hacerle el amor a la hermana de mi mejor amigo.
       Me ruboricé al escucharle.
-¿No estás feliz?
-¿Cómo no voy a estarlo?
       Rió mientras me envolvía en sus brazos haciéndome rodar por la cama riendo también, me acomodé sobre su pecho mientras recobraba el aliento, esto era lo que esperaba y se sentía mejor de lo que imaginé. Por un momento quise tomar la iniciativa y sostener sus manos y sus piernas como el lo había hecho conmigo, su risa se detuvo y una mirada intensa se adueñó de sus ojos.
-¿Qué haces?
     Guardé silencio unos momentos antes de intentar hablar, pero ninguna palabra salió de mis labios. Sus labios presionaron contra los míos y pude adivinar lo que vendría, me volteo para posarse sobre mi y volvió a besarme hasta quedarnos sin aliento, besos dulces, húmedos y deseosos que despertaron a las mariposas que dormían en mi interior.
       Me derretí entre sus manos mientras intentaba sostenerme de su espalda. Pude sentir la fiereza de su deseo en las mordidas en mis labios, en la fuerza con que sostenía una de mis manos y en cada gesto cargado de deseo que no podría olvidar.
        Fuímos sumiéndonos en el deseo y el placer hasta que nuestros cuerpos se dieron el uno al otro casi como si fueran uno solo. Suspiré largamente mientras me abrazaba a su pecho. La última visión que tuve en ese momento fue la de Nick acariciando mi cabello.
-¿Como podría alguien cansarse de ti?-Susurró mientras yo me dormía entre sus brazos.
        Para cuando desperté Nick se estaba vistiendo.
-¿A dónde vas?- Murmuré con voz queda.
        El se volteó hacia mí, besó mi frente y me miró unos segundos antes de contestar.
-Te traeré algo de comer, ya es tarde y debes tener hambre.
        Sonreí para volver a la comodidad de las almohadas, no estaba segura de tener hambre, sino que sentía una especie de sensibilidad en mi vientre, supongo que es normal ¿No?
         Reí al notar la forma en la que había sobrereaccionado hacia un rato, me sentí avergonzada y nerviosa, pero me tranquilizaba la forma en que Nick me había explicado todo ¿En verdad se sintió como un muchacho? ¿Tan especial había sido para él? Quiero pensar que si.   La calidez de las sábanas me hizo descansar en medio del frío ambiente, no pasó mucho cuando volví a dormirme.

-Jane, Jane, despierta.

          Me volteé para mirarle mientras sostenía una bandeja con té y algunas galletas.

-¿Estabas preparado para mi visita?-Murmuré sintiéndome contenta por ello.

           El solo me miró unos segundos y se sentó a mi lado en la cama.

-Debes comer porque ya debo regresarte a casa,  son las ocho de la noche.

-Oblígame-Dije mientras volvía a cubrirme con las cobijas. 

-Vamos amor, no queremos levantar sospechas. 

        Sonreí de alegría e incluso pude sentir hervir mi rostro por el rubor, Nick sabía muy bien cómo hacerme obedecer. Tomé una de las tazas con cuidado y le dí un trago largo quemando mi lengua y paladar, qué tonta soy, pero no puedo quejarme, mi orgullo es demasiado grande para eso, me aguantaré el dolor como los machos.

-¿Te quemaste, verdad?

       Reí al verme atrapada, qué mal fingía.

-Solo un poco.

        Entonces vino otra vez el silencio sobre nosotros, pero estaba tranquila sabiendo que estábamos bien así, que no hacía falta hablar para entendernos. Me llevé una galleta a la boca con ansias, tenía más hambre de la que creí. Para cuando terminamos de comer me cubrí con las sábanas para buscar mi ropa, tomé mi ropa interior y corrí hacia el salón a buscar mi uniforme, mientras me lo ponía pude sentir la mirada de Nick sobre mí.

-¿Qué pasa?

-Nada, solo me gusta verte-Susurró levantándose. 

        Una vez vestida tomé mis cosas y fui llevada al auto que me devolvería a casa.  La ventana estaba empañada pero podía ver el frío en toda su magnificencia, gente  caminando a zancadas largas,  vendedores calados hasta la médula, perros callejeros con la piel pegada a los huesos y mini esquimales corriendo para alcanzar el paso de sus padres, todo conviviendo en el gris plateado del invierno.  

        Sonreí para mis adentros pensando en lo que había sucedido entre Nick y yo, quería brincar, gritarle al mundo que su miseria no me importaba, burlarme del invierno diciendo "tu puto frío no me hace nada", en este momento era indestructible, bella y valiente, simplemente estaba enamorada. 

           Quise patalear una vez que llegamos a casa, lo cierto era que no quería estar en casa, no ahora que había encontrado una cama más suave y una compañía más grata en aquel departamento que ya  sentía un poco mío. Me besó largo tiempo antes de mostrarme que había llegado el momento de decirnos adiós.

-Cuídate mucho.

-Tu también, Jane,

-No quiero entrar.

-Debes hacerlo.

-Oblígame.

-No seas testaruda. 

-No lo soy-Murmuré cruzándome de brazos.

-Si lo eres, pero así te quiero.

-Adiós-Dije pero me callé al escuchar que Nick aseguraba las puertas del auto.

-Te quiero-Murmuró.

-Adiós. 

-Te quiero.

-Te quiero.

-Adiós, te quiero.

         Entonces quitó el seguro y entré a casa con pasos cortos y pausados, sin voltearme, cansada y algo decepcionada de tener que entrar aunque mucho más contenta que cuando salí de ella.



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