Aquel viernes durante mi solitaria tarde de escolar resignada me senté sobre la cama para terminar un informe aburrido, de esos que necesitas acabar para dejar de sentir que te persiguen con sus acosadores pasos perezosos. Pensé largos momentos en Derek y en su obsesión por intentar sacarme palabras a fuerzas de preguntas innecesarias.
-¿Qué música te gusta?
-La que se me da la gana en el momento.
En cierta medida era una respuesta válida pero equivocada a la vez, no sabía cómo explicarle que me gustaba levantarme escuchando a Aretha Franklin o a Cab Calloway, que en las tardes me gustaba darme a la música bailable y que al ocaso amaba oír a Franz Ferdinand, strokes e incluso a Gorillaz para terminar de matar las horas. No, él no lo comprendería.
Lo peor era que no bastaba con responderle solo una pregunta porque enseguida respiraba hondo para ahogarme en preguntas casi absurdas, estaba agradecida por el favor del supermercado pero no lo suficiente para responder a cada uno de sus arranques de curiosidad. Fuera de todo eso era bastante agradable como compañero, no me molestaba, evitaba hacerme enojar, hacía amistad con otros chicos por lo que podía respirar tranquila constantemente, estaba teóricamente contenta.
El teléfono comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos, era Nick.
-Aloha, señor superfantástico-Dije ansiosa por escuchar su voz.
- Pequeña ¿cómo estás?
-Se puede decir que bien ¿y tu?
-Algo ocupado, ya sabes ser acosado por la secretaria no es cosa sencilla.
Idiota. Guardé silencio unos minutos para calmarme, no pude hacerlo, sabía que eso era suficiente para hacerme colgar.
-¿Sigues ahí?
-No.
Y es así que solo corté la llamada, supongo que odiaba ese estilo de bromas de su parte, me recordaba la distancia entre el adulto superguapo vestido de traje que se rodeaba de secretarias sensuales y yo, adolescente promedio. Volví al informe, hasta que volvió a sonar el teléfono.
-Por favor no cortes, lo siento pequeña.
-Está bien, solo quita a esa larguirucha de labios hinchados de tus piernas.
-Está bien, Ibette, baja de mis piernas, hablaremos luego.
Doblemente idiota.
-Es broma, es broma. Para empezar no tengo secretaria, además mi despacho es privado.
Sonreí para mis adentros incluso podría decir que mis afueras también sonreian.
-¿Qué tal el trabajo?
-Pues es extraño trabajar en esto, pero solo será mientras encuentro un buen trabajo de traductor. ¿Y la escuela?
Dudé unos momentos en decirle o no viendo la posibilidad de jugarle una mala pasada a pago de su bromita de oficina.
-Nick... siendo lo que somos ¿Debo decírtelo todo?
-Podríamos decir que sí.
-Pero eso significa que tú también ¿No?
Se quedó unos segundos en silencio, le estaba dando una estocada en la confidencialidad .
-Supongo.
-Promételo.
-Rayos, lo prometo, Jane.
Sonreí satisfecha.
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Huye Conmigo
RomanceJamas me molesto del todo que mis hermanos fueran mayores, siendo la menor y la unica mujer era casi hilarante la sobreproteccion. Asi mismo sus amigos eran todo un tema, obligandome a quedarme en mi habitacion para evitar que yo molestara, per...