Epílogo

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   La historia de Jane no termina con un abrazo cálido de Noah, porque la vida no es como la ficción. No hay un final perfecto escrito en rosa, sino un camino a la recuperación lleno de altibajos. Cambiar la percepción de las relaciones afectivas luego de situaciones como las infidelidad, elegir si perdonar o no y tomar decisiones cuando se traspasan nuestros límites es extremadamente complejo y solo quienes viven estas situaciones saben hasta dónde están dispuestos a llegar. Es por esto que es necesario salir de la idealización de la pareja para dar pasos firmes en el autocuidado y el amor propio que, si bien pueden ir acompañados de una red de apoyo, también hablan de la madurez emocional de cada individuo de acuerdo también a las circunstancias en las que se encuentra y las experiencias de vida que se han obtenido.
   Es extremadamente importante recalcar que Jane no cambia por Noah, ni termina enamorada de él como un medio para avanzar y huir, es la sanación en ella poco a poco, la valentía de tomar decisiones y la capacidad de solicitar ayuda lo que hace que salga del agujero donde Nick aparece como un antagonista, a pesar de la característica inmadurez de la adolescencia.
   En fin, ahora que Jane se ha ido a Grecia con Noah y que me he sentado a leer su olvidado diario, siento nostalgia y añoro ver pronto a mi hermana pequeña.
  

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