Entré a la cocina casi brincando de la emoción, todo había sido más sencillo de lo que aparentaba ¿Por qué tendría que ser más difícil? Solo habían dos opciones o me quería o no me quería, estaba nerviosa pero delirante de felicidad.
Tomé un tazón y me serví leche con chocolate, la dejé unos minutos en el microondas mientras me daba una ducha veloz. Cuando salí de la ducha me lamenté mentalmente por haber dejado la ropa en la habitación, lo peor era que para llegar a ella debía atravesar todo el pasillo.
Me quedé dudando unos minutos viendo por la puerta si Marc aparecía para pedirle un poco de ropa pero parecía que la borrachera lo tenía atado a la cama. Entonces decidí que era momento de una corrida olímpica hasta la seguridad de mi cuarto, una vez que comencé a dar pasos inseguros escuché cómo alguien subía las escaleras bueno solo hay dos posibilidades: Michael o Nick. Por unos momentos pensé en mis padres pero la imposibilidad me golpeó a la cara cuando recordé que no volverían hasta entrada la tarde.
-Wow
Un silbido de sorpresa me hizo voltear y ver a Nick sonriente haciendo gala de sus perfectos dientes. La sorpresa me inundó y no hubo opción, corrí cargando la vergüenza sobre mis hombros. Una vez dentro cerré la habitación para vestirme frenéticamente, cuando terminaba de ponerme la camiseta mi corazón aún latía con una fiereza incontenible, el me había visto solo en toalla y sonrió... ¿Qué se supone que piense?
Antes de bajar las escaleras me acerqué a la habitación de Marc para saber si aún se mantenía con vida luego de su borrachera de anoche, golpeé suavemente al inicio y luego más fuerte al notar que no reaccionaba ninguno de los dos. Abrí la puerta con cuidado para encontrármelos aún durmiendo, sacudí un poco a Marc para despertarlo.
Una vez que ambos despertaron fui a la cocina por mi leche con chocolate, debía apresurarme si quería pasar desapercibida a los ojos de Marc, él detestaba que no comiera más pero lo cierto era que con la leche me era más que suficiente.
Nick no se encontraba allí si que pude sentarme sin vergüenzas ni incomodidades a desayunar. Pasee por los canales de televisión sin interés hasta llegar a una película de animación Monsters Inc., aún era una niña, lo sabía y lo sabía ahora más que nunca, ahora que me reía sin control frente a la televisión.
-¿No has comido nada?- Dijo Marc entrando a la cocina.
Me encogí de hombros mientras bajaba los pies de la silla, sabía que eso le molestaba.
-Vas a comerte un omelett, y no vas a levantarte hasta que te lo hayas comido todo.
La severidad en su voz me sabía a mandato injusto pero sabía que era yo quien estaba equivocada. Tras él entraron Michael y Nick.
-Y no vas a levantarte hasta que te lo hayas comido todo-Dijo Michael imitando a Marc.
No pude evitar reír a carcajadas mientras mi hermano comenzaba a batir frenéticamente los huevos en un bowl. Me quedé observando a los chicos que se sentaban a la mesa, Michael traía una camiseta negra de Metallica que combinaba perfectamente con su cara de recién levantado, incluso parecía que las ojeras le daban un aspecto aún más oscuro; en cambio Nick llevaba una camisa de mi hermano y de su cabello colgaban diminutas gotas de agua.
Terminé mi tazón de leche con chocolate y quise escabullirme tras la espalda de Marc, gran error.
-Vuelve a la mesa-Dijo al sentir el sonido de la silla.
Reí a carcajadas al ver que Michael hacía morisquetas y burlas a Marc, él era uno más de mis hermanos. Cuando veía a Michael lo veía levantándome en las caídas y llevándome en su espalda, lo que no era difícil ya que él siempre había sido corpulento y yo delgada si que se me hacía un recuerdo memorable. En cambio, no podía decir que Nick fuera como un hermano a pesar de ser quien llevaba más años de amistad con Marc, aunque si podría decir que era casi un enfermero porque cada vez que me lastimaba allí estaba él con el botiquín para curarme, claro, siempre y cuando Marc no sugiriese una cirugía para matarme del susto.
Cuando me volteé Nick me miraba, sus ojos sonreían desde sus profundidades aguamarina. Me sentí tonta cayendo ante una sola mirada, debía intentar hacerme la difícil, hacerle saber que yo también tenía lo mismo y que podía usar mis armas más poderosas para su completa perdición.
Cuando Marc se sentó a la mesa comenzaron los comentarios sobre la noche anterior.
-Estabas horriblemente borracho, fue asombroso-Dijo Nick con una risa casi burlesca.
-Incluso Jane soportó más que tú, eres una niñita-Le siguió Michael.
Reímos largo rato hasta que Marc se cubrió los ojos, la resaca lo atormentaba podía verlo en sus ojos enrojecidos y en los pasos cansados que lo llevaron hasta el botiquín tomando sus pastillas para la migraña. Era graciosa la perdición a la que lo llevaban las copas, siendo aún más cruel podría incluso decir que me gustaba verlo así, desvanecido de toda superioridad, arrastrado desde el Olimpo al Tártaro por algo tan sencillo como una copa rebosante de las delicias ofrecidas por Dionisio.
Cuando terminamos de desayunar Marc volvió a la cama hasta que luego de algo más de una hora se le quitó la migraña. Los demás nos habíamos quedado en la cocina viendo películas hasta que Marc volvió renovado, limpio y bien vestido con todo el ánimo del mundo, si, esas píldoras eran milagrosas.
Pronto sería hora de preparar la comida si que Marc me arrastró a su auto para llevarnos de paseo al supermercado. Michael iba a mi lado, lo que hizo mucho más sencillo permanecer tranquila en el asiento; mientras miraba a través de la ventana pude divisar un corredor en ropa deportiva que iba junto a su perro, un pastor alemán.
-Se parece al que me dejó esa fea cicatriz-Dije golpeando el brazo de Michael para que lo viera.
Miré un momento mi tobillo recordando la mordida que aún dejaba sus dientes en huellas blancas sobre mi piel.
-tienes razón, imagínate si no te hubiera encontrado.
Lo recordaba y se lo agradecería eternamente, un pastor alemán maltratado por uno de nuestros vecinos me había perseguido mientras volvía de la escuela cuando quise acariciarlo, no lo culpo pero quizás hubiera sido mejor si solo hubiera tirado de mis calcetas en lugar de morder con fiereza mi tobillo. Michael venía a hacer un informe con Marc y corrió a ayudarme, claro que el perro se fue corriendo con la suela de sus zapatos marcados. No apoyo el maltrato animal pero era una patada que lo ahuyentara o mi tobillo mordisqueado hasta el hueso, no había donde perderse. Lo que siguió fue lo normal llanto, hospital, vendaje, los chicos en casa visitándome cuando venían a ver a Marc quien no me dejaba un momento tranquila.
Con ese recuerdo se dio paso a un memorial casi interminable, juegos de football, caídas, travesuras, campamentos en el patio y la lista seguía, solo nos detuvimos una vez que llegamos al supermercado, hacía mucho que no reía de esta manera, me sabía tan dulce recordar.
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Huye Conmigo
RomanceJamas me molesto del todo que mis hermanos fueran mayores, siendo la menor y la unica mujer era casi hilarante la sobreproteccion. Asi mismo sus amigos eran todo un tema, obligandome a quedarme en mi habitacion para evitar que yo molestara, per...