18.

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Capítulo 18



          —Eres un vil tramposo.— me quejé mientras intentaba anotarle un gol a Zayn. Llevábamos jugando FIFA desde hace ya un buen tiempo y no había logrado ganarle ni una sola vez, mi humor estaba cada vez peor y aumentaba cada vez que Zayn se burlaba de que era malísima para jugar. Era muy pesado. Lo odiaba. 

           Quisieras.

            —Aprende a perder. Soy muy bueno en esto, es comprensible que no puedas ganarme.— dijo con arrogancia. Giré mis ojos y seguí tratando hacer algo, la verdad era que odiaba perder, pero me gustaba ver la sonrisa de Zayn cuando se daba cuenta que por más que lo intentaba no podía ganarle, era como un niño pequeño demostrando saber más que nadie en su juego favorito. — Pero debo admitir que me parece extraño, me contaste que lo tuyo era el fútbol.

             Bufé.

             —Sí, el fútbol, no esto.— dejé el control de lado dándome por vencida. No podía con más humillación.

             —Hagámoslo, entonces.

             Lo miré, me sonreía mientras movía sus cejas de arriba a abajo.

             —¿Qué?— me reí.

             —Vamos a jugar.— dijo emocionado. —Demuéstrame que tan buena eres.

             Pude escuchar a la pequeña vocecita en mi interior diciéndome que le callara la boca ante su reto, que le demostrará que le podía ganar.

             —Hagámoslo.

            Ambos nos pusimos de pie y salimos al patio dispuestos a encontrar un balón.


***


           Estuvimos buscando por cada rincón de la casa de mi tía; el cuarto de juegos, en el gimnasio, en el pequeño cuarto cerca de la piscina, en el jardín, entre los arboles, pero la verdad era imposible que encontráramos algo, mi tía no tenía niños. Y no creía que nadie más jugaría.

            —Sinceramente dudo que vayamos a encontrar uno.— me tiré en el pasto y pasé un brazo por sobre mis ojos.

            —Quizá.— se tiró junto a mí. —Seguirás siendo una perdedora.

            —Eres tan odioso, Zayn.— me quejé.

            Pude escuchar su risa, quito mi brazo de mis ojos y su rostro apareció sobre el mío. 

             —Me parece que ya dejé claro porque me encanta molestarte...

             No pude evitar sentirme nerviosa, tenía sus rostros a centímetros del mío, solo hacia falta que él bajara sus labios a los míos un poquitito, un poco de nada y nuestros labios de tocarían. Seguía mirándolo, él tampoco despegaba sus ojos de los míos, me moría de ganas por saber qué es lo que estaba pasando por su mente. Necesitaba saber qué pensaba de mi, si por lo menos sentía algo por mi, aunque sea lo más mínimo, porque claramente, yo sentía de todo por él.

         Iba a hacerlo. Estaba decidida. Le preguntaría qué estaba pensando, porque si sonreía o seguía mirándome de esa manera lo besaría, lo haría.

         —¿Qu-...

         Zayn se alejó antes de que yo pudiera formular palabra alguna, se sentó poniendo sus brazos en sus rodillas. Cerré mis ojos abatida, esta es la segunda vez que esto me pasa.

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