22.

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Capítulo 22



         —Deja de mirarme así.— Zayn estaba de lado recargando su cabeza en su mano y no dejaba de mirarme. Por alguna razón, no podía dejar de sentirme un tímida.

         —Eres hermosa, ¿Por qué lo haría? — sonrió peinando mi cabello hacia atrás, besó mis labios y sonreí.

        —No tenía idea de que fueras tan romántico. — me burlé un poco.

        —Oh, créeme, lo soy. —metió sus manos por debajo de las sabanas que me cubrían y las puso en mi cintura, se abalanzó sobre mí y empezó a besar mi cuello hasta llegar a la parte trasera de mi oreja.

         —Me encanta que hagas eso. —murmuré metiendo mis manos entre su cabello.

         —Lo sé. —sonrió y siguió besando. Mi estómago gruñó pidiendo comida y él rio en mi cuello. —Creo que estas hambrienta.

         —Definitivamente lo estoy. — dejó un beso más en mis labios y se quitó de encima, me senté, alcance la camisa que yacía en la orilla de la cama y me la puse nuevamente para levantarme y acercarme a un cajón para sacar unas bragas limpias, mire a Zayn quien ya llevaba puesto sus boxers. — Te espero abajo.

         —Está bien. —le sonreí y baje a la cocina.

        ¿Qué podría comer a media noche? Me pregunté. Revisé el refrigerador y recordé que había sobrado lasaña, tome el recipiente y la coloqué en el microondas. Mientras veía como el plato daba vueltas un par de brazos me rodearon y unos labios besaron mi cuello.

         —No toques. —reí soltándome.

         —Hace unas horas no te molestaba que te tocara. —se acercó nuevamente.

         —Bueno, ahora tengo hambre. — El pitido del microondas sonó y saque el plato poniéndolo en la mesa con cuidado de no quemarme. Tome dos tenedores y empezamos a comer ambos del recipiente.

         —¿Qué te paso en la cadera? — pregunto Zayn con la boca llena. — Note que tienes una cicatriz.

          —Uh, recuerdas que estuve en una pandilla, ¿no? — dije y él asintió. —Bueno, en una pelea me enterraron un vidrio en la cadera, me dieron 12 puntadas.

          —¡Vaya! Debió ser doloroso.

          —No, para nada. — conteste. Él entrecerró los ojos y yo reí. — Ya, si, dolió bastante.

          —Te veo, y no puedo creer que hayas estado en una, quiero decir, no pareces una dulce niña, pero tampoco del tipo "matona". 

          Empecé a reír.

          —¿Matona? — me carcajee más. — ¿No te has visto? Busqué fotos sobre ti rapado, si hay un matón entre nosotros dos, ese eres tú.

          —Oh, cariño. No debiste decir eso. — dijo limpiándose la boca con una servilleta y poniéndose de pie. Abrí mi boca y me puse de pie para empezar a correr hacia el patio. —¡Ven aquí Alexis!

          Seguí corriendo, estaba segura de que no me alcanzaría, así que cuando me atrapí solté un gritó y empecé a jalonearme.

          —No, no, no, no, Zayn, por favor, no me hagas cosquillas, no lo soporto. —Supliqué riendo.

          —Lo tendrías que haber pensado antes. —empezó a picarme las costillas y yo a retorcerme.

          —¡Oh Dios mío Zayn! Voy a golpearte en las pelotas si no dejas de hacer eso. —grité entrecortadamente, empezando a perder la cordura. 

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