Prólogo.

14K 478 6
                                    

         No era de esas mujeres que solían engancharse mucho a una persona, específicamente no a un hombre. Ya no más. Me gustaba vivir la vida día a día, me gustaba disfrutarla sin tener que darle explicaciones del porqué a alguien.

         Tiempo atrás no pensaría como lo hago ahora, quizá seguiría pensado que hay hombres que valen la pena, incluso hasta podría estar en una relación amorosa, con suerte me habría topado con algún buen chico, que me amara, me respetara y me cuidara. Por otro lado, si me iba mal, podría ser todo lo contrario, y el miedo a eso podía más. No deseaba arriesgarme, no otra vez. Así que como se dice, hay vivencias que te marcan, que te hacen cambiar de opinión, cambiar tu forma de ser y hasta tu forma de pensar, tu manera de ver la vida.

Cuando te rompen el corazón sientes como se te parte el alma, como se te desgarra algo en tu interior, y es gracioso mirar hacia atrás e intentar entender ese dolor, porque por más que lo intentes no logras encontrar el lugar justo para presionar, para hacer que la herida deje de sangrar. El dolor es tanto que tratas de refugiarte en cualquier otra cosa para evitar que vuelvan a hacerlo. La mía fue sanar mis heridas y asegurarme de no volver a sufrir jamás, ¿cómo lo lograría? Fácil, no volviendo a interesarme por nadie más.

Y sí, eso me hubiera traído consecuencias a la larga, claro. Tal vez hubiera terminado soltera de por vida, casándome con cualquier tipo que encontrara por desesperación o hubiera optado por entrar a algún convento. Y ahora que lo pienso eso hubiera sido muchísimo mejor, lo hubiera preferido mil veces a mi situación actual, a ahora haberme enamorado de nuevo, y justo de alguien a quien no debí ni de voltear a ver de esa manera. Alguien quien yo sabía que era prohibido para mí y para cualquier otra. Un hombre comprometido.

Si hubiera sido así, yo no me encontraría en este momento nerviosa, desesperada, aterrada y con esta enorme presión en mi pecho a punto de entrar a la iglesia y pedirle al amor de mi vida que no se casara, no con la chica equivocada.

Speak Now | zmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora