24.

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Capítulo 24


       —No es necesario que vayas Zayn, en serio. — trataba de convencerlo de que se quedara mientras yo iba a comprar las cosas necesarias para hacer hamburguesas, pero él se negaba a hacerlo.

       —Quiero acompañarte. — giré mis ojos y bufé.

       —Eres muy terco. Recuerda que si alguien llegara a verte podría traerte muchos problemas. — dije intentando que entrara en razón de lo que implicaría si alguien lo veía después de casi un mes, y conmigo.

       —No pasara nada Alexis, no seas dramática. Me pondré una gorra y unos lentes.

       Levanté una ceja en su dirección y empecé a reír.

       —¿Y te harás irreconocible? Yo podría reconocerte a metros. — me burlé.

       Se acercó a mí con mala cara y pasó sus brazos por mi cintura.

       —No te enojes. — besó mi cuello. Cerré los ojos y suspiré.

       —Eres imposible. — tomé las llaves y salí con él a mis espaldas. Estaba segura que tenía una sonrisa en su rostro.



         —¿Tienes todo lo necesario? — preguntó acercándose a mí con cajas de cerveza en sus manos. Negué sonriendo.

         Miré las cosas que llevábamos en el canasto asegurándome de llevar todo y asentí.

         —Sí, esta todo.

         —Perfecto, vamos a pagar. — empezó a caminar con el,  pero yo no me moví ni un poco, al notarlo volteo a verme y frunció el ceño. —¿Qué pasa?

         Me moví incomoda en mi lugar y me acerque un poco.

         —¿Qué si alguien te reconoce?

         Suspiro y se acercó a mí, con sus manos me tomo de las mejillas y beso mi frente.

         —Deja de preocuparte. No es un lugar muy concurrido aquí y además no creo que los señores sepan quienes son One Direction. — Bromeo tratando de tranquilizarme. En parte tenía razón, habíamos decidido parar en una pequeña tienda que estaba alejada de la ciudad, los vendedores eran personas mayores y tampoco creía que lo reconocerían pero estaba paranoica, todo podía pasar, ellos podrían tener nietas que los conocieran, ¿no?

         —De acuerdo.

         Caminamos hacia el mostrador con el pequeño canasto en mano y las cervezas, esperamos a que la señora que estaba frente a nosotros terminara de pagar.  Mientras por mi parte me entretuve con un estante lleno de diversos tipos de chocolate que estaba a nuestro lado, me puse a elegir unos cuantos, hacia mucho que no los comía.

          Levanté la mirada encontrándome con la de una mujer muy parecida a mi, la misma nariz y los mismos ojos, ojos que me miraban con una sorpresa que podían reflejar la mía. Las esquinas de sus ojos empezaron a arrugarse al paso que una sonrisa tímida empezaba a formarse.

          No lo podía creer. Después de casi 10 años ahí estaba de nuevo esa mujer. Esa mujer que por más que me haya dado la vida, fue capaz de dejar a su propia hija para irse con otro hombre. ¿Quién se creía para aparecer de nuevo en mi vida? Busque instintivamente la mano de Zayn, hasta que la encontré y la entrelace con la mía.

          ─Quiero irme.─ le pedí a Zayn de manera dura sin dejar de ver a esa mujer, no podía ser verdad.

          ─¿Qué? Estamos a punto de pagar.

          ─ Zayn, por favor, quiero irme.─ lo miré a los ojos y él frunció el ceño al ver mis ojos llenos de rabia.

          ─¿Qué pasa?

         Alexa Hudson estaba acercándose a mí, y eso era algo que no podía permitir. Necesitaba salir de aquí ya mismo.

         ─Solo vámonos. — Pedí por última vez, si volvía a preguntar por qué, me iría sin él y lo dejaría aquí, necesitaba irme ya, no estaba para preguntas ahora.

         ─Está bien, vámonos.─ tiró de mi mano y  dejamos las cosas en un estante para después empezar a caminar a la salida. Al llegar afuera, tomé un gran suspiro y mire al cielo tratando de controlarme. —¿Quieres explicarme que pasa?

         —No, no quiero. — conteste seca. Pase mis manos por mi cara y camine hacia el lado del copiloto me recargue en la camioneta y cruce mis brazos, espere a que Zayn quitara la alarma pero no lo hizo. Lo vi con intenciones de acercarse a mí, pero algo en él pareció comprender que era más prudente esperar a que me calmara. Finalmente desbloqueo la camioneta y pude subirme. Él subió del lado contrario y encendió la camioneta iniciando el camino a casa en un silencio ensordecedor.

         Apenas Zayn estaciono la camioneta baje corriendo con los gritos de Zayn detrás de mí, hice mi camino al patio trasero y tire una de las masetas que adornaban el jardín, tire sillas y avente todo lo que se cruzaba en mi camino. Sujete mi cabeza entre mis manos y grité, al instante, sentí unos cálidos brazos a mi alrededor apretándome a su cuerpo. Se tiró al piso conmigo en brazos y me rodeo con su cuerpo.

         —Shh, ya amor, estoy aquí. Shh. — dijo a mi oído apretándome cada vez más.

         —La odio Zayn, la odio.

         —¿De quién hablas, amor?

         No sé cuánto tiempo estuvimos así, tirados en el pasto mientras él me sostenía con fuerza a su cuerpo. Nunca pensé volver a verla, y mucho menos que me dolería tanto hacerlo. Me separe poco a poco de Zayn y limpie mis lágrimas.

         —Lo siento. — me disculpe.

         —No pasa nada. — su mirada era suave. Pasaba su mano por mi cabello peinándolo, debía estar hecho un asco. —¿Quieres contarme que fue lo que paso?

         Baje la mirada y asentí.

         —Vi a mi madre. — conteste.

         —¿Qué?— Lucía desconcertado, y cómo no.

         —Ella, ella estaba en la tienda. — conté. — Iba a acercarse a mí. Después de casi 10 años pensó que podría acercarse como si nada a mí. Después de haber desaparecido de mi vida cuando más la necesitaba, Zayn, tenía solo 15 años cuando ella decidió dejarme por un hombre que encima era 18 años más joven que ella. Nunca volvió a buscarme, ni cuando ocurrió lo de Aaron ni cuando mi padre murió, no estuvo ahí para darme lo que se supone que una madre debe darle a sus hijos. — fue imposible contener mis lagrimas nuevamente. Tenía tanta rabia. — Siento que una parte de mi empezó a morir cuando ella nos dejó, y esa misma parte termino de hacerlo cuando mi papá falleció.

         —Lo siento tanto, amor. No sé qué decirte.

         —No tienes que decir nada. Solo abrázame. — Eso hizo, me envolvió nuevamente en él.

         —Odio saber que has tenido que pasar por todo esto. Quisiera poder hacer algo para aliviar tu dolor.

         —Estoy llena de demonios Zayn. Esto no me deja estar en paz. — conteste. — Pero no es dolor, a lo que siento se llama odio.

         —No creo que la odies Alexis.

         —Si tu madre te hubiera hecho lo mismo, créeme lo harías. — vi en sus ojos que iba a replicar, pero por el bien de ambos no lo hizo.

         —¿Qué te parece si cenamos algo y nos vamos a la cama? — sugirió. Sonreí apenas y asentí.




Dos veces en un día. Omggggg 

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